Nació como medio alternativo en septiembre de 1993. Refleja la identidad y la historia de los barrios de Balvanera y Almagro, brindándo un instrumento de ayuda a mejorar la calidad de vida. En el año 200l recibió el Primer Premio de la “Orden Civil Heráldica de la Amistad”, entre más de 130 Barriales de Capital y Gran Bs As, además el Premio Mario Bonino UTPBA 2012, Palmiro Vanoli 2012 y 2014, y otros. Se lo encuentra en más de 350 lugares, y es de distribución gratuita.
martes, 30 de junio de 2020
domingo, 28 de junio de 2020
PERIÓDICO PRIMERA PÁGINA Nº 301 - JULIO DE 2020
SALIÓ EL Nº 301 DEL MES DE JULIO DE PRIMERA PÁGINA
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PRIMERA PÁGINA Nº 301 DE JULIO DE 2020
EDITORIAL
El 7 de junio de 1810, hace 210 años, comenzó
a circular la Gaceta de Buenos Aires,
primer órgano de prensa difusor de las ideas patrióticas, impulsado por Mariano Moreno. En su redacción
participaron Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Manuel Alberti, Pedro Agrelo
y Bernardo de Monteagudo, entre
otros.
A poco de asumir el nuevo gobierno, se
habían evidenciado las diferencias entre el presidente –Saavedra– y el
secretario –Moreno–, que encarnaba el ideario de los sectores que
propiciaban algo más que un cambio administrativo. Se proponían cambios
económicos y sociales más profundos.
Mariano Moreno falleció sospechosamente el 4 de marzo de
1811 en alta mar.
Era la primera grieta que se produciría en la patria naciente.
Según el diccionario, “grieta: son
todas las aberturas incontroladas de un elemento superficial que afecta a todo
su espesor”, a nivel simbólico se utiliza para nombrar “la falencia que atenta
contra la solidez o la unidad de algo”.
Sigmund Freud, en “El malestar en la cultura”, dirá que “el hombre no es manso, ni amable, sino que su patrimonio pulsional
contiene una cuota de hostilidad primordial que puede satisfacer ‘en’ la
agresión al prójimo. Dicha agresión será puesta en marcha de diversas maneras:
explotándolo, humillándolo, martirizándolo, matándolo”.
Luego vendrían muchas grietas más: el
fusilamiento de Dorrego, Unitarios y Federales, Rosas y Sarmiento, Civilización
y barbarie, la Guerra del Paraguay, el golpe de
1930, el bombardeo de Plaza de Mayo de 1955, las últimas dictaduras militares,
etc., sólo por nombrar algunas de las más
profundas…
En el mundo hubo miles de ejemplos: los faraones y los esclavos construyendo las
pirámides, Espartaco y el Imperio romano, Jesucristo expulsando a los
mercaderes del templo de Jerusalén, las dos guerras mundiales, la Revolución rusa, las desigualdades sociales, y muchas
otras…
“La
grieta” existe, está latente en la sociedad con
períodos de mayores o menores ensanchamientos, y es de necios negarla.
Hoy reaparece con una renovada intensidad en
este periodo de pandemia, que por desgracia el pasado mes dejó el pico más alto de contagios en el país, con un preocupante epicentro
en la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de los 100 días de cuarentena que cumplió
la mayoría y teniendo en
cuenta además que una minoría de detractores salió a la calle a reclamar
“libertad”, “no más dictadura”, poniendo en serio riesgo al resto de la
población.
Como un ejemplo puntual de aquella grieta
aparece hoy el “caso Vicentín”, la más importante cerealera que representa más del
10% de las exportaciones del país, que emplea
(entre las varias empresas del grupo) a 6.000 trabajadores
directos, más los que indirectamente viven de su producción y comercialización,
así como los 2.600 productores/acreedores que hoy están a la deriva.
