LOS CIEN AÑOS DE HUGO DEL CARRIL
Un artista de Balvanera, de Flores, de
Palermo, de toda la ciudad, ¡y del país!
El 30 de noviembre de 2012 cumpliría 100 años el polifacético Hugo del
Carril. Además de cantor, guitarrista, actor y director de cine, fue locutor de
radio, compositor y letrista.
Piero Bruno Hugo Fontana, su nombre real, nació en una antigua casona
de San Pedrito 256 en el porteñísimo barrio de Flores, en 1912. Cursó sus estudios secundarios en el Nacional Mariano
Moreno de otro porteño barrio de Buenos Aires, Almagro.
Vivió en Palermo Chico, pero al trasladarse de allí declaró ante algunos
amigos: “No puedo estar entre los oligarcas”. Decidió
entonces mudarse al barrio de Balvanera y
vivir en un antiguo piso de la calle Cangallo
1968 (hoy Presidente Perón).
Será ésta su última residencia hasta emprender su viaje sin regreso. Una
placa de bronce en el frente del edificio lo recuerda: “Hugo del Carril (30-11-1912 – 13-8-1989). En el
Departamento B del Primer Piso de esta casa vivió hasta su muerte nuestro
memorable actor, director de cine y famoso cantante de música popular. Homenaje
del Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires - Diciembre de 1996”.
Tras la muerte de Carlos Gardel el 24 de junio
de 1935, Hugo del Carril tendrá la difícil misión de ocupar el vacío que dejaba
en la canción popular el Zorzal del Abasto. No
atañe dirimir hoy si lo logró –tampoco se lo propuso– pero sí supo aceptar el arduo desafío con
entereza y sin vanidad, y conquistó un importante lugar en las preferencias de
la música típica de Buenos Aires.
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UNA ESCENA DE LASGUAS BANAN TURBIAS |
Ya de jovencito frecuentaba los patios y los boliches, como el de
Culpina y Provincias Unidas; con su cantar animaba las celebraciones de los
vecinos de Flores, un cantar que se transformará en una nueva caracterización
del Buenos Aires de antaño. Fue uno de los precursores del género de
“serenata”, en los balcones de las noches de luna, donde anidaban las pibas
veinteañeras de los Cien barrios porteños.
Tomará clases de canto con la soprano Elvira Colonese, y se iniciará a
los 17 años como speaker (locutor) en
Radio Bernotti (más tarde Radio Del Pueblo).
Hacia 1930 formó un dúo con Roberto Acuña, quien brillaba entonces con
el exitoso radioteatro Chispazos de
Tradición. Acuña lo animó a usar el
seudónimo “Hugo del Carril”; el dúo subsistió hasta
la muerte de Acuña en 1934.
Pasará luego por Radio La Nación (hoy Radio
Mitre), integrando como estribillista el conjunto de
Edgardo Donato, con quien grabó sus primeras placas como solista en RCA
Víctor en el año 1936, con apenas 24 años.
Por el mismo año interviene en la película de Manuel Romero Los
muchachos de antes no usaban gomina, musicalizada por Francisco Canaro.
Es esta actuación la que lo conduce decididamente
al estrellato.
En aquel momento su carrera se bifurca entre el cancionero popular y el
cine; actuó en numerosas películas, entre ellas La Vuelta de Rocha (1937), Madreselva (1938), Tres anclados en París (1938), Gente bien (1939), La vida de Carlos Gardel (1939), La vida es un tango (1939), Confesión (1940), Cuando canta el corazón (1941), La canción de los barrios (1941), La novela de un joven
pobre (1942), La piel de zapa (1943), La cabalgata del circo (1945), donde actúa con Eva Duarte, El último payador (1950), en el papel de José Betinoti.
Al mismo tiempo de su
ajetreada vida de actor, se agiganta su figura de
cantor, ayudado por su pinta de romántico e irresistible seductor; no obstante siempre mantuvo una recatada modestia. Conservó
un estilo gardeliano propio, nunca pretendió una vulgar imitación.
Grabó títulos que pasaron a la
historia del tango: Nostalgias, Nada más, Como aquella princesa, Betinoti, Percal, Tres
esquinas, Nubes de Humo y muchos otros de
parecida notoriedad.
Con el advenimiento del peronismo
en 1945, Hugo adhirió con vehemencia a la doctrina, convirtiéndose en un
incorruptible defensor de los derechos y reivindicaciones de los trabajadores. A
solicitud del mismo presidente Perón grabará en 1949 La marcha de los muchachos
peronistas, en una interpretación que
perdura hasta hoy. Se trató de una versión que
le otorgó una gran popularidad dentro del movimiento,
pero también complicaciones posteriores durante las dictaduras.
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CON SU FAMILIA |
Hacia los años 50 se inició como
director de cine con Historias
del 900. A este filme siguió su gran éxito
Las
aguas bajan turbias basada en el libro Río Oscuro (1943) del
escritor Alfredo Varela, una novela
histórica testimonial que describe la penosa
vida de los trabajadores de la yerba mate (mensúes), cruelmente
explotados en los esteros del noreste argentino. Fue una obra que le acarreó no
pocos inconvenientes, no solo por el empinado tema, sino también por la filiación comunista de su autor. Mucho le costó
convencerlo a Perón para arriesgar su estreno. Es que
por entonces Alfredo Varela estaba en prisión, aun
así desde el encierro colaboró con la
adaptación del filme. Raúl Alejandro Apold, secretario de Prensa y Difusión, prohibió que Del Carril cantara
en Radio Splendid, tildándolo de «comunista».
