El Mercado de Abasto de Buenos Aires y su entorno
POSTAL COLOREADA EL VIEJO MERCADO SOBRE LA CALLE CORRIENTES EN 1985 |
Primer edificio o mercado viejo
La mutación de la zona hoy denominada “El Abasto” abarca desde las
primeras lagunas, bañados y pantanos de la época de la Colonia, pasando por los
hornos de ladrillos y las antiguas y desaparecidas quintas de mediados del
siglo XIX, para terminar en los loteos y división de tierras que conformó el
actual damero porteño, con el trazado de las calles y edificaciones entre las
cuales se encuentra el Mercado de Abasto de Buenos Aires con sus dos edificios, el primero
de 1889 y el segundo del que se colocó la piedra fundacional en 1931 y se
inauguró en 1934, para terminar en 1998 en el actual Shopping.
En los antiguos planos de Buenos
Aires de Sourdeaux (1850) y el Topográfico de 1857 se identifican claramente las Quintas de
Nogueras, de Arauz, y de Vermoalen. En el año 1875, la sociedad formada por los
hermanos Devoto
le compra a los herederos de Nogueras parte de aquellos terrenos en los que
instalará hacia 1886 una cancha de “Pallone”, típico juego italiano, para
esparcimiento de la importante inmigración de aquel origen radicada en la zona.
FRENTE SOBRE AGÜERO CIRCA 1890 |
En el año 1889 la Municipalidad
de Buenos Aires otorga la concesión a la empresa Devoto y Cía. para instalar en
el lugar un mercado mayorista, en reemplazo del Mercado Modelo que se
encontraba en el sector que hoy ocupa la Plaza Lorea;
ésta sociedad revende sus tierras a otra recién
formada, Sociedad Anónima Mercado de Abasto Proveedor (SAMAP), cuyo presidente
era Santiago Rolleri.
Mientras se construye el
Mercado, la empresa instala precariamente algunos puestos al aire libre; los carros y las carretas con sus caballos y bueyes
constituirán el marco de las primeras transacciones comerciales del futuro
mercado.
La edificación se inspira en el
célebre mercado de aquella época “Les Halles” de París,
una construcción totalmente realizada en hierro;
el lugar se encontraba en las inmediaciones de la estación del Ferrocarril
Oeste, que le facilitaría la recepción de mercaderías, una rama del mismo ingresaría
al Mercado por la calle Laprida (hoy Agüero). En 1891 fue colocada la piedra
fundacional del Mercado.
EL INTERIOR CON SU CÚPULA VIDRIADA CIRCA 1891 |
El proyecto fue confiado a los arquitectos A. y
D. Taglioni, obra que se realizó en un radio de 21.260 m2 en dos manzanas
delimitadas por las calles, Corrientes, Laprida, Lavalle y Anchorena, con una
superficie cubierta de 14.000 m2, y dos grandes playones, uno sobre Corrientes,
en el que más tarde se instalará la comercialización al aire libre, y otro
sobre Lavalle destinado al estacionamiento de carruajes, lugar que pronto quedó
chico, entonces las calles adyacentes se convirtieron también en
estacionamiento, situación que le dio a la zona un pintoresquismo
característico.
El edifico contaba con once
portones y 19 galerías, con acceso sobre la calle Corrientes, donde también se
ubicaron las oficinas administrativas. Todos los carros debían pasar por esta única entrada para dirigirse a las diferentes
calles interiores, las principales de 11 metros de calzada y las secundarias de 8, todas sobres los ejes medios del
terreno, conformando un espacio central octogonal.
El esquema de circulación con
una entrada y varias salidas evitaba las
aglomeraciones al cargar y descargar más de 200 carros por hora, lo que
demuestra la magnitud del mega mercado mayorista-minorista.
