sábado, 29 de junio de 2019

EL INSTITUTO MANUEL DE FALLA


100º Aniversario de la Fundación del Conservatorio Manuel de Fallla


LUGAR DONDE HOY FUNCIONA - SARMIENTO Y GALLO

EL LARGO TRAJINAR DEL CONSERVATORIO

El edificio de la esquina NO de Sarmiento y Gallo, que aparenta lindo y pintadito por fuera, alberga en su escasa superficie a dos importantes conservatorios musicales de la ciudad: el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla y el Conservatorio de la Ciudad Astor Piazzolla. El “Manuel de Falla” vive en él de prestado y, pese a los tantos anuncios, nunca logró su edificio propio, acorde a su categoría y a la importante matrícula con la que cuenta.
Tuvo su origen en 1919, con la creación de la Escuela Municipal Nocturna de Música. Dictaba clases en diferentes puntos de la ciudad, a fin de formar instrumentistas para la Banda Municipal. Recién en 1925 se concentra en una sola sede. Hacia 1927 pasa a llamarse Conservatorio Municipal. Otorgaba títulos de profesor de distintas especialidades musicales, con reconocimiento y validez a nivel nacional. En 1944 recibe el nombre “Manuel de Falla” (en recuerdo del prestigioso compositor español que vivió entre 1876 y 1946) y se convierte en Instituto Superior, con niveles de primer y segundo ciclos de profesorado.
Este Conservatorio inicia sus actividades en una antigua casona de dos pisos en el barrio de Balvanera, en Sarmiento al 2500, con tan sólo 40 alumnos. Pasa luego a funcionar en un petit hotel más moderno y espacioso de la calle Moreno esquina Piedras pero, a mediados de la década del 40, vuelve a Balvanera, a otra casona típica de los años 20 de Cangallo y Pasteur. Ésta tenía dos plantas: abajo un hall y habitaciones amplias a ambos lados de un gran patio, y en la planta alta había aulas que daban a una galería. En el patio había otra aula, y sobre ella un altillo en el que se dictaban clases de canto. También en el patio se construyó una habitación para instalar allí el primer órgano, que funcionó bajo la supervisión del maestro Pascual Quaratino. La casa fue demolida después de que el Conservatorio pasó, en 1960, a los pisos 6º y 7º del Centro Cultural General San Martín. En el nuevo lugar realizó proyectos conjuntos con otras entidades culturales del mismo Centro, como Radio Municipal, que diera intervención a los alumnos del Conservatorio en sus programas radiales. Hacia 1980 expande sus actividades a otros barrios, como Palermo, Balvanera y Caballito, en anexos que funcionaban en edificios escolares. En la década del 90, en virtud de la Ley de Educación Superior 24.521, nuevos planes de estudio categorizan al Instituto como Superior no Universitario. En el año 2003, en una sede de Perú y Belgrano, en San Telmo, comienza a dictar otras carreras, como Etnomusicología, Tango, Música Folclórica, Antigua y Jazz. Actualmente cuenta con sede propia en Gallo 238. Ofrece más de 30 carreras, que cubren la totalidad del campo musical además de talleres diversos, con un alumnado superior a los 2.500 y con casi 300 profesores. En la nómina de sus docentes atesora nombres notables, como Bruno Bandini, Carlos Guastavino, Roberto García Morillo, Jacobo Fischer, Héctor Iglesias Villoud, Juan Francisco Giacobbe, Fermina Casanova, Alicia Terzian, Enrique Cipolla, Rodolfo Caracciolo, Dora Castro, Jorge Martínez Zárate, Jorge Fontenla, Domingo Rubio, Pedro Maffia y Sebastián Piana, todos ellos con un compromiso profundo con el Conservatorio. Fueron directivos en distintas épocas Cátulo Castillo, Pedro Sáenz, Pascual Quaratino, Antonio De Raco, entre muchos otros destacadísimos músicos. El “Manuel de Falla” firmó convenios con la Fundación Albéniz y la Agencia Española de Cooperación Internacional para conectarse con la Escuela de Música Magister Musicae, mediante la cual profesores y estudiantes del Conservatorio acceden a más de dos mil horas de clases magistrales impartidas por grandes maestros del mundo.
Como es lógico pensar, aún estando en condiciones dignas de habitabilidad por dentro, cosa que no ocurre, resulta insuficiente para dos institutos musicales que crecieron en su alumnado en el último tiempo.
Desde hace muchos años los alumnos del Manuel de Falla vienen reclamando –sin éxito– una sede propia, adecuada para albergar a su conservatorio, ya que actualmente las aulas se inundan, no tienen ventanas ni cuentan con la ventilación adecuada; niños, jóvenes y adultos se hacinan en espacios reducidos; un laboratorio de informática funciona en un espacio improvisado dentro de la biblioteca y las salas de ensayo no están acustizadas.
Entre todos los negocios que hacen en la Ciudad, como el mega estadio de Villa Crespo, tan rechazado por los vecinos, ¿no queda algún lugar para el Manuel de Falla? ¿No les queda un poquito de vergüenza?

                                                  Marta Romero






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