UNA ANTIGUA HISTORIA POCO CONOCIDA
Rezaba un anuncio
inmobiliario de hace unos años:
“Entrada independiente, 1º piso por
escalera, 128 m2 con posibilidad de terraza. Propiedad 100 años de antigüedad,
a refaccionar. Múltiples usos: vivienda particular, estudio, alquiler de
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Vista panorámica del histórico pasaje
Este escueto anuncio oculta a uno
de los pasajes más antiguos del damero porteño, el pasaje San Carlos, también llevaba ese nombre la calle Don Bosco y el templo que se erigió en la manzana contigua, consagrado
a San Carlos Borromeo, donde los sacerdotes salesianos además instalaron la
primera Escuela de Artes y Oficios para niños.
Además se llamó “Villa de San Carlos”, hacia 1871, a la
antigua zona de quintas al suroeste de Castro Barros y Rivadavia. Allí se formó la Sociedad
Progresista de la Villa de San Carlos, que recibió una donación de Martín
Estebarena, y éstos serían los orígenes del primitivo templo terminado hacia 1876.
Esta denominación muy empleada hasta los primeros años del siglo XX, se fue
perdiendo luego del Centenario, hasta desaparecer de la nomenclatura urbana.
En aquella época la zona pertenecía
al municipio de Flores y prevalecía la vida rural, con terrenos llanos y
arroyos y zanjas, era un barrio de tambos y almacenes, y predominaban las
quintas frutales, los terrenos de labranza, alfalfares y hornos de ladrillos.
Recién en 1887 quedó integrado todo el barrio de Almagro dentro de los límites
de la ciudad Capital.
Dependía fundamentalmente del movimiento comercial y hacienda de los corrales y
mataderos de Miserere. Estuvo poblada por inmigrantes vascos, aunque luego
también llegaron los italianos.
VENTANALES COLONIALES DEL PASAJE QUE SE CONSERVAN
La historia del pasaje se retrotrae al año 1865,
cuando Juan Francisco Tarragona adquiere un sector de la amplia quinta que
perteneciera a Juana Isidora González, que se extendía desde la calle Victoria
(hoy Hipólito Yrigoyen) hasta Rivadavia, prolongándose al oeste hasta más allá
de la actual José Mármol.
El límite este de la misma
formaba un estrecho callejón, que
recién en 1889 fue ensanchado para dar origen a la calle Estebarena, más tarde denominada Artes y Oficios y finalmente
Quintino Bocayuva.
Precisamente con la
subdivisión de esta quinta escondida para el peatón que transita distraído, nacerá
hacia el año 1889 el Pasaje San Carlos
en el Nº 151 de aquella arteria, entre Don Bosco e Hipólito Yrigoyen, de acceso
exclusivamente peatonal, enmarcado entre las ochavas de dos edificios gemelos.
Antiguos llamadores
Lamentablemente, uno de ellos fue
modificado por la "pasión posmodernista", deformando salvajemente la
integridad arquitectónica del pasaje, en la esquina suroeste funcionó una almacén de antigüedades, hoy
cerrado.
En sus aproximados 50 metros, que
se internan en la manzana –sin salida– se alinean unas quince casas, con numeración del 1 al 70; la
mayoría de sus frentes conservan aún hoy, el aspecto de Buenos Aires del siglo
XIX.
Unas mejor conservadas, otras pintadas y hasta
ligeramente modificadas, algunas preservan casi su estructura original denotando su abandono. Igualmente que las puertas que con el tiempo se fueron modificando, perdiendo su
estado primitivo.
El toque que le brindan algunos
añejos macetones, antiguos faroles y
las alargadas ventanas con altas persianas y adornados balcones, producen la sensación de trasportarnos en el
tiempo.
Los rayos de sol, que a la
hora de la siesta caen perpendiculares, marcan profundas e inmóviles sombras
sobre su calle central, acentuando una atmósfera de sosiego y calma perpetua.
Primitivos faroles del pasaje
luego reemplazados
El origen del nombre “San
Carlos” procede del sacerdote Carlos
Borromeo –que
le diera el nombre al pasaje, al templo y también a la zona durante un largo período–, nació en Lombardía (Italia)
en el año 1538; fue ordenado sacerdote a los 25 años, alcanzando con el tiempo
el arzobispado de la ciudad de Milán. Durante su gestión produjo profundas
reformas en las costumbres del clero, ganándose elogios y también hostilidades
de quienes se sintieron afectados, a tal punto que durante una misa fue herido
por una bala de arcabuz.
otra vista del pasaje
Hoy la entrada al pasaje se
encuentra cerrada por una reja de agudas lanzas, señal de una época de
inseguridad y temor. El almacén de antigüedades de la esquina sur (antes de su
cierre) le agregaba una nota más de pintoresquismo, convirtiendo al sector en
un territorio de fantasías que nos transportaba a épocas pretéritas.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-Balbachan, Eduardo Luis, Los
ignorados Pasajes de BA,
Alonso, 1982.
-Cutolo, O. Vicente, Bs. As. Historia de las
calles y sus nombres, Tomo II,
Elche, 1994.
-Granelli, Omar P., Almagro en el intento,
Edición del autor, 1999.
-Iusem, Miguel, “Diccionario de las calles de
Buenos Aires”, Instituto Rioplatense de Ciencias, Letras y Artes
(IRCLA S.A.), Buenos Aires, Argentina, 1971.
-Periódico Primera Página Nº 83, marzo
2001.
-Rezónico, Carlos A., Antiguas Quintas porteñas, Interjuntas, 1996.
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