de La casa de Teresa >>>espacio cultural<<<ccteresaisrael@ gmail.com
Nació como medio alternativo en septiembre de 1993. Refleja la identidad y la historia de los barrios de Balvanera y Almagro, brindándo un instrumento de ayuda a mejorar la calidad de vida. En el año 200l recibió el Primer Premio de la “Orden Civil Heráldica de la Amistad”, entre más de 130 Barriales de Capital y Gran Bs As, además el Premio Mario Bonino UTPBA 2012, Palmiro Vanoli 2012 y 2014, y otros. Se lo encuentra en más de 350 lugares, y es de distribución gratuita.
Se viene, se viene...
FM 106.1
La RADIO DEL BARRIO
En el Día Internacional del Trabajador
Presentamos un nuevo lugar de encuentro de las voces del barrio
SÁBADO 1 DE MAYO - 15hs
En la PLAZA de MEXICO y JUJUY
¡Animate a ser protagonista!
Acercate a participar de la RADIO ABIERTA en la plaza.
También, ¡ayudanos a ponerle nombre a la radio!
Además: informes, invitados, entrevistas, juegos para los más chicos, actividades para los más grandes.
Convocan Vecinas, vecinos y organizaciones de
Balvanera y San Cristobal.
Editorial (nº 183 Abril 2010)
La autodefinida “oposición”, con su temeraria y descontrolada actitud, coloca al país al borde del caos y la ingobernabilidad, tentando a un zarpazo institucional, como variante del caso Honduras.
Con su habitual signo “destituyente” ¡va por todo!, sin interesarle mínimamente el país, ni la democracia que dice pregonar, ni el papelón histórico que protagoniza.
Son sus personeros físicos desde el mismísimo vicepresidente Julio Cobos, pasando por la multifacética e impresentable, Lilita Carrió, el oscuro personaje de las sombras, Eduardo Duhalde, el vapuleado jefe de Gobierno local Mauricio Macri, el colorado De Narváez, y el innombrable ex presidente Carlos Saúl, como apoyo logístico entre otros. Todos componen un enmarañado tejido de lo más granado del fracasado espectro político.
Se agrega a ellos, lamentablemente, cierta izquierda que ayer pactó con
Todos unidos por el espanto y la soberbia anti-K, sin proyectos, sin principios y “sin-vergüenzas”.
No faltan en la apuesta lo más prominente del periodismo rastrero, que a partir de los medios cautivos de sus mandantes empresariales acechan día a día desde los multimedios, sembrando mentiras e intrigas como es su perversa costumbre, para que el ciudadano esté perfectamente desinformado y propenso al discurso hegemónico que propalan impunemente.
Estos aprendices de diminuto brillo repiten como cotorras el mensaje global fabricado por
Así como desinforman de lo que ocurre en Afganistán, Irak, Pakistán y Medio Oriente, en donde hacen tronar el escarmiento y los muertos son sólo números estadísticos, así celebran la actitud del periodismo local en su encrucijada golpista. Ya lo hicieron antes en Honduras, o desestabilizando a Chávez y a Evo Morales.
Intentan tumbar
La vieja derecha ortodoxa y recalcitrante se une a la nueva derecha del “populismo y el tatuaje”, ¡pero derecha al fin! Olvidan que son responsables, junto con
Se olvidaron del Austral, de los patacones, de la devaluación, de la precarización laboral, del corralito y del “que se vayan todos”. “¡Chorros, vos tu vieja y tu papá…!”
Parece ser que la oposición de hoy nació de un huevo. Podrido ha de estar el óvulo que oculta su identificación.
Hoy desaguan lágrimas de cocodrilo por las reservas que nunca tuvieron. ¡Hipócritas! Hoy proclaman como ayer una autonomía del Banco Central a la medida del capital financiero internacional, a fin de garantizar inversiones mal habidas. ¡Vendepatrias!
¿Cómo pretenden pagar la deuda muchachos? ¿Acaso con un nuevo ajuste, rebajando el 13% las jubilaciones? ¿Congelando los salarios? ¿O aspiran a no pagarla? ¡Vamos muchachos desembuchen!
Sí que hay una fórmula para no pagar la deuda con reservas: con nuevos impuestos a las grandes fortunas; a los beneficios de las exportaciones; a la explotación minera (que hoy son cero); a las transacciones financieras; con la restitución del aporte patronal jubilatorio (aquel que Menem bajó a la mitad).
