lunes, 30 de septiembre de 2019

TEATRO LA COMEDIA


TEATRO LA COMEDIA - Rodriguez Peña 1062





Si bien no pertenece a las comunas de nuestros barrios, está a sólo una cuadra de las mismas, por eso no podemos soslayar este suceso. Mientras en Almagro se está construyendo el Teatro del Pueblo, vemos como el tradicional Teatro La Comedia se está apagando paulatinamente, aunque por ahora siguen las funciones normalmente. A continuación exponemos la situación.
Roberto Bisogno, su director artístico, señala que la Compañía Religiosa del Divino Maestro planteó cambiar las condiciones de gestión. "Hace tres años que no hay ganancias. Todo se precipitó", señala. Es incierto el futuro del Teatro La Comedia. No se puede hablar de un cierre, pero sí se puede decir que el equipo que actualmente lo gestiona dejará de hacerlo en diciembre de este año. “Las condiciones que tenemos con la Congregación religiosa dueña del espacio van a cambiar. Pretenden cobrar una cantidad de dinero que no podemos pagar. Nosotros nos vamos. No sé si el teatro seguirá abierto, porque alguien tendrá que hacerse cargo del riesgo económico, algo que no es tan fácil de conseguir en este contexto”, explica el director artístico del espacio ubicado en Rodríguez Peña al 1000. El Teatro La Comedia funciona a partir de una sociedad entre la Compañía del Divino Maestro, de la Iglesia Católica, y un equipo de gestión integrado por Bisogno, Ariela Mancke (directora comercial) y Marcela La Salvia (directora técnica). La Compañía es propietaria del espacio, y a ambas partes les corresponden ganancias que surgen de la realización de espectáculos. Este teatro estuvo cerrado de 2000 a 2003; fue Bisogno quien lo reabrió ese año. En aquel entonces, el edificio sólo disponía de una sala grande (ahora funcionan tres), faltaban butacas, telones e incluso puertas en los camarines. “Nuestro acuerdo funcionó durante muchos años; estábamos muy felices. Actualmente las cuentas están mal, hace tres años que no hay ganancias. Habíamos hablado de que quizá podíamos disolver esta historia en diciembre de 2020, pero en febrero de este año nos pidieron adelantarlo al 31 de diciembre de 2019”.
“Nosotros no somos inquilinos ni empleados. Y las nuevas autoridades quieren pasar a otro formato: quieren un inquilino, no un socio. Es entendible. Cambiaron los objetivos. En 2003 el objetivo era generar un espacio donde se pudiera desarrollar una cultura popular, que ese espacio sea un lugar de inclusión y generar trabajo, de lo que se hablaba todo el tiempo en la época. Que se auto-sustentara, cosa que sucedió, y que si podía dar un beneficio, lo diera. Cosa que también hizo. Hoy el mensaje es ‘lo único que nos interesa es el beneficio’. No hay nada que hacer, es su derecho”, amplió el gestor. Su sospecha es que las nuevas autoridades eclesiásticas pretenden entablar relación con un inquilino “que preferentemente no sea del (ámbito del) teatro”. Pero no hay certezas. “Eso lo dirá el tiempo”, sugirió Bisogno, también director del Teatro Apolo –al que le va muy bien–, productor y miembro del directorio de Proteatro. El Teatro La Comedia fundado en 1947, posee tres salas, la más importante (la 1) tiene capacidad para 450 espectadores. La Sala 2 tiene 100 butacas y la 3 se destina a proyectos de pequeño formato, con 50. La Comedia no integra el circuito de salas de la calle Corrientes, pero a su vez, por sus dimensiones, no se parece a las independientes. Su programación tiene tintes comerciales y alternativos e incluye espectáculos para niños y adultos.


