Una
entidad pionera en la lucha por la
transformación social
El
barrio de Balvanera alberga orgulloso
dentro de su territorio a una entidad pionera en la lucha por los derechos de
las mujeres y por un mundo mejor. Se trata de la Unión de Mujeres de la Argentina (UMA), cuya sede se encuentra desde 1994 en Urquiza
65, 2° piso,
depto. 34. La agrupación
fue fundada el 12 de julio de 1947. Se trata de una organización social y política
pluralista que defiende los derechos desde una
perspectiva y concepción de género. La docente y periodista María Inés Brassesco, su presidenta
desde hace más de veinte años, amplía el concepto: “Independientemente de que
nuestro origen se vincula a la izquierda y al Partido Comunista, nos definimos como
un movimiento social y político no partidario, con un criterio de la
importancia de la mujer en la lucha por la liberación de los pueblos, la unidad
latinoamericana y caribeña, la patria grande latinoamericana. Somos una
organización coherente que seguirá luchando para crear conciencia crítica de la
necesidad de la transformación social en nuestra patria y en toda América latina. La revolución tiene que venir porque un mundo
tan desigual –que
algunos descubrieron recién ahora con la pandemia del coronavirus– existió y existe. El capitalismo
no es humano ni lo será nunca. Se apropia del exceso de trabajo del obrero, de
la plusvalía, y se enriquece con eso”.
María inés Brassesco junto a Estela de Carlotto
La
UMA es una organización amplia y flexible, integrada por las mujeres de los
sectores populares y progresistas, como las excluidas y marginadas de la
producción y el consumo, las asalariadas de la ciudad y del campo, las
estudiantes, las adolescentes, las jóvenes, las maduras y las mayores, las amas
de casa, las profesionales, las pequeñas y medianas empresarias y comerciantes.
La
entidad hace de la lucha por la paz su bandera principal. “La paz también se construye
mediante esa transformación social, mediante ese cambio, desarticulando,
deshaciendo las desigualdades tan profundas que hay. Nadie es mejor que otro.
Desde la UMA nos proponemos revertir la violencia hacia la mujer pero también
la violencia que hombres y mujeres ejercen sobre los chicos, la violencia del
hambre, de no tener trabajo, de vivir en la calle, de no tener salud. La
violencia es de género, es económica, política, social”, remarca con
firmeza Brassesco.
El
antecedente de la UMA son las Juntas de
la Victoria, es decir, los grupos que se solidarizaban y juntaban fondos
para los republicanos durante la Guerra Civil española.
El grueso de sus miembros eran mujeres. Por ello, cuando se desencadenó la
Segunda Guerra Mundial, una de las integrantes de las juntas, Alcira de la
Peña, planteó la necesidad de aglutinar toda esa lucha por la paz, los niños,
las mujeres, la unidad latinoamericana, en una organización de mujeres que no
solamente tomara las reivindicaciones específicas femeninas sino también el
problema económico, político y social.
una de las pancartas de sus manifestaciones
A
principios de 1947 los diarios publicaron una convocatoria suscripta por más de
160 obreras, escritoras, artistas plásticas, docentes, campesinas, amas de casa
y estudiantes, llamando a participar en una
reunión nacional de mujeres, que tendría lugar en Buenos Aires, los días 11, 12
y 13 de julio. Las mujeres señalaban que “aspiran por igual a conquistar el
lugar que por derecho propio les corresponde en una sociedad democrática y
progresista”. De esta manera, el 11 de julio de 1947, con la presencia de 250
delegadas, se iniciaron –en
Paraná 555– las
deliberaciones de la Reunión Nacional que dio nacimiento al día siguiente a la
Unión de Mujeres de la Argentina. Allí se debatió acerca de las
reivindicaciones femeninas: la participación política de la mujer, la necesidad
del voto femenino, igual salario por igual trabajo, la patria potestad
compartida, el divorcio vincular y la
despenalización del aborto. La primera sede de la UMA se encontraba en Pasteur
44 y su primera presidenta fue Margarita de Ponce. “Nos instalamos en Balvanera
porque buscábamos un barrio popular, no uno de la ‘naricita para arriba’. Nuestro
trabajo es un trabajo de base, es un trabajo en los barrios populares”,
sentencia Brassesco.
La
entidad gestiona el Centro Integral
Padre Mugica para niños y mujeres en el asentamiento 22 de Enero, en Ciudad
Evita, La Matanza, y la Casa del Niño, Niña
y Adolescente Selsa Insaurralde, en San Francisco Solano, Quilmes, donde
funciona un jardín con 85 niños de 3 a 5 años. En el primer centro se acaba de
inaugurar la Biblioteca Popular Dr. Alberto Pedroncini. Ambos lugares son
subvencionados por el Socorro Popular
Francés, una organización catalana y otra alemana, y en el caso del jardín,
el gobierno bonaerense le otorga a la UMA 28 becas mensuales para la comida de
los chicos.
La
asociación desarrolla diversas actividades, como
talleres contra la violencia, de política y género, ciudadanía y género,
educación popular para crear agentes sanitarios, madres cuidadoras. Desde 1997
la UMA instituyó la “Mención 8 de Marzo Margarita de Ponce” con la cual se
distingue a las mujeres de nuestro país que se destacan por sus aportes en la
lucha por una sociedad mejor. La entidad participa en los encuentros nacionales
de mujeres que se realizan anualmente e integra la Federación Democrática
Internacional de Mujeres.
Según
la presidenta de la UMA, la legislación argentina respecto a la mujer está muy
avanzada. El problema es que en muchas ocasiones las normas no se cumplen
porque las mujeres de los sectores populares no conocen sus derechos. Brassesco
sostiene que los derechos de las mujeres todavía
pendientes son la legalización y despenalización del aborto, e igual salario
por igual trabajo.
Laura
Brosio
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