domingo, 28 de junio de 2020

PRIMERA PÁGINA Nº 301 DE JULIO DE 2020


EDITORIAL  




El 7 de junio de 1810, hace 210 años, comenzó a circular la Gaceta de Buenos Aires, primer órgano de prensa difusor de las ideas patrióticas, impulsado por Mariano Moreno. En su redacción participaron Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Manuel Alberti, Pedro Agrelo y Bernardo de Monteagudo, entre otros.
A poco de asumir el nuevo gobierno, se habían evidenciado las diferencias entre el presidente Saavedra y el secretario Moreno–, que encarnaba el ideario de los sectores que propiciaban algo más que un cambio administrativo. Se proponían cambios económicos y sociales más profundos.
Mariano Moreno falleció sospechosamente el 4 de marzo de 1811 en alta mar.
Era la primera grieta que se produciría en la patria naciente.
Según el diccionario, “grieta: son todas las aberturas incontroladas de un elemento superficial que afecta a todo su espesor”, a nivel simbólico se utiliza para nombrar “la falencia que atenta contra la solidez o la unidad de algo”.
Sigmund Freud, en “El malestar en la cultura”, dirá que “el hombre no es manso, ni amable, sino que su patrimonio pulsional contiene una cuota de hostilidad primordial que puede satisfacer ‘en’ la agresión al prójimo. Dicha agresión será puesta en marcha de diversas maneras: explotándolo, humillándolo, martirizándolo, matándolo”.
Luego vendrían muchas grietas más: el fusilamiento de Dorrego, Unitarios y Federales, Rosas y Sarmiento, Civilización y barbarie, la Guerra del Paraguay, el golpe de 1930, el bombardeo de Plaza de Mayo de 1955, las últimas dictaduras militares, etc., sólo por nombrar algunas de las más profundas…
En el mundo hubo miles de ejemplos: los faraones y los esclavos construyendo las pirámides, Espartaco y el Imperio romano, Jesucristo expulsando a los mercaderes del templo de Jerusalén, las dos guerras mundiales, la Revolución rusa, las desigualdades sociales, y muchas otras…
 “La grieta” existe, está latente en la sociedad con períodos de mayores o menores ensanchamientos, y es de necios negarla.
Hoy reaparece con una renovada intensidad en este periodo de pandemia, que por desgracia el pasado mes dejó el pico más alto de contagios en el país, con un preocupante epicentro en la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de los 100 días de cuarentena que cumplió la mayoría y teniendo en cuenta además que una minoría de detractores salió a la calle a reclamar “libertad”, “no más dictadura”, poniendo en serio riesgo al resto de la población.
Como un ejemplo puntual de aquella grieta aparece hoy el “caso Vicentín”, la más importante cerealera que representa más del 10% de las exportaciones del país, que emplea (entre las varias empresas del grupo) a 6.000 trabajadores directos, más los que indirectamente viven de su producción y comercialización, así como los 2.600 productores/acreedores que hoy están a la deriva.
Tras la intervención decretada por el gobierno para salvaguardar el patrimonio y los puestos de trabajo, y el inminente desguace y venta a una trasnacional, se propone además su expropiación y nacionalización, no hay otra herramienta posible, tema que desató el pandemónium de la derecha más recalcitrante del país, que encabeza la Sociedad Rural, motorizado por los grandes medios hegemónicos, arrastrando a muchos incautos.
El asunto de la nacionalización que deberá tratar el Parlamento, requiere firmeza y determinación, ya que las vacilaciones llevan al naufragio de un proyecto más que importante y necesario, que se suma al impuesto a la riqueza, un tanto frenado al momento.
“La grieta” también se amplió con el destape de las escuchas ilegales que eclosionaron en estos meses como una caja de Pandora difícil ya de cerrar.
Estas inseguridades dan aire a los detractores agazapados en una oposición revanchista, que aspira a desestabilizar el gobierno y meter una cuña en los proyectos de recuperación de los resortes fundamentales de la economía, que debe incluir también a una ley de entidades financieras, y a su vez a un impuesto adicional a la actividad financiera y bursátil, y a los grandes hipermercados.
El macrismo residual y recalcitrante ve en estas vacilaciones la posibilidad de resurrección, alentado por una decena de periodistas “consagrados” que se llenan la boca balbuceando el mismo rosario de mentiras que los destacó durante los cuatro años del gobierno anterior, también durante todo el gobierno de los Kirchner y desde mucho antes.
Patalearon años atrás por la aprobación de la “Ley de Medios” derogada de un plumazo por Macri en dos días por un DNU, a pesar de haberse discutido durante dos años por toda la sociedad y aprobada por amplia mayoría en el Parlamento.
Así las cosas, la pandemia continúa haciendo estragos en un mundo que aún no tiene una vacuna para controlarla.
Tampoco existe vacuna para controlar la grieta, para controlar las desigualdades ni para controlar las injusticias.
En la Argentina actual se rebajó el haber de los jubilados a algo más del mínimo y se congelaron los alquileres, pero no se logra controlar el aumento de los precios, supuestamente congelados.
La cuestión de hoy es si después de superada “la peste”, emergerá un mundo y un país más equitativo, con un mayor nivel de justicia, menor pobreza y a su vez con el fin de las mentiras informativas, con medios democratizados y verdaderos periodistas que no respondan al negocio del empresariado.
Es el eterno mundo del revés en el que “Nada el pájaro y vuela el pez…”.

                                            Hasta la Próxima




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