Tras la intervención decretada por el
gobierno para salvaguardar el patrimonio y los puestos de trabajo, y el
inminente desguace y venta a una trasnacional, se
propone además su expropiación y nacionalización, no hay otra herramienta
posible, tema que desató el pandemónium de la derecha más recalcitrante del
país, que encabeza la Sociedad Rural, motorizado por los grandes medios hegemónicos,
arrastrando a muchos incautos.
El asunto de la nacionalización que deberá
tratar el Parlamento, requiere firmeza y
determinación, ya que las vacilaciones llevan al naufragio de un proyecto más
que importante y necesario, que se suma al impuesto a la riqueza, un tanto
frenado al momento.
“La grieta” también se amplió con el
destape de las escuchas ilegales que eclosionaron en estos
meses como una caja de Pandora difícil ya de cerrar.
Estas inseguridades dan aire a los
detractores agazapados en una oposición revanchista,
que aspira a desestabilizar el gobierno y meter
una cuña en los proyectos de recuperación de los resortes fundamentales de la economía, que
debe incluir también a una ley de entidades financieras, y a su vez a un impuesto adicional a la actividad financiera y
bursátil, y a los grandes hipermercados.
El macrismo
residual y recalcitrante ve en estas
vacilaciones la posibilidad de resurrección, alentado
por una decena de periodistas “consagrados” que se llenan la boca balbuceando
el mismo rosario de mentiras que los destacó durante los cuatro años del
gobierno anterior, también durante todo el
gobierno de los Kirchner y desde mucho antes.
Patalearon años atrás por la aprobación de
la “Ley de Medios” derogada de un plumazo por Macri en dos días por un DNU, a
pesar de haberse discutido durante dos años por toda la sociedad y aprobada por
amplia mayoría en el Parlamento.
Así las cosas, la
pandemia continúa haciendo estragos en un mundo que aún no tiene una vacuna
para controlarla.
Tampoco existe vacuna para controlar la
grieta, para controlar las desigualdades ni para
controlar las injusticias.
En la Argentina
actual se rebajó el haber de los jubilados a
algo más del mínimo y se congelaron los
alquileres, pero no se logra controlar el aumento de los precios, supuestamente
congelados.
La cuestión de hoy es si después de superada
“la peste”, emergerá un mundo y un país más equitativo, con un mayor nivel de justicia,
menor pobreza y a su vez con el fin de las mentiras informativas, con medios democratizados
y verdaderos periodistas que no respondan al negocio del empresariado.
Es el eterno mundo del revés en el que “Nada el pájaro y vuela el pez…”.
Hasta
la Próxima
EL PARQUE DE LA ESTACIÓN
EL PARQUE DE LA ESTACIÓN EN ÉPOCA DE PANDEMIA
SOLITARIO Y SIN GENTE EL PARQUE ESPERA
EL REGRESO DE LOS VECINOS
Ante la grave pandemia que sufre el mundo, el país y nuestros barrios
Balvanera y Almagro, el Parque que nos llevó 20 años lograr –al
menos parcialmente– se
encuentra en soledad, junto al galpón cultural que alberga una hermosa
biblioteca, un vivero, entretenimientos infantiles y limpios sanitarios, hoy
cerrados.
La peste con que nos toca lidiar, puso un paréntesis en las actividades, y
a su vez en los asuntos pendientes en nuestro Parque:
el nombramiento de un administrador y un plan de manejo, pedidos que vienen reclamando los vecinos desde hace
ya más de un año.
También falta concretar el sector sur del mismo sobre la calle Bartolomé
Mitre y el puente que comunique a ambos sectores, tal como lo estableció la ley
del Parque de la Estación, sancionada y plena vigencia aunque sin su
reglamentación, la que se hace necesaria para agilizar las obras y proteger el
manejo futuro del mismo.
ÉPOCAS EN QUE LAS REUNIONES DE LA MESA
ERAN PRESENCIALES
Los vecinos, a pesar de todo, continuamos en
contacto vía Zoom, ya que no hay posibilidades presenciales –riesgosas
en este momento–,
lo que no significa una
desatención, sino al contrario: estamos más atentos que nunca al mantenimiento, al
riego y a la preservación de las instalaciones.