Se haría necesaria una reforma tributaria eximiendo del IVA a los artículos de primera necesidad, que dicho sea de paso hoy sufren una estampida con la carne al frente, de la que poco informan estos medios del sistema.
Pero a no desfallecer, hay algo de que alegrarse, porque según el INDEC el que tiene ingresos superiores a $ 1.131.30 deja de ser pobre. ¡Aleluya!
Hasta
PAYADORES EN ALMAGRO
BETINOTI: EL ÚLTIMO PAYADOR
“Muchacho, con vos se terminaron los payadores.”
(Betinoti a Gardel en sus comienzos
en lo de O´Rondeman)
Entre las múltiples raíces del tango se encuentra el canto criollo rioplatense, ejercitado por los payadores que improvisaban a ritmo de milonga el curioso arte del contrapunto, y hacia el final la trova individual que practicaba Betinoti. Con él se pasa de la payada al tango como música popular en el Río de
Gardel y Corsini encarnarán la transición, dado su estrecho contacto con aquellos hombres que marcaron una época, muchos de ellos desde las calles de Almagro: Gabino Ezeiza, Higinio Cazón, Arturo de Nava, José Betinoti, Antonio Romano, Luís Acosta García, Julián Martín Castro, Federico Curlando, Luis García, Evaristo Barrios y tantos otros.
Esos hombres inspiraban su canto en el amor, la soledad, la política, la cuestión social, el comité, el duro acontecer diario del hombre del suburbio, e improvisaban en largos contrapuntos que muchas veces se extendían por horas.
Si entiende por patriotismo callar del pueblo las penas
Y no romper las cadenas
Que ha forjado el servilismo
Si no es por un idealismo
Que haga triunfar el amor
Si no repudia el rencor
Que el hombre hacia el hombre abriga
Que su canto no prosiga:
Que no cante el payador…
Evaristo Barrios
ORIGEN DEL PAYADOR
Si bien el contrapunto no nació en el Río de
El maestro y propulsor de la historia y las tradiciones del Barrio de Boedo, Miguel Ángel Caiafa, define con precisión al payador: “Es un poeta repentista que canta en forma individual, sobre temas propuestos por el auditorio, o en el contrapunto con otro, pudiéndose referir al mismo asunto –solicitado previamente – o también formulándose preguntas en forma recíproca, que deben ser contestadas en verso”.
“En el complejo arte del payador hay una estricta metodología del quehacer oral en la que se fusionan mensaje, canto y música. Otros dos elementos la completan y caracterizan son el metro de los versos y la rima empleada.”
“Para estructurar su mensaje el payador debe tener condiciones intelectuales innatas; básicamente inspiración poética y agilidad mental. A ellas tiene que sumarle sus aptitudes de cantor, para volcar oralmente los frutos de su improvisación, y ejecutar adecuadamente la guitarra, que le sirve de acompañamiento, tanto en la parte musical, como de apoyo en la medida de sus versos. En cuanto al metro, los payadores prefirieron el octosílabo, desde los precursores hasta los actuales sostenedores del canto improvisado.”
“El canto del payador estuvo siempre identificado con su entorno, tanto para referirse a un episodio épico, como a una efusión lírica. Además recibió el mandato de Hernández quien en su Martín Fierro, estableció el norte del mensaje, al pedir: `…pero yo canto opinando que es mi modo de cantar’”.
Para Jorge Luís Borges “fueron pastores de hacienda brava, firmes en el caballo del desierto que habían domado esa mañana, enlazadores, marcadores, troperos, hombres de la partida policial, alguna vez matreros; alguno, el escuchado, fue payador.”
Betinoti sería el último de aquellos hombres que cautivaron las preferencias de los vecinos de Almagro, deleitándolos. Su nombre completo era José Luis Betinoti, y su nacimiento, según registra la parroquia de San Carlos (hasta 1888 no existía Registro Civil), fue el 25 de julio de 1878.
Comienza como cantorcito de serenatas, hasta que en 1898 se relaciona con Gabino Ezeiza, quien lo introduce en la payada, a partir de lo cual se lanza a competir con todos los de su tiempo.
Ya en 1909 había publicado dos libros de versos, Ideal de mi esperanza y Lo de ayer y lo de hoy, mientras que en 1912 publicó De mi cosecha. Colaboró con la revista
Sus canciones más famosas fueron Pobre mi madre querida, Como quiere la madre a sus hijos, Tu diagnóstico, además de Puntana y Adiós que me voy llorando, que incluyen partes de canciones de otros autores.
