domingo, 4 de noviembre de 2012

HUGO DEL CARRIL



LOS CIEN AÑOS DE HUGO DEL CARRIL




Un artista de Balvanera, de Flores, de Palermo, de toda la ciudad, ¡y del país!

El 30 de noviembre de 2012 cumpliría 100 años el polifacético Hugo del Carril. Además de cantor, guitarrista, actor y director de cine, fue locutor de radio, compositor y letrista.
Piero Bruno Hugo Fontana, su nombre real, nació en una antigua casona de San Pedrito 256 en el porteñísimo barrio de Flores, en 1912. Cursó sus estudios secundarios en el Nacional Mariano Moreno de otro porteño barrio de Buenos Aires, Almagro.
 Vivió en Palermo Chico, pero al trasladarse de allí declaró ante algunos amigos: “No puedo estar entre los oligarcas”. Decidió entonces mudarse al barrio de Balvanera y vivir en un antiguo piso de la calle Cangallo 1968 (hoy Presidente Perón).
Será ésta su última residencia hasta emprender su viaje sin regreso. Una placa de bronce en el frente del edificio lo recuerda: “Hugo del Carril (30-11-1912 13-8-1989). En el Departamento B del Primer Piso de esta casa vivió hasta su muerte nuestro memorable actor, director de cine y famoso cantante de música popular. Homenaje del Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires - Diciembre de 1996”.
Tras la muerte de Carlos Gardel el 24 de junio de 1935, Hugo del Carril tendrá la difícil misión de ocupar el vacío que dejaba en la canción popular el Zorzal del Abasto. No atañe dirimir hoy si lo logró tampoco se lo propuso pero sí supo aceptar el arduo desafío con entereza y sin vanidad, y conquistó un importante lugar en las preferencias de la música típica de Buenos Aires.


UNA ESCENA DE LASGUAS BANAN TURBIAS


Ya de jovencito frecuentaba los patios y los boliches, como el de Culpina y Provincias Unidas; con su cantar animaba las celebraciones de los vecinos de Flores, un cantar que se transformará en una nueva caracterización del Buenos Aires de antaño. Fue uno de los precursores del género de “serenata”, en los balcones de las noches de luna, donde anidaban las pibas veinteañeras de los Cien barrios porteños.
Tomará clases de canto con la soprano Elvira Colonese, y se iniciará a los 17 años como speaker (locutor) en Radio Bernotti (más tarde Radio Del Pueblo).
Hacia 1930 formó un dúo con Roberto Acuña, quien brillaba entonces con el exitoso radioteatro Chispazos de Tradición. Acuña lo animó a usar el seudónimo “Hugo del Carril”; el dúo subsistió hasta la muerte de Acuña en 1934.
Pasará luego por Radio La Nación (hoy Radio Mitre), integrando como estribillista el conjunto de Edgardo Donato, con quien grabó sus primeras placas como solista en RCA Víctor en el año 1936, con apenas 24 años.
Por el mismo año interviene en la película de Manuel Romero Los muchachos de antes no usaban gomina, musicalizada por Francisco Canaro. Es esta actuación la que lo conduce decididamente al estrellato.
En aquel momento su carrera se bifurca entre el cancionero popular y el cine; actuó en numerosas películas, entre ellas La Vuelta de Rocha (1937), Madreselva (1938), Tres anclados en París (1938), Gente bien (1939), La vida de Carlos Gardel (1939), La vida es un tango (1939), Confesión (1940), Cuando canta el corazón (1941), La canción de los barrios (1941), La novela de un joven pobre (1942), La piel de zapa (1943), La cabalgata del circo (1945), donde actúa con Eva Duarte, El último payador (1950), en el papel de José Betinoti.
Al mismo tiempo de su ajetreada vida de actor, se agiganta su figura de cantor, ayudado por su pinta de romántico e irresistible seductor; no obstante siempre mantuvo una recatada modestia. Conservó un estilo gardeliano propio, nunca pretendió una vulgar imitación.
Grabó títulos que pasaron a la historia del tango: Nostalgias, Nada más, Como aquella princesa, Betinoti, Percal, Tres esquinas, Nubes de Humo y muchos otros de parecida notoriedad.
Con el advenimiento del peronismo en 1945, Hugo adhirió con vehemencia a la doctrina, convirtiéndose en un incorruptible defensor de los derechos y reivindicaciones de los trabajadores. A solicitud del mismo presidente Perón grabará en 1949 La marcha de los muchachos peronistas, en una interpretación que perdura hasta hoy. Se trató de una versión que le otorgó una gran popularidad dentro del movimiento, pero también complicaciones posteriores durante las dictaduras.

CON SU FAMILIA

Hacia los años 50 se inició como director de cine con Historias del 900. A este filme siguió su gran éxito Las aguas bajan turbias basada en el libro Río Oscuro (1943) del escritor Alfredo Varela, una novela histórica testimonial que describe la penosa vida de los trabajadores de la yerba mate (mensúes), cruelmente explotados en los esteros del noreste argentino. Fue una obra que le acarreó no pocos inconvenientes, no solo por el empinado tema, sino también por la filiación comunista de su autor. Mucho le costó convencerlo a Perón para arriesgar su estreno. Es que por entonces Alfredo Varela estaba en prisión, aun así desde el encierro colaboró con la adaptación del filme. Raúl Alejandro Apold, secretario de Prensa y Difusión, prohibió que Del Carril cantara en Radio Splendid, tildándolo de «comunista».
Del Carril no se acobardó, intercedió ante Perón por Alfredo Varela: “¿Por qué está preso?” le preguntó entonces el Presidente. “Por orinar frente a la embajada de los Estados Unidos”, contestó el artista. Luego de reírse, el general respondió: “Mire, al final somos todos un poco comunistas, si en definitiva lo que buscamos es la justicia social”. Varela fue liberado inmediatamente, y la película se exhibió sin problemas, además Hugo pudo continuar cantando para su público.
Tras el derrocamiento de Perón en 1955 la vida se le complicará al artista. Según relató su hija Amorina Eva, en un reportaje que le hizo Primera Página en marzo de 1997: “Con el golpe de 1955, papá conoció la cárcel de Las Heras, el mismo lugar en que más tarde fusilarían al General Valle. Allí estuvo detenido 41 días, sufriendo vejaciones y simulacros de ajusticiamiento, con una ración incomible, que le produjo una úlcera sangrante. Los Libertadores no le perdonaron a Hugo el pecado de su conducta popular y el haber grabado la Marcha Peronista con el coro de la orquesta del Teatro Colón, marcha que no dejó de cantar un solo día, desafiante desde su celda”.
Amorina contó también que clausuraban el lugar tras cada actuación de su padre como represalia contra quienes le tendían una mano; otros miraban hacia un costado. Fue así que por un tiempo debió vivir exiliado en México.
La entrevistada se refirió luego al amor de su padre por Violeta Courtois, un amor definitivo. La conoció en SADAIC en 1959, tras las relaciones frustradas con Ana María Lynch y con Gilda Lousek. Él tenía 47 años, Violeta 27. De esa unión nacieron cuatro hijos: Marcela Alejandra, Hugo Miguel, Amorina Eva y Eva Cristina.
En su incursión por las actividades comerciales, allá por 1974, encarará un criadero de nutrias en su isla del Tigre, en el cual logró una interesante cruza de nutria blanca, pero el negocio naufragó debido a la falta de apoyo del entonces gobernador de Buenos Aires, Victorio Calabró.
Entre 1953 y 1964 continúo actuando y cantando, y pese a las dificultades políticas y económicas filmó El negro que tenía el alma blanca (1953), La Quintrala, Doña Catalina de los Ríos y Lisperguer (1955), Más allá del olvido (1956), Una cita con la vida (1958), Las tierras blancas (1959), Culpable (1960), Amorina (1961), Esta tierra es mía (1961), La calesita (1963), La sentencia (1964), Buenas noches, Buenos Aires (1964). En 1975 filma su última película, Yo maté a Facundo.
Con el nuevo golpe de estado de Videla en 1976 volverán las penurias para Hugo y su familia. Entonces vivían en Juez Tedín (Palermo Chico) y según relata Amorina: “Frente a la casa estaba constantemente estacionado uno de los famosos Ford Falcon, nosotros éramos pequeños, y apenas comprendíamos. Ante una amenaza de ametrallamiento tuvimos que mudar los colchones a una habitación interna y dormir en el suelo. Mi papá salía a trabajar armado y no sabía si regresaría. Todo era una tortura (…) papá no nos dejaba viajar a la Isla del Tigre, por seguridad. Desde 1982 hasta su fallecimiento vivimos en esta casa (de la calle Perón); ya con poco trabajo actuaba en San Martín, en Michelángelo y en Voz Tango. Los últimos años de su vida fueron de privaciones, la única gente que nos dio una mano fueron los radicales”.
En 1986 falleció su esposa Violeta, algo que lo dejará profundamente golpeado y de lo que no volverá a recuperarse.
En 1987 fue declarado Ciudadano Ilustre por el Concejo Deliberante. Al año siguiente recibió un gran homenaje en el Luna Park, al cumplir 50 años de actuación.
Filmó como director 15 películas, actuó en más de 50, fue Asesor Cultural del bloque de senadores justicialistas. Así y todo, la ayuda llegó tarde. Murió a los 76 años en la tarde del 13 de agosto de 1989.
Velado en el Concejo Deliberante, una multitud acompañó sus restos hasta la morada final, junto a su compañera Violeta. Ambos descansan en una bóveda del cementerio de Vicente López donada por el entonces intendente radical, Enrique “Japonés” García.
Hugo del Carril fue un hombre ejemplar. Solidario con sus colegas e incansable a la hora de alentar a los jóvenes a quienes prodigó su experiencia y ética de vida profesional. Todo un ídolo popular, una vida plena de éxitos, matizada con ciertas amarguras.

Miguel Eugenio Germino


Fuentes
-http://www.todotango.com/spanish/creadores/hdelcarril.asp
-http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/carril.htm
-http://www.buscabiografias.com/bios/biografia/verDetalle/4229/Hugo% 20del%20Carril--http://en.wikipedia.org/wiki/Hugo_del_Carril
-Periódico Primera Página nº 40 de abril de 1997.

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