Somos optimistas y pensamos en una pronta liberación de las actividades,
aunque seguramente con nuevas medidas para su uso, ya que luego de la pandemia “nada
volverá a ser igual”; esperemos que sea mejor y
con mayores deseos de cuidar al parque y a los vecinos, para que lo gocen junto
a sus hijos y nietos.
Y a futuro para las generaciones venideras, ya que fue una gesta de todxs,
una historia que los vecinxos no olvidarán jamás, toda una muestra de la
fortaleza que se posee cuanto están unidos por una causa justa y necesaria que
mejora su calidad su vida.
Consejo de Redacción
EL PASAJE SAN CARLOS DE ALMAGRO
UNA ANTIGUA HISTORIA POCO CONOCIDA
Rezaba un anuncio
inmobiliario de hace unos años:
“Entrada independiente, 1º piso por
escalera, 128 m2 con posibilidad de terraza. Propiedad 100 años de antigüedad,
a refaccionar. Múltiples usos: vivienda particular, estudio, alquiler de
habitaciones a extranjeros. Dueño vende sin comisión. Contacto…”
Vista panorámica del histórico pasaje
Este escueto anuncio oculta a uno
de los pasajes más antiguos del damero porteño, el pasaje San Carlos, también llevaba ese nombre la calle Don Bosco y el templo que se erigió en la manzana contigua, consagrado
a San Carlos Borromeo, donde los sacerdotes salesianos además instalaron la
primera Escuela de Artes y Oficios para niños.
Además se llamó “Villa de San Carlos”, hacia 1871, a la
antigua zona de quintas al suroeste de Castro Barros y Rivadavia. Allí se formó la Sociedad
Progresista de la Villa de San Carlos, que recibió una donación de Martín
Estebarena, y éstos serían los orígenes del primitivo templo terminado hacia 1876.
Esta denominación muy empleada hasta los primeros años del siglo XX, se fue
perdiendo luego del Centenario, hasta desaparecer de la nomenclatura urbana.
En aquella época la zona pertenecía
al municipio de Flores y prevalecía la vida rural, con terrenos llanos y
arroyos y zanjas, era un barrio de tambos y almacenes, y predominaban las
quintas frutales, los terrenos de labranza, alfalfares y hornos de ladrillos.
Recién en 1887 quedó integrado todo el barrio de Almagro dentro de los límites
de la ciudad Capital.
Dependía fundamentalmente del movimiento comercial y hacienda de los corrales y
mataderos de Miserere. Estuvo poblada por inmigrantes vascos, aunque luego
también llegaron los italianos.
VENTANALES COLONIALES DEL PASAJE QUE SE CONSERVAN
La historia del pasaje se retrotrae al año 1865,
cuando Juan Francisco Tarragona adquiere un sector de la amplia quinta que
perteneciera a Juana Isidora González, que se extendía desde la calle Victoria
(hoy Hipólito Yrigoyen) hasta Rivadavia, prolongándose al oeste hasta más allá
de la actual José Mármol.
El límite este de la misma
formaba un estrecho callejón, que
recién en 1889 fue ensanchado para dar origen a la calle Estebarena, más tarde denominada Artes y Oficios y finalmente
Quintino Bocayuva.
Precisamente con la
subdivisión de esta quinta escondida para el peatón que transita distraído, nacerá
hacia el año 1889 el Pasaje San Carlos
en el Nº 151 de aquella arteria, entre Don Bosco e Hipólito Yrigoyen, de acceso
exclusivamente peatonal, enmarcado entre las ochavas de dos edificios gemelos.
Antiguos llamadores
Lamentablemente, uno de ellos fue
modificado por la "pasión posmodernista", deformando salvajemente la
integridad arquitectónica del pasaje, en la esquina suroeste funcionó una almacén de antigüedades, hoy
cerrado.