“Enrique” Santos Discépolo
de Luis Longhi con dirección de Rubén Pires
Reciente ganador del Premio Hugo como Mejor Musical




“Discepolín” su apodo, por más pequeño, enjuto, huérfano bajo la tutela de su hermano mayor Armando Discépolo, dramaturgo de importancia cuando Enrique era sólo un adolescente que se nutría de un mundo repleto de contradicciones tangueras y de cuestiones políticas entre conservadoras y populares (populistas). Nada de las cuestiones históricas que recorrieron su mundo interno y externo se puede soslayar en esta mínima expresión teatral. Delicada y nostálgica en la cual se hablará, se cantará y se dirán muchas cosas. Vamos a contar que nació en el barrio de Once en marzo de 1901 y después de haber visto el mundo que lo rodeaba falleció en diciembre de 1951. Discepolín, contradictorio y complejo, será siempre Enrique Santos Discépolo, un valor inevitable en la cultura popular de los argentinos. Será porque… uno busca lleno de esperanza… porque el siglo XX y los que vendrán serán un cambalache… y todo yira, yira… hasta que una noche me emborracho escuchando una canción desesperada y justo el 31 termina mi sueño de juventud… Podríamos hacer todo un guión sólo con sus frases que quedarán aunque que pasen los tiempos en el acerbo descanso de su porteña argentinidad. Hasta el nombre de sus intervenciones radiales tenían cierta ironía sólo desde el título: “Mordisquito”.
La acción: es 1951, Enrique está en su camarín y un joven le viene a anunciar el tiempo que falta para su presentación. Unos minutos y cuántos minutos dura un tango 3’, entonces hay tiempo. Para contar, hablar, cantar. Ya sus tangos son famosos. Muchas cuestiones se dicen en esos versos y hablarán de amores, de política de los flojos, de los negros que molestan porque viven. Ojo que no habla por sólo lucirse, es porque es un ejercicio de imaginación, interpretándose a sí mismo. Este joven será el receptor de sus de sus penas y de sus amores. Su mujer y Tania que están esperando la función. Cuánto se necesita del otro para hablar de lo vivido y sentido, para explicar sus pasiones, el fútbol, los amores y su actitud frente a lo social. Será tal vez su última función y en este joven encuentra un amigo que lo respeta y lo entiende.
La dramaturgia: de Luis Longhi tiene un alcance emotivo difícil de describir.




El elenco: Luis Longhi, es Enrique, sin fisuras, ni un espacio para no creer lo que nos dice y cuenta. Sus invocaciones a Euterpe, Musa de la música, para interpretar el piano, Longhi es bandoneonista y sus intervenciones en piano son de una perfección y pasión que iluminan el espacio. Nico Cucaro, el joven que lo escucha. Canta con bella voz parte de sus tangos, pero también es quien escucha todo lo que Enrique tiene que decirle en el corto tiempo que queda para la función… que alcanza para 3 o más tangos, una juventud que promete por su presencia y capacidades para enfrentar este rol que no es simple en sus transiciones. Un dúo que se suma en un ensamble perfecto.
La dirección: de Rubén Pires, director teatral, dramaturgo, actor y docente, dicen que es especialista en Beckett pero en realidad no deja de lado otras dramaturgias tanto clásicas cómo propias, adaptaciones y todo lo que un teatrero de alma puede ansiar. Su profesión lo ha llevado a transitar por distintos espacios artísticos, y esto se nota en cada una de sus participaciones. Hoy nos ocupa la dirección de “Enrique” Santos Discépolo. En un pequeño espacio monta una enorme obra de teatralidad infrecuente, junta todo lo que sabe y aprendió. Logra emocionarnos hasta las lágrimas con una puesta compleja pero desarrollada desde la sencillez. Tiene elementos propios y los artistas lo acompañan.
“Enrique” Santos Discépolo sólo nos falta el abrazo tan ansiado de un público emocionado que aplaude de pie.
En: Teatro La Comedia, Rodriguez Peña 1062, tel. 4815-5665. Domingos 18 hs.

LILIAN KOVALENKO





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