La sucesión de diferentes
alturas y largos paños vidriados de trama rectangular sobre la estructura
metálica de hierro, fabricada en los talleres Vasena de San Cristóbal, y los
techos a dos aguas, facilitaban una iluminación natural uniforme, con su máxima
expresión en una cúpula central a 25 metros de altura, la que le daba al
edificio una nota de realce como objeto arquitectónico.
El cerramiento exterior
reproducía un perfil de naves con una tradicional mampostería de estilo
italiano, rematadas en pilares y cornisones que enmarcaban entradas y salidas,
dando robustez a la construcción en cuyo arco central, sobre la calle
Corrientes, lucía un reloj. El edifico fue
inaugurado el 1º de abril de 1893.
En el año 1903, se inaugura en
la manzana contigua entre Agüero y Gallo un frigorífico y una fábrica de hielo.
Entre los años 1905 y 1928 se fueron ampliando las instalaciones, sobre terrenos linderos, compartiendo la zona con conventillos e
inquilinatos.
MEDALLA CONMEMORATIVA - ANVERSO - 1891 |
REVERSO DE LA MEDALLA |
Con la evolución urbana de
principios del siglo XX, se irá conformando una zona autónoma que se proyectará
a futuro como toda una genuina cultura del Abasto, en la que confluirán una
variedad de elementos y personajes típicos como los changarines, los quinteros,
los carreros, que fueron intercambiando culturas entre la ciudad, el campo y
los inmigrantes, a los que se agregan otros como trovadores, cantores, poetas,
punteros políticos y guapos, prontos a dirimir diferencias a punta de cuchillo,
como los casos de Traverso, El Maceta, El Noy,
Revinche, Juan el Cartero, El zurdo Porta, El pardo
Langanay y el tano Chiquín, entre otros.
Proliferan los boliches y cafetines como O’Rondeman, Chanta Cuatro, La Amistad,
El Almacén de la Viuda, El Universal, La Cueva, Cinco al Plato y otros.
No faltaba el circo con el
famoso “Anselmi” que se instaló a fines del siglo XIX en la esquina de
Corrientes y Jean Jaurés, y teatros como El Libertad, de Ecuador y Lavalle, que
nació en un depósito de papas y en el que actuó Pepe Podestá, y los cines Excelsior
y Soleil.
Por el lugar pasaron grandes
payadores como Betinoti, D’Amato, Espíndola, Gabino Ezeiza y otros, el bailarín
Benito Bianquet (El Cachafaz) y un francesito
aporteñado llamado Charles Romuald Gardés –nuestro Carlos Gardel– que jugaba fútbol en el desaparecido Club Porvenir del Plata. Luis
Ángel Firpo cruzó guantes en el Abasto Boxing Club, entre muchas otras
autenticidades.
Francisco García Jiménez describe al Abasto como: “Despensa
fantástica de la Ciudad gigante, es por entonces un chato caserío típico del
acopio de las carnes, las verduras, las frutas y otros comestibles. (…) Los
alrededores del Mercado pertenecen al más auténtico pintoresquismo de Buenos Aires; sus negocios más ruidosamente concurridos son
almacenes prolongados en cancha de bochas,
cantinas del vermichelli ‘al dente’ y el ‘bon vin’, cafetines húmedos donde se enferma de eczema el
azogue de los espejos y los gritos de la murra y el truco sirven para
orientarse entre la eterna niebla del humo del tabaco…”.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-Aslan, Liliana
y otros, Bs.
As. Balvanera 1817-1970, Facultad de Arquitectura de Bs. As.,
1993.
-Berjman, Sonia y Fiszelew, José, El Abasto un barrio y un mercado, Corregidos, 1999.
-Buenos Aires nos
cuenta, nº 8 de
abril de 1988.
-Chepelinsky-Baldi,
Antiguos Mercados de la Ciudad, Apuntes del Instituto de Investigaciones Históricas
de Buenos Aires, 1986.
-Sameer Makarius,
Buenos Aires mi
Ciudad, EUDEBA,
1963.
-http://www.iaa.fadu.uba.ar/ojs/index.php/anales/article/viewFile/62/47
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