viernes, 2 de octubre de 2020

CHILE Y EL PLEVISCITO

En Chile, llega la hora del plebiscito


 

               PIÑERA Y EL PLEVISCITO QUE NO DESEA


Parece que fue hace años, pero no. Chile estaba en ebullición antes de la pandemia y la persistencia y violencia del movimiento popular, obligó al gobierno de Piñera a convocar a un plebiscito para reformar la Constitución chilena. Esa fecha, que parecía una forma de patear el problema para adelante, ya está próxima y ya no podrá ser postergada nuevamente.

La fecha inicial de abril fue aplazada para el 25 de octubre. La campaña ya arrancó en agosto y es irreversible. Será un mes de alto voltaje para América latina: también habrá elecciones en Bolivia, donde se enfrentan el MAS de Evo Morales y los defensores del actual gobierno de facto.

Pasado un año del comienzo de las movilizaciones en Chile, la aprobación de los cambios a la Carta Magna chilena ganaría por amplia mayoría. Es por eso que el gobierno de Piñera trata de disimular y no quedar pegado a una derrota casi segura. Es así que ya hablan de los cambios como algo inevitable, tal vez para impedir que las modificaciones escapen a su control.

Pero los defensores del cambio no las tienen todas consigo, deberán enfrentar varias dificultades. Pese a las movilizaciones masivas, el referéndum se desarrollará bajo el sistema electoral chileno, que tradicionalmente refleja una baja participación. Además las proporciones electorales serán las mismas que rigen cuando se elijen diputados, lo que podría no trasladar el resultado de las elecciones a la conformación de la Convención Constituyente.

Ni el coronavirus ni las trabas políticas redujeron el entusiasmo reformista. Pican en punta quienes buscan que la nueva ley refleje el crecimiento del feminismo y mande al machismo chileno al desván de los sueños olvidados. Los siguen quienes quieren que se reconozca de una vez y para siempre, la presencia de los pueblos

  originarios.

Todos los reclamos anuncian la posibilidad de una oportunidad histórica para eliminar el legado del régimen pinochetista. La excusa del sostenido crecimiento económico del país trasandino, ya no sirve para evitar los cambios. Más temprano que tarde, son muchos los que sueñan con hacer de Chile una sociedad igualitaria

                                                                     Pablo Salcito




 

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