Si bien no pertenece a las comunas de nuestros barrios, está a sólo una cuadra de las mismas, por eso no podemos
soslayar este suceso. Mientras en Almagro se está construyendo el Teatro del Pueblo, vemos como el tradicional
Teatro La Comedia se está apagando
paulatinamente, aunque por
ahora siguen las funciones normalmente. A continuación exponemos la
situación.
Roberto Bisogno,
su director artístico, señala que la Compañía Religiosa del Divino Maestro
planteó cambiar las condiciones de gestión. "Hace
tres años que no hay ganancias. Todo se precipitó", señala. Es
incierto el futuro del Teatro La Comedia. No se puede hablar de un cierre, pero
sí se puede decir que el equipo que actualmente lo gestiona dejará de hacerlo
en diciembre de este año. “Las
condiciones que tenemos con la Congregación
religiosa dueña del espacio van a cambiar. Pretenden cobrar una cantidad de
dinero que no podemos pagar. Nosotros nos vamos. No sé si el teatro seguirá
abierto, porque alguien tendrá que hacerse cargo del riesgo económico, algo que
no es tan fácil de conseguir en este contexto”,
explica el director artístico del espacio ubicado en Rodríguez Peña al 1000. El
Teatro La Comedia funciona a partir de una
sociedad entre la Compañía del Divino Maestro, de la Iglesia Católica, y un
equipo de gestión integrado por Bisogno,
Ariela Mancke (directora comercial)
y Marcela La Salvia (directora
técnica). La Compañía es propietaria del espacio, y a ambas partes les
corresponden ganancias que surgen de la realización de espectáculos. Este
teatro estuvo cerrado de 2000 a 2003; fue Bisogno quien lo reabrió ese año. En aquel entonces, el edificio sólo disponía de una sala
grande (ahora funcionan tres), faltaban butacas, telones e incluso puertas en
los camarines. “Nuestro acuerdo funcionó
durante muchos años; estábamos muy felices. Actualmente
las cuentas están mal, hace tres años que no hay ganancias. Habíamos hablado de
que quizá podíamos disolver esta historia en diciembre de 2020, pero en febrero
de este año nos pidieron adelantarlo al 31 de diciembre de 2019”.
“Nosotros no somos
inquilinos ni empleados. Y las nuevas autoridades quieren pasar a otro formato:
quieren un inquilino, no un socio. Es entendible. Cambiaron los objetivos. En
2003 el objetivo era generar un espacio donde se pudiera desarrollar una
cultura popular, que ese espacio sea un lugar de inclusión y generar trabajo,
de lo que se hablaba todo el tiempo en la época. Que se auto-sustentara, cosa
que sucedió, y que si podía dar un beneficio, lo diera. Cosa que también hizo.
Hoy el mensaje es ‘lo único que nos interesa es
el beneficio’. No hay nada que hacer, es su
derecho”, amplió el gestor. Su sospecha es que las nuevas autoridades
eclesiásticas pretenden entablar relación con un inquilino “que preferentemente no sea del (ámbito del) teatro”. Pero no hay
certezas. “Eso lo dirá el tiempo”,
sugirió Bisogno, también director del Teatro Apolo –al que le va muy bien–,
productor y miembro del directorio de Proteatro. El Teatro La Comedia fundado en 1947, posee tres salas, la más
importante (la 1) tiene capacidad para 450
espectadores. La Sala 2 tiene 100 butacas y la 3 se destina a proyectos de
pequeño formato, con 50. La Comedia no integra el circuito de salas de la calle
Corrientes, pero a su vez, por sus dimensiones, no se parece a las
independientes. Su programación tiene tintes comerciales y alternativos e
incluye espectáculos para niños y adultos.