Del Carril no se
acobardó, intercedió ante Perón por Alfredo Varela: “¿Por qué está preso?”
le preguntó entonces el Presidente. “Por orinar frente a la
embajada de los Estados Unidos”, contestó el artista. Luego de reírse, el
general respondió: “Mire, al final somos todos un poco comunistas, si en
definitiva lo que buscamos es la justicia social”. Varela fue liberado
inmediatamente, y la película se exhibió sin problemas, además
Hugo pudo continuar cantando para su público.
Tras el derrocamiento
de Perón en 1955 la vida se le complicará al
artista. Según relató su hija Amorina
Eva, en un reportaje que le hizo Primera
Página en marzo de 1997: “Con el golpe de 1955, papá conoció la
cárcel de Las Heras, el mismo lugar en que más tarde fusilarían al General
Valle. Allí estuvo detenido 41 días, sufriendo vejaciones y simulacros de
ajusticiamiento, con una ración incomible, que le produjo una úlcera sangrante.
Los Libertadores no le perdonaron a Hugo el pecado de su conducta popular y el
haber grabado la Marcha Peronista con el coro de la orquesta del Teatro Colón, marcha
que no dejó de cantar un solo día, desafiante desde su celda”.
Amorina contó también que clausuraban el lugar tras cada actuación de su
padre como represalia contra quienes le tendían una
mano; otros miraban hacia un costado. Fue así que por
un tiempo debió vivir exiliado en México.
La entrevistada se refirió luego al amor de su padre por Violeta Courtois, un amor definitivo. La conoció en SADAIC en 1959, tras las relaciones frustradas con Ana María Lynch y con Gilda Lousek. Él tenía 47 años,
Violeta 27. De esa unión nacieron cuatro hijos: Marcela Alejandra, Hugo Miguel,
Amorina Eva y Eva Cristina.
En su incursión por
las actividades comerciales, allá por 1974, encarará un criadero de nutrias en
su isla del Tigre, en el cual logró una interesante cruza de nutria blanca,
pero el negocio naufragó debido a la falta de apoyo del entonces gobernador de
Buenos Aires, Victorio Calabró.
Entre 1953 y 1964
continúo actuando y cantando, y pese a las dificultades políticas y económicas
filmó El negro que tenía el alma blanca (1953),
La Quintrala, Doña Catalina de los Ríos y Lisperguer (1955), Más allá del olvido (1956),
Una cita con la vida (1958),
Las tierras blancas (1959), Culpable (1960), Amorina (1961), Esta tierra es mía (1961), La calesita (1963), La sentencia (1964), Buenas noches, Buenos
Aires (1964). En 1975 filma su última película,
Yo maté a Facundo.
Con el nuevo golpe de
estado de Videla en 1976 volverán las penurias para Hugo y su familia. Entonces
vivían en Juez Tedín (Palermo Chico) y según relata Amorina: “Frente
a la casa estaba constantemente estacionado uno de los famosos Ford Falcon,
nosotros éramos pequeños, y apenas comprendíamos. Ante una amenaza de
ametrallamiento tuvimos que mudar los colchones a una habitación interna y
dormir en el suelo. Mi papá salía a trabajar armado y no sabía si regresaría.
Todo era una tortura (…) papá no nos dejaba viajar a la Isla del Tigre, por
seguridad. Desde 1982 hasta su fallecimiento vivimos en esta casa (de la calle Perón); ya
con poco trabajo actuaba en San Martín, en Michelángelo y en Voz Tango. Los
últimos años de su vida fueron de privaciones, la única gente que nos dio una
mano fueron los radicales”.
En 1986 falleció su
esposa Violeta, algo que lo dejará profundamente golpeado y de lo que no volverá a recuperarse.
En 1987 fue declarado
Ciudadano Ilustre por el Concejo
Deliberante. Al año siguiente recibió un gran homenaje en el Luna Park, al
cumplir 50 años de actuación.
Filmó como director
15 películas, actuó en más de 50, fue Asesor Cultural del bloque de senadores
justicialistas. Así y todo, la ayuda llegó tarde. Murió a los 76 años en la tarde del 13 de agosto de 1989.
Velado en el Concejo
Deliberante, una multitud acompañó sus restos hasta la morada final, junto a su compañera Violeta. Ambos descansan en una bóveda del cementerio
de Vicente López donada por el entonces intendente radical, Enrique “Japonés”
García.
Hugo del Carril fue un hombre ejemplar. Solidario con sus colegas e incansable a la hora de alentar a los jóvenes a quienes prodigó su experiencia y ética de vida profesional. Todo un ídolo
popular, una vida plena de éxitos, matizada con ciertas amarguras.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes
-http://www.todotango.com/spanish/creadores/hdelcarril.asp
-http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/carril.htm
-Periódico Primera Página nº 40 de abril de 1997.