El 21 de agosto de 1966 la dictadura consuma el monopolio de la industria del azúcar
en el país
Aquel 21 de
agosto, por la noche, el ministro de Economía del dictador Juan Carlos Onganía,
Jorge Néstor Salimei, anunció las medidas para terminar con los ingenios
tucumanos que eran “foco de intranquilidad social”; al día
siguiente se firmó el decreto-ley 16.926 para la intervención de los primeros
ingenios (Bella Vista, Esperanza, La Florida, Lastenia, Nueva Baviera, La
Trinidad y Santa Lucía). Según el decreto, era momento de “sanear la economía
distorsionada de la actividad azucarera”.
Previamente, el
17 de agosto, trece aviones habían aterrizado en el aeropuerto Benjamín
Matienzo con más de 400 efectivos de la Policía Federal para ocupar los
ingenios que se cerrarían. Aquel operativo dejaría libre el camino a los grandes
monopolios del azúcar que hasta hoy padecemos, encabezados por Fernando de Prat
Gay (propietario del ingenio Leales en Tucumán, abuelo del ministro de Economía
de Macri), Carlos Pedro Blaquier (del ingenio Ledesma,
Jujuy) y los tucumanos Paz (del ingenio Concepción, uno de los mayores
beneficiarios en la provincia), Ambrosio Nougués (ingenio San Pablo y
Providencia) y Juan José Sortheix. Nougués también tenía lazos con los Patrón
Costas, propietarios del ingenio El Tabacal en Salta.
LA VIVIENDA DE LA FAMILIA HILERET EN TUCUMÁN |
EL “OPERATIVO AZÚCAR”
El “Operativo azúcar” –oficialmente denominado “Operativo Tucumán”– fue presentado como una
avanzada contra el monocultivo, “isla de presente y futuro conflicto de incierto
final", con promesas de diversificación, nuevas industrias y de la mano de
una “lluvia de inversiones” (término de cercana familiaridad). En buena
síntesis un discurso “racionalizador” del que se hizo eco el diario Clarín.
“El programa para Tucumán excedía
los límites de la provincia considerada como punta a un cambio hondo y oscuro en
la política nacional de inversiones. Por eso, solo puede ser interpretado como
una profunda revisión de la política económica seguida hasta la fecha”, afirmaba
la editorial del diario Revolución para
Tucumán, de la edición del 24 de agosto.
Pero ¿cuál fue el verdadero
objetivo de este plan? Además de disminuir el personal público y “racionalizar”
la administración estatal, el Onganiato tomó diversas medidas destinadas a
favorecer a los sectores más concentrados del capital en el plano de la
industria azucarera, lo que estaba en disputa era el destino de los cupos de producción
asignados a cada ingenio.
La medida del cierre de once ingenios en Tucumán tuvo como fin favorecer
la concentración monopólica en manos de los industriales “del norte” (en
referencia a Jujuy y Salta, aunque también hubo beneficiados en Tucumán) que
fueron los industriales nucleados en el Centro Azucarero Argentino
(CAA).
Una Comisión Especial del CAA será la impulsora del cierre de los
ingenios en Tucumán, para redistribuirse los cupos. La comisión era presidida
por Fernando de Prat Gay (propietario del ingenio Leales en Tucumán (abuelo
del ministro de Economía del gobierno de Macri), Carlos Pedro Blaquier
(del ingenio Ledesma, Jujuy) y los tucumanos Paz (del ingenio
Concepción, uno de los mayores beneficiarios en la provincia), Ambrosio
Nougués (ingenio San Pablo y Providencia) y Juan José Sortheix.
Nougués también tenía lazos con los Patrón Costas, propietarios del ingenio
El Tabacal en Salta. A su vez, Herminio Arrieta (Ledesma) había comprado
el ingenio Mercedes y pretendía comprar el Bella Vista para, en alianza con los
Nougués, controlar la producción de la zona de Lules, Famaillá y Bella Vista.