En sus aproximados 50 metros, que
se internan en la manzana –sin salida– se alinean unas quince casas, con numeración del 1 al 70; la
mayoría de sus frentes conservan aún hoy, el aspecto de Buenos Aires del siglo
XIX.
Unas mejor conservadas, otras pintadas y hasta
ligeramente modificadas, algunas preservan casi su estructura original denotando su abandono. Igualmente que las puertas que con el tiempo se fueron modificando, perdiendo su
estado primitivo.
El toque que le brindan algunos
añejos macetones, antiguos faroles y
las alargadas ventanas con altas persianas y adornados balcones, producen la sensación de trasportarnos en el
tiempo.
Los rayos de sol, que a la
hora de la siesta caen perpendiculares, marcan profundas e inmóviles sombras
sobre su calle central, acentuando una atmósfera de sosiego y calma perpetua.
Primitivos faroles del pasaje
luego reemplazados
El origen del nombre “San
Carlos” procede del sacerdote Carlos
Borromeo –que
le diera el nombre al pasaje, al templo y también a la zona durante un largo período–, nació en Lombardía (Italia)
en el año 1538; fue ordenado sacerdote a los 25 años, alcanzando con el tiempo
el arzobispado de la ciudad de Milán. Durante su gestión produjo profundas
reformas en las costumbres del clero, ganándose elogios y también hostilidades
de quienes se sintieron afectados, a tal punto que durante una misa fue herido
por una bala de arcabuz.
otra vista del pasaje
Hoy la entrada al pasaje se
encuentra cerrada por una reja de agudas lanzas, señal de una época de
inseguridad y temor. El almacén de antigüedades de la esquina sur (antes de su
cierre) le agregaba una nota más de pintoresquismo, convirtiendo al sector en
un territorio de fantasías que nos transportaba a épocas pretéritas.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-Balbachan, Eduardo Luis, Los
ignorados Pasajes de BA,
Alonso, 1982.
-Cutolo, O. Vicente, Bs. As. Historia de las
calles y sus nombres, Tomo II,
Elche, 1994.
-Granelli, Omar P., Almagro en el intento,
Edición del autor, 1999.
-Iusem, Miguel, “Diccionario de las calles de
Buenos Aires”, Instituto Rioplatense de Ciencias, Letras y Artes
(IRCLA S.A.), Buenos Aires, Argentina, 1971.
-Periódico Primera Página Nº 83, marzo
2001.
-Rezónico, Carlos A., Antiguas Quintas porteñas, Interjuntas, 1996.
DOS ESCUELAS DEL BARRIO
ESCUELAS HISTÓRICAS DE ALMAGRO
Y
BALVANERA
EL MARIANO ACOSTA Y EL MARIANO
MORENO
EL MARIANO ACOSTA
Una de las actividades esenciales más damnificadas por la
pandemia del COVID-19 es la enseñanza. Pese a que mediante elementos tecnológicos
y a través de internet se están llevando a cabo actividades virtuales entre
alumnos y profesores, el hecho de formar parte de un grupo y escuchar al otro
personalmente en un aula, está momentáneamente perdido.
Por eso, y con la confianza de que todo vuelva a la
normalidad en un futuro, vamos a conocer en detalle a dos establecimientos de
nuestros barrios que tienen los pasillos vacíos a la espera de estudiantes,
maestros, enseñanzas y vivencias.
El primero de ellos es la Escuela Normal Superior en
Lenguas Vivas Nº 2 Mariano Acosta, ubicada en General Urquiza 277,
Balvanera. Su historia comenzó en 1874, cuando el 16 de junio se promulgó una
ley para su creación como Escuela Normal de
varones, junto con otra para mujeres. Éste hecho sucedió cuando Mariano Acosta
era vicepresidente del país, acompañando a Nicolás Avellaneda.
En 1881 se creó la carrera de profesorado, por lo que el
establecimiento pasó a ser un Normal de Profesores,
que tuvo la flamante inauguración de su edificio actual el 31 de enero de 1889.
