EDITORIAL
Antes de emprender su
camino a la Tierra, el Dios Zeus obsequió a
Pandora una caja de oro con incrustaciones de piedras preciosas atada con
cuerdas doradas y le advirtió que bajo ninguna circunstancia debía abrirla. Hermes
condujo a Pandora desde el Monte Olimpo y se la presentó al hermano de
Prometeo, Epimeteo. Los dos se casaron y vivieron felices. Sin embargo, Pandora
no podía olvidar la caja prohibida. Todo el día pensaba en lo que podía haber
adentro. Anhelaba abrir la caja, pero siempre volvía a atar los cordones
dorados y devolvía la caja a su estante.
Hasta que la curiosidad
de Pandora se apoderó de ella; tomó la caja y tiró de los cordones desatando
los nudos. Para su sorpresa, cuando levantó la pesada tapa para ver lo que
contenía, salieron de ella todos los males que podía padecer la
Humanidad: la guerra, la enfermedad, el sufrimiento, la locura, el dolor, el
odio, el engaño, el vicio, la pasión, la tristeza, el crimen y la vejez. Para
cuando Pandora cerró la tapa, solo quedaba dentro una cosa: la esperanza.
Hoy, aquella mitología griega cobra realidad en la “cajita” que el presidente
Milei trajo al país con la motosierra y la licuadora, y con ellas reverdecieron el odio, el insulto, la burla,
la represión y todos sus males acumulados, antiguos y renovados.
La incitación al odio
habilita la violencia que históricamente se vivió en el país en períodos democráticos, dictatoriales, autoritarios, oscurantistas y violentos.
Los actuales marcan un
momento complejo y difícil, provocado desde el mismo gobierno que marca a
opositores, periodistas, jubilados, los que después serán reprimidos y
atacados. La violencia es hoy la figura de todos los días.
Un presidente chateando
en las redes, arrebatado, furibundo, obsesionado contra los “K”, pero también
contra todo aquel que intente contradecirlo, que insulta, agrede y se burla,
especialmente de los más débiles, que se arrastra antinacionalmente ante los
poderosos del mundo. ¿Hasta dónde pretenderá
llegar de continuar con este avance?
El ajuste llega a su
máxima expresión, al punto de prohibir aumentos salariales acordados. Debido a la gran
recesión, consumir carne es un deleite imposible para las mayorías, que ya no
pueden ni pagar los servicios y hasta suspenden la compra de medicamentos
imprescindibles. La salud pública, a la que deterioró, desfinanciándola y desprotegiéndola,
se encuentra en grave peligro.
Pero rascando y rascando en
el fondo de aquella caja de Pandora mileniana, aparecerá el despertar de un pueblo entumecido,
adormecido, que se dejó encandilar por cantos de sirenas. Nunca más a los males
esparcidos desde aquella caja, que también guardaba –y escapó de su interior–
la gran estafa del “escándalo
$LIBRA”, que, como frutilla del postre, perdura –desgraciadamente
para Milei y cía.–
y que seguramente, más temprano que tarde, habrá justicia, la que, retaceada en
el país, tal vez llegue desde el exterior.
Entonces el pueblo
adormecido ¡¡¡despertará, al fin!!!, ¿Despertará?...
Hasta la próxima
Me parece excelente, que oportuno un comentario asi, ojala que los lectores lo tengan en cuenta en las proximas elecciones
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