Si bien su repertorio tenía un alto contenido romántico-sentimental, constituyó en su momento un gran éxito, puesto que el público de entonces acompañaba esas exaltadas concepciones. Llegó a grabar –según diversas fuentes– más de cien placas, especialmente en el sello Atalanta. Fue considerado “el cantor de las madres”, y luego de su muerte, “el último payador”.
En su faceta personal fue un luchador de vida modesta, que pasó por diversos oficios, fue hojalatero, linotipista y hasta zapatero, finalmente se introdujo de lleno en el camino de la trova y el canto, acompañado por sus dos inseparables guitarristas, Avelino Banegas y Vicente Caprino.
Fue un verdadero artista de los barrios de Almagro y otros circunvecinos; en una época habitó la casa de Artes y Oficios 567 (hoy Quintino Bocayuva), y visitó cuanto cafetín, almacén, bodegón y comité político hubiera en los alrededores.
Su vida de artista se desarrolló a partir de una actuación en un circo que funcionaba en Venezuela y Maza, en el que fue presentado por su colega, también payador de Almagro, el negro Luis García, que vivía en México al 3500.
Consciente de los difíciles trances de los trabajadores, en un momento de alto voltaje en las luchas proletarias y movido por su gran sensibilidad social, llegó a apoyar los distintos movimientos que asumían en común la defensa obrera. Pasó por el anarquismo, admiró a Alfredo Palacios, simpatizó también con Leandro N. Alem y con el caudillo local Manuel Aparicio.
Quien fuera su esposa y compañera, María Cacciamatta, habló del payador en un reportaje de la revista Aquí está, del 24 de abril de 1944 (nº 828). Allí contó que lo conoció una noche en un baile de Almagro, en un gran patio criollo alumbrado con dos faroles a querosén. Ella recordó que él la comparó con un nardo, por lo blanca y perfumada, y entonces bailaron toda la noche. A la salida la acompañó hasta su casa, a la vuelta de donde vivía Betinoti, por entonces en la esquina de la calle Segunda Belgrano (hoy Venezuela) y Bayona (hoy José Mármol). Desde entonces nunca se separaron, hasta la prematura muerte del artista a los 37 años. María describió cómo Betinoti acudía a la cita con un clavel entre sus dedos y un verso en los labios.
Fue un gran compañero de todos los payadores con quienes compartía las tertulias hasta que el 21 de abril de 1915 la vida le fue esquiva, cerrándose así casi un siglo del payadorismo en el Río de
En cine, el film El último payador, con guión y dirección de Homero Manzi, quien además escribió la milonga Betinoti, con música de Sebastián Piana, rememoró el género. Se estrenó el 9 de febrero de 1950 y fue protagonizado por Hugo del Carril. El film reconstruye escenas de principios del siglo XX, las luchas obreras, los actos partidarios, y el accionar de los caudillos, temas éstos que también recogió “el circo criollo”, que fue cuna del teatro en el país.
Si bien el tiempo glorioso de los payadores pasó, éstos no han sido olvidados por el cine, la historia y la memoria popular, de igual manera como en su momento no los ignoraban los políticos, escritores, filósofos ni otros personajes de la época. Así lo afirma el profesor y estudioso Ismael Moya cuando dice:
“No era aquí un milagro el que José Ingenieros penetrara al café de Los Inmortales, tomado del brazo de Federico Curlando, eximio payador, y que Antonio Lamberte gallardeara en los cenáculos su afición al canto alterno, o que Mario Bravo, poeta y parlamentario, asistiera a una payada en el café La pelada, gozando como criollo genuino del contrapunto.”
Miguel Eugenio Germino
FUENTES
-Coluccio, Felix y Susana, Diccionario folklórico argentino, Tomo 1, Plus Ultra, 1994.
-Historia del Tango, Tomo 10, Las voces, Corregidor, 1978.
-Trueba, Carlos Manuel, Almagro, el pasado que perdura, Fundación Boston, 1989.