Lejos habían quedado las primeras experiencias azucareras. La caña de
azúcar se conoce en América hacia los años 1612, aunque algunos historiadores del tema la sitúan con Antonio Fernández
Cornejo hacia 1760 en la provincia de Salta, y aún antes la habrían utilizado
los jesuitas, aunque su desarrollo y modernización se fue transformando hacia
1870, con la aparición de la familia Hileret, entre otras.
En 1888 se funda la localidad de
Río Chico a consecuencia de la llegada del ramal ferroviario, en el que viajó a
la zona Clodomiro Hileret.
Originariamente aquel territorio estaba habitado por los indios
Singuiles, una parcialidad diaguita, que antes del año 1632 ya estaban
radicados en el lugar. Con la avanzada de la invasión perpetrada hace 500 años, los pueblos originarios fueron arrasados y
desculturizados, a esto se sumó la llamada “Conquista del desierto”: el Ejército argentino
exterminó a muchos pueblos originarios –lo que antes fuera justificado por la “evangelización” luego lo hizo la llamada
“civilización”–, los que quedaron fueron utilizados como mano de obra esclava para las
nuevas actividades que surgían en un aparentemente floreciente país, muchos de
estos damnificados de su tierra fueron a parar a los grandes ingenios
azucareros del norte argentino.
la demolición por el cierre de las instalaciones del ingenio Santa Ana
En 1889 Clodomiro Hileret,
un francés adinerado, con espíritu empresario y Lidoro J. Quinteros
adquirieron la estancia “Santa Ana”, de 27.000 hectáreas de tierras, y fue en
sus asentamientos donde aparece la fabulosa leyenda disciplinadora de “El Familiar”, aquel perro hambriento
que aparecía por las noches para devorar trabajadores “insubordinados”. Quién no recuerda aquellos cuadraditos de azúcar recubiertos
de fino papel que endulzaban en los bares el cafecito de los porteños en los primeros
años del siglo 20.
En
el año 1957 el Ingenio es transferido al gobierno provincial,
ocasionándose el fenómeno de desocupación más grande de la historia de la
provincia; situación que no se revirtió completamente hasta nuestros días. Esto
motivó la disgregación familiar por el alto índice de emigración de jefes de
familias e hijos mayores a distintos puntos del país, en búsqueda de nuevas
fuentes de trabajo.
En sus comienzos Santa Ana y la
ciudad –que
también llevaría aquel nombre– actuaban como centro industrial y las demás poblaciones
cumplían el rol de colonias agrícolas.
La primera huelga en la industria azucarera
Según algunos registros, la primera huelga en la industria azucarera se llevó
a cabo en el año 1904, cuando aún no existía en la zona organización sindical
alguna, y por lo que se sabe, sus primeros activistas fueron anarquistas y
socialistas. Curiosamente, los socialistas no tenían relación con sus
compañeros de Buenos Aires. Más aún: llegaron a publicar un periódico –El trabajador– escrito y editado por
obreros, sin la participación de intelectuales. Los reclamos que unificaron la
protesta apuntaban a lograr la eliminación de la proveeduría, un aumento
salarial y jornales abonados en moneda nacional en reemplazo del vale para la
proveeduría.
A fines de junio de 1904,
obreros, peones y pequeños campesinos del ingenio San Miguel iniciaron esa
protesta, que rápidamente se extendió a otros ingenios de la zona del este tucumano.
Al mismo tiempo, la agitación obrera se expresó
en asambleas que día a día nucleaban más trabajadores. El 26 de junio de ese
año, una asamblea en Cruz Alta convocó a más de
6.000 trabajadores que aprobaron lanzar una huelga general en todos los
ingenios.
Tapa del 22 de agosto de 1966 del diario Clarín instalando la excusa del monocultivo
En un marco represivo
implacable, con allanamientos, razias, detenciones masivas y expulsiones del
territorio de la provincia, la actividad sindical continuaba su crecimiento,
expresado en huelgas generales en los años inmediatos.