Finalmente, en 1924, Marcelo Torcuato de Alvear, en ese entonces presidente de
la Nación, le adjudicó al colegio el nombre de Mariano Acosta.
Entre sus estudiantes más destacados se encuentran el
escritor Julio Cortázar, el profesor Pablo
Pizzurno, el poeta Leopoldo Marechal y el compositor
Enrique Santos Discépolo.
En el barrio de Almagro se encuentra otro de los centros
escolares más importantes de nuestra ciudad, hablamos del Colegio Nº 3 DE 2
Mariano Moreno, ubicado en la Avenida Rivadavia 3577.
ANTIGUA FOTO DEL MARIANO MORENO
Su creación se dio gracias a la gran cantidad de alumnos
inscriptos que había en 1898, lo que hizo que el Colegio Nacional de la Capital
quedara chico. Por eso, a tan sólo quince días de haber comenzado el año, se
ordenó la creación de cuatro secciones nuevas: Sección Norte (actual Colegio Sarmiento),
Sud (actual Rivadavia), Noreste (actual Nicolás Avellaneda) y Oeste, el que
detallaremos en estas líneas.
Su inauguración fue el 22 de marzo de 1898 y tan sólo un
año después, se independizó del Colegio Nacional de la Capital gracias a la Ley
de Presupuesto, por lo que cambió su nombre a Colegio Nacional Oeste. Sin
embargo, ese rótulo no fue eterno, ya que en 1909, modificó por última vez su
nombre al de Mariano Moreno, en honor a uno de los ideólogos de la Revolución
de Mayo.
Entre sus alumnos más destacados encontramos al médico
Federico Leloir (Premio Nobel de Química en 1970), al poeta Homero Manzi y al
actual presidente de la Argentina, Alberto Fernández.
Sin duda, la pausa que hay
en estos establecimientos emblemas de nuestra educación no será eterna y estas
escuelas, como tantas otras, seguirán formando las bases de cada persona que
luego emigrará hacia distintos tipos de carreras y/o trabajos.
Lucas
D. Giannotti
UNIÓN MUJERES DE LA ARGENTINA
Una
entidad pionera en la lucha por la
transformación social
El
barrio de Balvanera alberga orgulloso
dentro de su territorio a una entidad pionera en la lucha por los derechos de
las mujeres y por un mundo mejor. Se trata de la Unión de Mujeres de la Argentina (UMA), cuya sede se encuentra desde 1994 en Urquiza
65, 2° piso,
depto. 34. La agrupación
fue fundada el 12 de julio de 1947. Se trata de una organización social y política
pluralista que defiende los derechos desde una
perspectiva y concepción de género. La docente y periodista María Inés Brassesco, su presidenta
desde hace más de veinte años, amplía el concepto: “Independientemente de que
nuestro origen se vincula a la izquierda y al Partido Comunista, nos definimos como
un movimiento social y político no partidario, con un criterio de la
importancia de la mujer en la lucha por la liberación de los pueblos, la unidad
latinoamericana y caribeña, la patria grande latinoamericana. Somos una
organización coherente que seguirá luchando para crear conciencia crítica de la
necesidad de la transformación social en nuestra patria y en toda América latina. La revolución tiene que venir porque un mundo
tan desigual –que
algunos descubrieron recién ahora con la pandemia del coronavirus– existió y existe. El capitalismo
no es humano ni lo será nunca. Se apropia del exceso de trabajo del obrero, de
la plusvalía, y se enriquece con eso”.
María inés Brassesco junto a Estela de Carlotto
La
UMA es una organización amplia y flexible, integrada por las mujeres de los
sectores populares y progresistas, como las excluidas y marginadas de la
producción y el consumo, las asalariadas de la ciudad y del campo, las
estudiantes, las adolescentes, las jóvenes, las maduras y las mayores, las amas
de casa, las profesionales, las pequeñas y medianas empresarias y comerciantes.