-http://www.educand.org.ar/euloco/recursos/archivo/2007/11/09…
-http://www.folkloretradiciones.com.ar/payadores.htm
-http;/www.buenosairestango.com/colec/payada.html
Un bar histórico que conserva la magia
El pintoresco fileteado que sella el cartel de entrada, en la esquina de Guardia Vieja y Billinghurst, anuncia la existencia de El Banderín, declarado Café Notable de
Riesco reconoce haber transitado toda una vida entre esas mesas. Su padre español, Justo, instaló el café en 1923, en tanto él se hizo cargo del mismo en 1958. Al principio el local funcionaba como bar-almacén bajo el nombre de “El Asturiano- Provisiones y Fiambrería” pero en 1962, ante la invasión de los supermercados, el rubro de almacén se suprimió. Poco a poco, el lugar fue adquiriendo una particularidad, devino en un auténtico museo futbolero: sus paredes están abarrotadas con 450 banderines originales de clubes de todo el mundo, que Mario comenzó a coleccionar en los años sesenta. Los primeros fueron los del cuadro de sus amores, River Plate. Un amigo que viajaba con frecuencia a Europa le traía los de allá y así llegó a atesorar más de 300. Fue en ese momento que decidió bautizar el negocio con la denominación actual.
A lo largo de tantos años desde sus inicios, hubo muchas personalidades de todos los ámbitos que desfilaron por este acogedor lugar. Entre los deportistas, figuras de la talla de Fangio, Firpo, Pascual Pérez, Pedernera, “Rojitas”, Marzolini, Márcico. Otros visitantes conocidos fueron Tato Bores -que grabó allí un fragmento de su Good Show-, Eduardo Falú, Juan Alberto Badía. Asimismo, algunos tangueros ilustres concurrieron asiduamente, desde Gardel, quien era amigo de Justo, hasta Pugliese, Troilo y Rufino. Y entre los actuales, se los puede contar al “Negro” Ayala, Juan Carlos Godoy, Ricardo Marín y Ernesto Baffa.
Don Mario hace una comparación entre los habitués de antaño y los de hoy: “Antes venía más gente del barrio, sobre todo del Mercado del Abasto. Actualmente, vienen escritores, actores de los teatros de la zona, pintores. Por acá pasa mucha gente porque están el Shopping y el Supermercado Coto. De marzo a diciembre hay una movida grande de jóvenes que asisten a los teatros. También vienen muchos chicos extranjeros que están estudiando acá”.
El Banderín es el único café histórico del Abasto, los demás se fueron cerrando. Apenas se traspasa la puerta, el visitante siente que ha ingresado a otro tiempo. Es que salvo el mostrador, todo permanece igual a 1923: las antiguas mesas y sillas de madera y, entre otros objetos expuestos, un televisor, un sifón y una radio de épocas remotas.
En plena siete de la tarde allí se puede estar ajeno al ajetreado tránsito de autos y personas, conversando, leyendo, saboreando una picada o un café, el bar funciona como un remanso, mientras suena un tango y puede verse un partido de fútbol en la pantalla del televisor. Todo esto coronado con la cordialidad de don Mario, quien hace sentir a los clientes como en su casa. El dueño esboza una explicación respecto a la supervivencia del negocio: “La gente sigue viniendo después de tantos años porque la mercadería es de primera y atendemos bien. La idea es que el cliente vuelva. Nuestra especialidad es la picada. El café tiene que ser bueno porque es un fuerte tremendo, la gente lo aprecia y lo toma porque el pueblo argentino es muy cafetero”.
En octubre del año pasado se concretó, al fin, el sueño que obsesionó a Mario durante largo tiempo: el encuentro con su máximo ídolo, Daniel Pasarella. El “gran capitán” llegó de sorpresa al local y juntos compartieron la botella de Cinzano que el titular del bar había guardado durante décadas especialmente para la ocasión. Un cuadro con una camiseta de River autografiada por el ex jugador y una foto gigante que los retrata sonrientes testimonian ese emocionante momento.
Así como desde pequeño Riesco ayudaba a su padre en el café, sus hijos continúan el mismo camino. “El menor abre a la mañana y yo tomo las riendas desde las cinco de la tarde hasta la madrugada. Ya somos cuatro generaciones que manejamos el café: mi padre, yo, mi hijo y espero que el nieto siga, yo no voy a estar, a lo mejor no le gusta y vende, uno nunca puede saber”, expresa con algo de tristeza. El alma máter del bar no puede con su genio: promete preservar el aspecto del local y seguir acumulando banderines, aunque en esas paredes ya no quede resquicio para uno más.
Laura Brosio