El Banco Nación evitó el cierre del ingenio adquiriéndolo en diciembre de
1932, recién en octubre de 1940 se hizo cargo definitivamente e inició un eficiente ordenamiento técnico. Después de un
vasto estudio se renovaron los cañaverales y se ampliaron obras de irrigación.
Las vías férreas y alambrados fueron adaptados a las necesidades del
establecimiento. Además se creó una Estación Experimental para estudio y
orientación de los agricultores locales. También se realizaban otras tareas
agrícolas, pero en menor medida, como la producción de limón, papas, soja, maíz
y criaderos de cerdos. Más recientemente comenzó a desarrollarse cierto turismo,
sobre todo los recorridos rurales, de aventura y fotográficos.
Otro punto muy relevante
de esta Comuna es la Reserva Natural Estricta Santa Ana;
se trata de una inmensa extensión de 20.000 hectáreas de fauna y flora
protegidas en una topografía muy accidentada de "Selva de las yungas" y "Selva tucumana-boliviana. Creada por Ley
provincial 2.439 de 1940, esta reserva es
administrada por la "Dirección de Recursos Naturales y Riego de la
Provincia" y funciona como “clausura”, lo cual quiere decir que no admite
visitantes por no poseer el grado de control suficiente como para permitir que
las personas ingresen a la misma.
La localidad, ya desde sus principios, tuvo siempre una estructura basada en un cuadrado casi perfecto, sus calles tienen un trazado ortogonal, lo cual permite vincular cada una de sus edificaciones. En el centro de la misma se halla ubicada la fábrica y la vivienda de Hileret, rodeada de un hermoso parque.
La localidad, ya desde sus principios, tuvo siempre una estructura basada en un cuadrado casi perfecto, sus calles tienen un trazado ortogonal, lo cual permite vincular cada una de sus edificaciones. En el centro de la misma se halla ubicada la fábrica y la vivienda de Hileret, rodeada de un hermoso parque.
LOS
CAÑEROS INDEPENDIENTES
Los cañeros tucumanos se iniciaron a finales
del siglo XIX en el contexto de modernización de la agroindustria azucarera en
Tucumán. El asociacionismo cañero fue la forma de defender sus intereses frente
a los grandes industriales azucareros y subsistir en el tiempo como sector
productivo diferenciado. A través de sus asociaciones, los cañeros presentaron
reclamos de intervención estatal que giraban en torno al establecimiento de
mejores condiciones de venta de su materia prima. En este sentido, la formación
de asociaciones estuvo signada por momentos críticos –como plagas o
sobreproducción– que afectaban la venta de su materia prima y hacían
peligrar la existencia del sector.
La UCIT se constituyó a finales de 1945 por la fusión de tres
asociaciones cañeras: el Centro Cañero, la Unión Agraria Provincial y los
Cañeros Independientes. El proceso de formación de la nueva institución estuvo
enmarcado por tras destacados factores, la crisis en los cañaverales y el clima
asociacionista que se desplegó desde los orígenes del primer peronismo, y el avance
de las luchas campesinas y obreras durante el siglo XX.
