domingo, 30 de abril de 2023

EL MITO DEL EDIFICIO DE LOS 70 BALCONES

 

El mito de los 70 balcones de Baldomero Fernández Moreno, del edificio de Corrientes y Pueyrredón

 

                EL EDIFICIO QUE NO ES EL INSPIRADOR


Los mitos se originan tras repetirlos y repetirlos hasta (aparentemente) convertirse en realidad, aunque sólo sean leyendas o presunciones. Tal es el caso del edificio de la esquina noroeste de las avenidas Corrientes y Pueyrredón, una ostentosa construcción academicista del año 1908, ejecutada por los arquitectos Gastón Louis Mallet (francés) y Jacques Dunant (suizo), con una imponente cúpula en su azotea, que descollaba en aquella época sobre el resto de las chatas construcciones vecinas.

La misma cuenta con muchos más de 70 balcones, y claro está, sin ninguna flor en ninguno de ellos, lo que dio cierta “autenticidad” al mito. En su planta baja existía el “Café Paulista”, también emblemático en su época, un reducto de la bohemia de Balvanera, abierto las 24 horas; dicen que Baldomero era uno de sus habitués, y también que, en ese café, o en “La Moneda” que estaba enfrente, escribió el famoso soneto de “Setenta balcones y ninguna flor” inspirado en aquel edificio.


                                                 BALDOMERO FERNANDEZ MORENO

El popular poeta de los temas cotidianos, habitó distintos domicilios en los barrios de Balvanera y Almagro y fue profesor en el Colegio Mariano Moreno, publicó más de veinte libros de poesía, además de otros trabajos en prosa, pero cada vez que se habla de él, surge a la memoria aquel poema que comienza afirmando:

 

“Setenta balcones hay en esta casa, / setenta balcones y ninguna flor. / ¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa? / ¿Odian el perfume, odian el color?...”

 

Considerado un símbolo, este soneto pertenece al hombre que nació en San Telmo el 15 de noviembre de 1886, y murió el 7 de junio de 1950. Recibido en 1912, ejerció como médico rural en Chascomús, Catriló (La Pampa) y en Huanguelén (partido de Coronel Suárez), cuando en esos sitios había más campo que ciudades. En enero de 1919 se casó con Dalmira del Carmen López de Osornio, “Negrita”, oriunda de Chascomús, y el 26 de noviembre nació su primer hijo, César, que inspiraría su libro El hijo. En 1920 regresó a Buenos Aires y trabajó en el Servicio de Dermatología del Hospital Español, dirigido por el doctor Pedro Baliña, pero en 1924, a los 38 años, abandona la práctica de la Medicina para dedicarse a la poesía, a la que consagró buena parte de sus 63 años de vida, en la que reflejó con palabras lo cotidiano de la rutina de la gente, de las calles, los edificios, los barrios, con la especial visión de quien sabe mirar más allá de lo que todos ven.


                                                    SU ÚLTIMA MORADA EN FLORES

Desde 1920 Baldomero vivió en la ciudad, donde retoma su afición por las caminatas interminables, cuando los barrios de entonces se diferenciaban, ya que no habían aparecido las mega torres que llevaron a perder esa identidad, donde del mismo modo los árboles, el empedrado, las casas bajas, se unían a la identidad de cada zona, que el poeta observaba en detalle.

Sin embargo, no habría sido el edificio de Corrientes y Pueyrredón el inspirador de su poema, y surgen entonces otros que igualmente tienen muchos balcones sin ninguna flor, como el de Rivadavia, sobre la vereda Sur del 5800, en Caballito, que ocupa media manzana, tiene ocho pisos y se lo conoce como Edificio Femenil porque allí existía una revista con ese nombre. Aunque éste comenzó a construirse en el año 1927 y lo terminaron un año después, mientras que el poema Baldomero lo escribió y publicó en 1917, entonces, mal podría haberse inspirado en un edificio construido a posteriori.

Asimismo, se mencionó otro edificio inspirador, el del colegio que estaba en San Juan y Bolívar, en San Telmo, donde Fernández Moreno fue profesor, que es un edificio grande y muy antiguo, el que también queda descartado si se tiene en cuenta una declaración del propio autor sobre el tema en el año 1949, cuando en la sede de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) recibió el Gran Premio de Honor. Ese día, en agradecimiento, el poeta habló de lo efímero de las cosas y las obras. Aludía así a que, de todos sus escritos, sólo se recordaba el soneto de los setenta balcones, cuando su trabajo era mucho más que ese poema.

Se habló entonces sobre el edificio inspirador, afirmando que aquellos balcones eran, “ni uno más, ni uno menos”, los de una casa nueva que estaba en el Paseo de Julio (actual avenida Del Libertador y Callao) a la altura donde se ubicaba el primitivo Parque Japonés.

En “Memorias de Fernández Moreno (vida y desaparición de un médico)”, el poeta español Pedro Herreros relata que desde un banco de piedra, sentados de espaldas al río, una noche habrían contado los famosos balcones.

A su vez, Inés Fernández Moreno, nieta de Baldomero Fernández Moreno, en una charla con el diario La Nación, afirmó igualmente que "el edificio en que se inspiró estaba en el entonces Paseo de Julio, hoy Av. Del Libertador, frente al desaparecido Parque Japonés, que hoy ocupa parte de los predios ferroviarios de Retiro”.

En aquel inmueble asesinaron al dibujante Lino Palacios y a su esposa, el 14 de septiembre de 1984, un caso muy sonado en Buenos Aires.

De todos modos, persiste una sombra de duda, que dejaría al edificio de Corrientes y Pueyrredón con alguna chance. Aunque tal vez no sea uno solo el inmueble que le dio letra al poeta, sino los muchos edificios en Buenos Aires con gran número de balcones faltos de una flor entre sus estructuras de cemento o metal, y donde tampoco haya vivido “una niña novia o algún poeta bobo de ilusiones…”.


Miguel Eugenio Germino


 Setenta balcones y ninguna flor


Setenta balcones hay en esta casa,

setenta balcones y ninguna flor.

¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?

¿Odian el perfume, odian el color?

La piedra desnuda de tristeza agobia

¡Dan una tristeza los negros balcones!

¿No hay en esta casa una niña novia?

¿No hay algún poeta bobo de ilusiones?

¿Ninguno desea ver tras los cristales

una diminuta copia de jardín?

¿En la piedra blanca trepar los rosales,

en los hierros negros abrirse un jazmín?

Si no aman las plantas no amarán el ave,

no sabrán de música, de rimas, de amor.

Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave...

¡Setenta balcones y ninguna flor!


Baldomero Fernández Moreno


Fuentes:

-Barbod Ilda en La Nación del 18/2/95.

-Buenos Aires nos cuenta nº 8 abril de 1988.

-http://www.cooperadores-bilbao.com/web/?p=13312

-https://artesyartistasenelmundoyenlahistoria.wordpress.com/2015/06/05/Baldomero-fernandez-moreno-medico-y-poeta-cuya-obra-abarco-varios-mundos

-https://notas.org.ar/2015/07/07/baldomero-fernandez-moreno-campo-ciudad-barrio




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