La
entidad hace de la lucha por la paz su bandera principal. “La paz también se construye
mediante esa transformación social, mediante ese cambio, desarticulando,
deshaciendo las desigualdades tan profundas que hay. Nadie es mejor que otro.
Desde la UMA nos proponemos revertir la violencia hacia la mujer pero también
la violencia que hombres y mujeres ejercen sobre los chicos, la violencia del
hambre, de no tener trabajo, de vivir en la calle, de no tener salud. La
violencia es de género, es económica, política, social”, remarca con
firmeza Brassesco.
El
antecedente de la UMA son las Juntas de
la Victoria, es decir, los grupos que se solidarizaban y juntaban fondos
para los republicanos durante la Guerra Civil española.
El grueso de sus miembros eran mujeres. Por ello, cuando se desencadenó la
Segunda Guerra Mundial, una de las integrantes de las juntas, Alcira de la
Peña, planteó la necesidad de aglutinar toda esa lucha por la paz, los niños,
las mujeres, la unidad latinoamericana, en una organización de mujeres que no
solamente tomara las reivindicaciones específicas femeninas sino también el
problema económico, político y social.
una de las pancartas de sus manifestaciones
A
principios de 1947 los diarios publicaron una convocatoria suscripta por más de
160 obreras, escritoras, artistas plásticas, docentes, campesinas, amas de casa
y estudiantes, llamando a participar en una
reunión nacional de mujeres, que tendría lugar en Buenos Aires, los días 11, 12
y 13 de julio. Las mujeres señalaban que “aspiran por igual a conquistar el
lugar que por derecho propio les corresponde en una sociedad democrática y
progresista”. De esta manera, el 11 de julio de 1947, con la presencia de 250
delegadas, se iniciaron –en
Paraná 555– las
deliberaciones de la Reunión Nacional que dio nacimiento al día siguiente a la
Unión de Mujeres de la Argentina. Allí se debatió acerca de las
reivindicaciones femeninas: la participación política de la mujer, la necesidad
del voto femenino, igual salario por igual trabajo, la patria potestad
compartida, el divorcio vincular y la
despenalización del aborto. La primera sede de la UMA se encontraba en Pasteur
44 y su primera presidenta fue Margarita de Ponce. “Nos instalamos en Balvanera
porque buscábamos un barrio popular, no uno de la ‘naricita para arriba’. Nuestro
trabajo es un trabajo de base, es un trabajo en los barrios populares”,
sentencia Brassesco.
La
entidad gestiona el Centro Integral
Padre Mugica para niños y mujeres en el asentamiento 22 de Enero, en Ciudad
Evita, La Matanza, y la Casa del Niño, Niña
y Adolescente Selsa Insaurralde, en San Francisco Solano, Quilmes, donde
funciona un jardín con 85 niños de 3 a 5 años. En el primer centro se acaba de
inaugurar la Biblioteca Popular Dr. Alberto Pedroncini. Ambos lugares son
subvencionados por el Socorro Popular
Francés, una organización catalana y otra alemana, y en el caso del jardín,
el gobierno bonaerense le otorga a la UMA 28 becas mensuales para la comida de
los chicos.
La
asociación desarrolla diversas actividades, como
talleres contra la violencia, de política y género, ciudadanía y género,
educación popular para crear agentes sanitarios, madres cuidadoras. Desde 1997
la UMA instituyó la “Mención 8 de Marzo Margarita de Ponce” con la cual se
distingue a las mujeres de nuestro país que se destacan por sus aportes en la
lucha por una sociedad mejor. La entidad participa en los encuentros nacionales
de mujeres que se realizan anualmente e integra la Federación Democrática
Internacional de Mujeres.
Según
la presidenta de la UMA, la legislación argentina respecto a la mujer está muy
avanzada. El problema es que en muchas ocasiones las normas no se cumplen
porque las mujeres de los sectores populares no conocen sus derechos. Brassesco
sostiene que los derechos de las mujeres todavía
pendientes son la legalización y despenalización del aborto, e igual salario
por igual trabajo.
Laura
Brosio
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