envasado en papel
LA
FOTIA
Fue creada en 1944,
un período histórico en el que Juan D. Perón se desempeñó como secretario de Trabajo y se caracterizó por la sanción de
importantes leyes laborales y la ampliación de la sindicalización a sectores
antes desorganizados, entre ellos los trabajadores del azúcar. La FOTIA se organizó de ese modo como uno
de los sindicatos más importantes y combativos: declaró
una huelga para exigir la libertad de Perón, quien había sido detenido por un golpe de estado militar,
que se constituyó en el antecedente directo de las grandes movilizaciones
obreras del 17 de
octubre de 1945, conocidas
como Día de la
lealtad, que obtuvieron
la liberación de Perón. En las elecciones presidenciales de 1946,
en las que resultó ganador Perón, la FOTIA fue la base de la organización del Partido
Laborista en la
provincia, obteniendo el mayor porcentaje de votos del país, por lo que fue
llamada “la llave del Norte”. En esa época los dirigentes de FOTIA ocuparon importantes
lugares en el Estado y como diputados y senadores. Algunos de
los dirigentes de esa etapa fueron: Celestino Valdéz, Manuel Lema, Lorenzo
Rivarola y Luis René Villacorta. En 1947
los sindicatos de trabajadores del azúcar de Jujuy y Salta se incorporaron a la FOTIA,
transformándola de hecho, por entonces, en un sindicato único nacional, formado
por 64 sindicatos locales con un total de 130.000 asociados. Durante el
gobierno peronista (1946-1955), en marzo y octubre de 1949,
la FOTIA organizó importantes huelgas, enfrentándose con el gobierno que las declaró ilegales, intervino la federación y encarceló a muchos de
sus dirigentes. Durante el gobierno radical de Arturo Illia (1963-1966), la FOTIA organizó una gran
movilización contra los patrones que adeudaban
una zafra completa. El movimiento fue severamente reprimido causando varios
muertos, y el gobierno encarceló a su secretario general, Atilio
Santillán aplicando el Plan Conintes, que permitía "militarizar" los
conflictos sociales. Durante la dictadura militar conocida como Revolución
Argentina, se
produjeron cierres de gran cantidad de ingenios en Tucumán. La FOTIA organizó como respuesta grandes
huelgas que conmovieron el país y que fueron cruentamente reprimidas. En esas
luchas se destacó como dirigente Atilio
Santillán, quien fue
asesinado en Buenos Aires dos días antes del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976,
con que se inició el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983). Toda la dirección de la FOTIA, con excepción de su secretario de
Prensa, Rafael Desantis, resultó desaparecida durante el Terrorismo de Estado.
Hoy
el ingenio Santa Ana es historia y leyenda, pero en los
terrenos que fueran de aquella gran propiedad se creó una reserva temática que
lo recuerda.
El tema de la
educación, la cuestión agraria (léase reforma) y la industrialización del país
estuvo siempre en el ideario tanto de Manuel
Belgrano, como de otros grandes líderes que posteriormente levantaron sus
banderas. La diligencia con que se desarrollaron los acontecimientos, las
grandes disputas (léase grieta) nacen
precisamente en esa época, con el asesinato de
Mariano Moreno en alta mar, y continuarán con la sangrienta pelea
entre unitarios y federales, las irrupciones de la generación “ilustrada” del ’80 en el siglo XIX, la resistencia obrera de principios
del siglo XX, el anarquismo, el socialismo y el comunismo, el golpe de Uriburu
de 1930, los gobiernos peronistas y los
posteriores golpes de Estado y dictaduras de septiembre de 1955, de marzo de 1962 de Guido, de junio de 1966 de Onganía y de marzo
de 1976 de Videla, marcaron a fuego la historia argentina.
Su propio manejo historiográfico hegemonizado por
Mitre hasta el destape de las últimas generaciones –que nació con tibieza
pero que fue cobrando cuerpo con los años– marcarán la diferencia de entre un antes y un después
en la historia argentina. Desde un programa de radio de la localidad de Santa
Ana buscan proteger y reflotar el Parque que perteneció a Clodomiro Hileret
fundador del imperio azucarero más grande y trascendente de fines del siglo XIX,
como una recuperación de la memoria de aquellos tiempos pasados, pero no
olvidados.
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
-https://www.teseopress.com/diccionarioagro/chapter/union-caneros-independientes-de-tucuman-ucit-tucuman-argentina-1943-1945footnoterecibido-julio-
-https://lahistoriaendisputa.wordpress.com/2018/11/18/el-familiar/
-http://www.produccion.com.ar/2001/01may_04.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario