INSTITUTO INFANCIAS
Su sede de Guardia Vieja 4541
Rescatar a los
chicos del fracaso escolar y encauzarlos hacia la vida social y laboral
En
la escuela común algunos chicos tienen dificultades para aprender y seguir el
ritmo de sus compañeros, por lo cual, en medio de una gran frustración, terminan
desertando. En 1986 un grupo de profesionales del área de la salud y la
educación, con mucha experiencia en dicha problemática, se propuso crear una
institución que se dedicara a la tarea de rescatar a esos chicos del estigma
del fracaso escolar a través de la educación especial y la atención integral para
que pudieran insertarse en el sistema educativo convencional y en la vida
social y laboral. Así surgió la Fundación
Infancias que gestiona el Instituto
Infancias, escuela para niños y adolescentes con problemas de aprendizaje,
uno de los establecimientos de educación especial más importantes de la ciudad.
La
institución abrió sus puertas en marzo de 1987 comenzando a trabajar como
escuela de recuperación de niños con leve discapacidad intelectual. Conforme
aumentaba la demanda, se fueron incorporando más planes de estudio. La
fundación tiene dos sedes en Almagro.
Una situada en Pringles 939 y la
otra en Guardia Vieja 4541,
inaugurada en 2006. El staff está conformado por 130 personas.
Susana Ré su directora
Susana Ré, fundadora y directora general
de Fundación Infancias nos comenta cómo fueron los inicios de la entidad: “Yo
soy psicóloga y maestra. Fui designada como asistente educacional en un barrio
de bajos recursos de Laferrere. Tenía que decidir adónde derivar a los chicos
que tenían algún problema de aprendizaje y que podían aprender bajo ciertas
condiciones grupales, pedagógicas y de asistencia a tratamientos clínicos y psicológicos. Ahí surge la primera idea de conformar
una escuela donde pudieran concurrir chicos con esa posibilidad de aprendizaje.
Creé una primera institución en Ramos Mejía en 1985, y en 1987 fundé Infancias
en Capital. Nos instalamos en un PH ubicado en Gallo entre Córdoba y Cabrera.
Abrimos la escuela con muy pocos chicos”.
Alumnos trabajando en los talleres
La
escuela tiene una nutrida población de 320 alumnos –de todas las clases sociales– que están divididos en dos
sedes: la parte pedagógica y educativa se brinda en la sede de Guardia Vieja, y
la de formación laboral, en la de Pringles. Las edades fluctúan entre los 7 y
los 30 años. Los grupos están integrados por un mínimo de seis alumnos y un
máximo de doce. Siempre hay dos docentes: el titular y un auxiliar. El servicio
que ofrece la escuela no se limita a la instrucción puramente pedagógica, sino que los chicos disponen de asistente social –que asesora a las familias
respecto a la legislación–,
médico clínico, nutricionista, psicólogo, psicopedagogo, fonoaudiólogo,
psicomotricista y terapista ocupacional. El tratamiento es absolutamente
personalizado.
El
lugar posee un comedor y los chicos que tienen jornada completa desayunan, almuerzan y
meriendan dentro de la escuela; el horario va de las 9 a las 16.30. En muchas
ocasiones los chicos llegan con problemas emocionales o de conducta, tienen
dificultades para entablar lazos sociales. En general, el ambiente que se crea en
la escuela es muy familiar, lo cual contribuye en gran medida a que los alumnos
vayan mejorando su rendimiento.
La
escuela tiene cinco planes de estudio. El plan de recuperación está destinado a
los chicos que no tienen más de dos o tres años de desfasaje entre lo
cronológico y lo mental. Tiene los mismos contenidos básicos de la currícula
común. En tanto, el plan de alfabetización prelaboral
del orden de lo especial, comprende a los chicos
con un mayor desfasaje desde el punto de vista pedagógico. El plan posprimario con
salida laboral tiene por objetivo ir encaminando a los alumnos hacia un trabajo: los chicos realizan productos de perfumería como
sales de baño y aromatizadores que venden dentro de su núcleo familiar. En
cuanto al plan secundario, el contenido pedagógico llega hasta un segundo año
de la escuela común, desglosado en cuatro años; los chicos tienen menos materias que las habituales y
tienen una maestra tutora que acompaña a los profesores de cada área. Este plan
es continuidad del de recuperación, los contenidos son los mismos.
Por
último, hay un plan de formación laboral que consta de seis oficios: cadetería,
gastronomía, perfumería, imprenta, telar y artesanías
(cerámica, vasijas y envases de los productos de perfumería). Algunos chicos fueron
contratados como pasantes de manera formal por la pizzería La Continental y la parrilla La Cabrera para la atención al público. Otros fueron
empleados como cadetes en la escuela.
Los
certificados que otorga la institución son oficiales, ya que los planes de
estudio que se dictan son los aprobados por la Dirección General de Educación
de Gestión Privada. La cuota que corresponde a cada alumno está cubierta por el
Estado a través de las obras sociales o las prepagas.
Logo del Instituto
“Yo
estoy muy orgullosa de lo que hemos armado. Los chicos, cuando se van de la
escuela, se van felices, con lágrimas en los ojos, con la satisfacción de saber
que los trajimos desde muy abajo y cuando egresan son chicos capaces de
convivir dentro de esta sociedad. Eso es lo que a nosotros más nos gratifica,
nos da una inmensa satisfacción. Te das cuenta de que el trabajo que hacemos
tiene un valor social que no conocíamos hasta que nos pasó. En mi caso no me
imagino haciendo otra cosa, me encanta lo que hago, para mí es mi vida. Aparte
de ser una satisfacción personal realmente es un bien para mucha gente. Que los
chicos estén en una escuela especial no quiere decir que estén segregados, al
contrario, es un lugar de inclusión para que ellos puedan salir a la vida, es
un lugar de aprendizaje, de hacer amigos, de tener una vida social en las
condiciones que ellos pueden hacerlo”, expresa conmovida Ré.
Laura Brosio
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