HIPÓLITO YRIGOYEN EN BALVANERA
Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen (su nombre completo), fue uno de los tantos
personajes de la política con relevancia nacional que
habitaron el barrio de Balvanera. Nació un 12 de
julio de 1852 y fue sobrino de Leandro N. Alem.
El padre de
Hipólito Yrigoyen se casó con la hija de su patrón, Leandro Antonio Alén, un
policía de la mazorca del Coronel Ciriaco Cuitiño, ambos fusilados en
la desaparecida Plaza de Monserrat
en 1853,
tras la caída de Rosas. El hijo de
Alén era Leandro N. Alem, que modificó su
apellido por el trauma de haber tenido un padre rosista fusilado. Nacido en
1842, trabajó como abogado, y ocupó las bancas de diputado provincial de la
Legislatura de Buenos Aires en 1872, diputado nacional por Buenos Aires en 1874.
Algunas de sus acciones en ese ámbito fueron defender los derechos de los hijos
naturales e impulsar la inmigración y la construcción de telégrafos. Fue protagonista
de la llamada Revolución del 90 y el fundador de la Unión Cívica (luego Unión
Cívica Radical).
Hipólito Yrigoyen, formado
primeramente en el Colegio San José de los Padres Bayoneses de la calle Bartolomé
Mitre 2455, finalizó sus estudios secundarios en el
Colegio de la América del Sud, y de abogacía en la Facultad de Derecho de
Buenos Aires.
Su
primera actuación pública la desempeñó
como comisario de Balvanera (1872/77), pero una serie de intrigas políticas
hicieron que fuera exonerado. Se incorporó definitivamente a la política al ser
elegido diputado provincial (1878/80) por el Partido Republicano, escisión del
Partido Autonomista de Adolfo Alsina (hasta 1880 la ciudad
de Buenos Aires dependía de la Provincia). Fue Administrador General de Sellos
y Patentes (1880) y diputado nacional (1880/82).
SU TIO LEANDRO N. ALEM |
En la década
de los ochenta Hipólito Yrigoyen se mantuvo en relativa oscuridad política, dedicado
a la enseñanza como profesor de Historia Argentina,
Instrucción Cívica y Filosofía en la Escuela Normal de Maestras Nº 1 de la
calle Córdoba y Ayacucho. Además se ocupó de comprar y engordar ganado
para vender en dos estancias pequeñas, lo que le permitió vivir sin problemas
económicos. Vale la pena destacar que jamás percibió
sus emolumentos como docente ya que los donó a la Sociedad de Beneficencia con
destino al Hospital de Niños y al Asilo de Niños.
Luego del
suicidio de su tío, en 1896, se enfrenta a duelo con el santafecino Lisandro de
la Torre, experto esgrimista, al cual derrotó –pese a carecer de toda
experiencia en esgrima–, aunque le quedaron numerosas marcas en el cuerpo y
rostro.
En
1891 Yrigoyen, junto a otros compañeros, funda la Unión Cívica Radical; preside
además el Comité de la provincia de Buenos Aires.
En
1893 organiza una revolución en la provincia, que triunfa efímeramente y,
aunque la había encabezado, se niega a ocupar cargo público alguno. Con el paso
de los meses la revolución termina por fracasar e Yrigoyen solo reclama que se
convoque al pueblo a elegir libremente a su gobierno. "El poder a pesar de ser uno de los medios más eficaces para hacer
práctico un programa, no es el fin a que pueda aspirar un partido de principios
ni el único resorte que pueda manejar para influir en los destinos del país… Sólo
los partidos que no tienen más objetivo que el éxito aplauden a benefactores
que los acercan al poder a costa de sus propios ideales", afirmaba el
líder radical.
Hacia
1905 conduce una nueva revolución que también fracasa, y debe exiliarse. En
1910 logra, mediante tratativas con el presidente Roque Sáenz Peña, la sanción
de la reforma electoral que consagra el voto universal, secreto y obligatorio.
Cuando el presidente le ofrece cargos ministeriales en el gobierno él responde:
"Lo único que reclamaba eran
comicios honorables y garantidos".
LA MODESTA CASA DONDE VIVIÓ YRIGOYEN EN BRASIL 1039 LA QUE FUE ASALTADA Y DEPREDADA DURANTE EL GOLPE DEL 6 DE SEPTIEMBRE DE 1930 |
En
1916, en las primeras elecciones presidenciales en que se aplica la nueva ley
electoral, Yrigoyen alcanza la presidencia de la Nación. Esencialmente
preocupado por asuntos político-institucionales, no introdujo novedades
sustanciales en la economía argentina, ligada entonces al mercado mundial a
través de la exportación de alimentos –sustancialmente cereales y carnes– y a
la importación de productos manufacturados. En realidad casi nadie creía
necesario o importante realizar cambios en un modelo económico que había
consagrado al país como "granero del mundo".
Durante
la guerra lleva adelante una política de neutralidad e independencia, y muestra
al mundo que el respeto internacional llega mejor por las ideas morales que por
la fuerza pura y por el sometimiento de las naciones. En lo interno, la
presidencia de Yrigoyen consiguió una distribución del ingreso más justa, tanto
que cuando concluyó su mandato en 1922 pudo afirmar que su gobierno había
logrado que bajo la bóveda del cielo argentino hubiera muy pocos desamparados,
pero que era necesario continuar trabajando para que no existiera ni uno solo
de ellos. Para él “la democracia no
consiste sólo en la garantía de la libertad política, entraña a la vez la
posibilidad para todos de poder alcanzar un mínimum de felicidad
siquiera".
Asimismo
defendió el patrimonio nacional. Creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF),
con el objetivo de evitar los desmanes de los monopolios petroleros. Proyectó además
la creación del Banco de la República, con la idea de implementar la regulación
financiera de las cuentas nacionales.
La
educación ocupó un lugar muy importante en su gobierno, si se tiene en cuenta
que en 1916 funcionaban 7.856 escuelas primarias, y
durante su mandato se crearon 3.120 más. Para 1916 un 20% de
la población era analfabeta, pero en 1922 esta cifra se había reducido
drásticamente. Según se informó, por cada uno de los soldados que formaban en
las filas de la nación había dos maestros enseñando el abecedario. En la
universidad también, la Reforma Universitaria de 1918 dio lugar a la
democratización de la educación.
Igualmente
su presidencia se vio afectada por hechos sociales relevantes, como en 1919 cuando
los trabajadores de los talleres Vasena reclamaban por mejores condiciones
laborales durante la llamada Semana Trágica en San Cristóbal.
El Gobierno aceptó el planteo gremial desde un principio,
pero el accionar violento de rompehuelgas
y de grupos nacionalistas derivó en una escalada de
violencia.
En
1920 se inicia una huelga en Santa Cruz, en reclamo por las crueles
condiciones laborales a que eran sometidos los trabajadores de los
establecimientos ganaderos de esa región por parte de los propietarios, en su
mayoría británicos. Esta acción, que dura hasta 1921, fue cruentamente
reprimida por el gobierno central, y termina en los
fusilamientos de la Patagonia Trágica. De modo que Hipólito Yrigoyen termina su
primera presidencia con centenares de muertos a sus espaldas.
En
su segunda presidencia (1928/1939), Yrigoyen reafirma y consolida los
principios que había esbozado en el primer mandato. Las políticas que lleva
adelante propenden al resguardo del patrimonio nacional, entre otras cosas mediante
la nacionalización del petróleo y la defensa de los intereses populares. En lo
internacional sostuvo el ideario de hermandad entre las naciones, y de no
beligerancia. Seguramente adhería al pensamiento del presidente estadounidense Hoover,
quien alguna vez dijo: "Los hombres
deben ser sagrados para los hombres y los pueblos para los pueblos, y en común
concierto reconstruir la labor de los siglos sobre la base de una cultura y de
una civilización más ideal, de más sólida confraternidad y más en armonía con
los mandatos de la Divina Providencia".
Al
momento de su derrocamiento por el golpe de estado de José Félix Uriburu del 6
de setiembre de 1930, el PBI nacional representaba el 50% de toda América
latina y el doble que el del Brasil.
Luego
de ser encarcelado y cumplir la pena en la Isla Martín García, Hipólito
Yrigoyen, anciano y enfermo regresó a Buenos Aires para
vivir en casa de una hermana, pues a lo largo de su vida pública había perdido
todos sus bienes. Fallece el 3 de julio de 1933. Una inmensa manifestación
popular acompañó sus restos con profundo respeto.
Hoy
la antigua calle Victoria, que atravesaba Balvanera y Almagro de este a oeste, lleva
el nombre del legendario caudillo radical.
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes
--Rezzónico, Carlos A., Antiguas
Quintas Porteñas, Interjuntas, 1996.
/yrigoyen.php
--http://www.biografiasyvidas.com/biografia/y/yrigoyen.htm
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