“Enrique” Santos Discépolo
de Luis Longhi con dirección
de Rubén Pires
Reciente ganador del Premio Hugo
como Mejor Musical
“Discepolín” su apodo, por
más pequeño, enjuto, huérfano bajo la tutela de su hermano mayor Armando
Discépolo, dramaturgo de importancia cuando Enrique era sólo un adolescente que
se nutría de un mundo repleto de contradicciones tangueras y de cuestiones
políticas entre conservadoras y populares (populistas). Nada de las cuestiones
históricas que recorrieron su mundo interno y externo se puede soslayar en esta
mínima expresión teatral. Delicada y nostálgica en la cual se hablará, se
cantará y se dirán muchas cosas. Vamos a contar que nació en el barrio de Once
en marzo de 1901 y después de haber visto el mundo que lo rodeaba falleció en
diciembre de 1951. Discepolín, contradictorio y complejo, será siempre Enrique
Santos Discépolo, un valor inevitable en la
cultura popular de los argentinos. Será porque… uno busca lleno de esperanza…
porque el siglo XX y los que vendrán serán un cambalache… y todo yira, yira… hasta
que una noche me emborracho escuchando una canción desesperada y justo el 31
termina mi sueño de juventud… Podríamos hacer todo un guión sólo con sus frases
que quedarán aunque que pasen los tiempos en el acerbo descanso de su porteña
argentinidad. Hasta el nombre de sus intervenciones radiales tenían cierta
ironía sólo desde el título: “Mordisquito”.
La acción:
es 1951, Enrique está en su camarín y un joven le viene a anunciar el tiempo
que falta para su presentación. Unos minutos y cuántos minutos dura un tango
3’, entonces hay tiempo. Para contar, hablar, cantar. Ya sus tangos son
famosos. Muchas cuestiones se dicen en esos versos y hablarán de amores, de
política de los flojos, de los negros que molestan porque viven. Ojo que no
habla por sólo lucirse, es porque es un
ejercicio de imaginación, interpretándose a sí mismo. Este joven será el
receptor de sus de sus penas y de sus amores. Su mujer y Tania que están
esperando la función. Cuánto se necesita del
otro para hablar de lo vivido y sentido, para explicar sus pasiones, el fútbol, los amores
y su actitud frente a lo social. Será tal vez su última función y en este joven
encuentra un amigo que lo respeta y lo entiende.
La dramaturgia:
de Luis Longhi tiene un alcance
emotivo difícil de describir.
El elenco: Luis Longhi, es Enrique, sin fisuras, ni un espacio para no creer lo que nos dice y
cuenta. Sus invocaciones a Euterpe, Musa de la música, para interpretar el
piano, Longhi es bandoneonista y sus intervenciones en piano son de una
perfección y pasión que iluminan el espacio. Nico Cucaro, el joven que lo escucha. Canta con bella voz parte de
sus tangos, pero también es quien escucha todo lo que Enrique tiene que decirle
en el corto tiempo que queda para la función… que alcanza para 3 o más tangos,
una juventud que promete por su presencia y capacidades para enfrentar este rol
que no es simple en sus transiciones. Un dúo que
se suma en un ensamble perfecto.
La dirección:
de Rubén Pires, director teatral,
dramaturgo, actor y docente, dicen que es
especialista en Beckett pero en realidad no deja de lado otras dramaturgias
tanto clásicas cómo propias, adaptaciones y todo lo que un teatrero de alma
puede ansiar. Su profesión lo ha llevado a transitar por distintos espacios
artísticos, y esto se nota en cada una de sus participaciones. Hoy nos ocupa la
dirección de “Enrique” Santos Discépolo. En un pequeño espacio monta una enorme
obra de teatralidad infrecuente, junta todo lo
que sabe y aprendió. Logra emocionarnos hasta
las lágrimas con una puesta compleja pero desarrollada desde la sencillez.
Tiene elementos propios y los artistas lo acompañan.
“Enrique” Santos Discépolo sólo nos falta el abrazo
tan ansiado de un público emocionado que aplaude de pie.
En: Teatro La Comedia, Rodriguez Peña 1062, tel.
4815-5665. Domingos 18 hs.
LILIAN KOVALENKO
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