domingo, 31 de marzo de 2024

PICHUCO EN EL ABASTO

 

                                                       PICHUCO CUANDO NIÑO EN 1917


“Pichuco” en el Abasto

Su infancia y sus comienzos

 

Aníbal Carmelo Troilo vería la luz en este mundo un 11 de julio de 1914, en un antiguo inquilinato del barrio del Abasto, en la calle Cabrera 2937, entre Anchorena y Laprida; a los ocho años de edad, tras la muerte de su padre, vivió en la casa paterna de Soler 3280, entre Gallo y Agüero.

"Mis padres se anticiparon a mis estudios. Me inculcaron la lectura de textos diversos y distintos a los usuales del Ministerio de Educación. A los cinco años entré de lleno, sin saberlo, ni proponerme, al universo del tango. Comencé a leer, con ayuda de mis viejos, en ‘El alma que canta’, una revista de la década del cuarenta (hoy, de culto coleccionista) que difundía la vida, fecunda y prolífica, del género rioplatense en su edad de oro”.


                                                          CON TITO Y GIACUMIN EN 1920

Su vocación artística surgió cuando aún cursaba la escuela primaria. El mismo Troilo comentó alguna vez que “el fueye me atraía tanto como una pelota de fútbol, la vieja se hizo rogar un poco, pero al final me dio el gusto y tuve mi primer bandoneón: diez pesos por mes en catorce cuotas, pero luego de la cuarta cuota el vendedor desapareció y nunca reclamó el resto. Y desde entonces nunca me separé de él”.

Su vida tuvo un vértigo meteórico, el pequeño se hizo un hueco entre la escuela y el fútbol (alternaba como centrohalf y centroforward en los clubes Regional Palermo y San Salvador) y se contactó con Goyo, un muchacho que tocaba el bandoneón en cafés del Centro porteño. Aníbal quería aprender, pero Goyo era, apenas, orejero. Le dijo que probara con un maestro que conocía, Juan Amendolaro. A él recurrió Troilo. Después de seis meses febriles, Amendolaro tiró la toalla: "Ya está, pibe. No tenés nada que aprender".

Su familia lo apodó Pichuco, sobrenombre con el que comenzó a ser conocido en el ambiente. En 1926, a la temprana edad de 12 años, tocó el bandoneón en un evento benéfico del Petit Colón, un cine del barrio del Abasto. A pedido del dueño, pasó a integrar la orquesta estable del mismo.


                        CABRERA 1937 INQUILINATO DONDE NACIÓ
 

 

SU RÁPIDO ASCENSO

 

En 1930 se unió al conjunto Vardaro-Pugliese, que daba espectáculos en el Metropol de la calle Lavalle. La agrupación estaba integrada por Osvaldo Pugliese al piano, Alfredo Gobbi y Elvino Vardaro en violines, Miguel Jurado y Aníbal Troilo en bandoneones y Luis Adesso en contrabajo.

En 1932 fue llamado por Julio De Caro, quien formó una gran orquesta que debuto en el cine Astor. La orquesta contaba con Pedro Laurenz, Armando y Alejandro Blasco, Aníbal Troilo y Calixto Sallago en bandoneones; Francisco De Caro y José Maria Rizzuti en pianos; Vicente Tagliacozzo, Julio De Caro, Samuel Reznik, José Niessov y Sammy Friedenthal en violines; Vicente y José Sciarretta en contrabajos y Antonio Rodríguez Lesende como cantante. En 1933, Troilo participó en la película Los tres berretines, en un trío con José Maria Rizzutti en piano y Vicente Tagliacozzo ejecutando el violín.

En la primera formación de la Orquesta Típica de Aníbal Troilo participaron Orlando Goñi, Enrique Kicho Díaz, Roberto Gianitelli, Juan Miguel Toto Rodríguez y el cantor Francisco Fiorentino (entre otros), con la que debutó en la boite Marabú de Buenos Aires.


LA CASA DE SOLER DONDE VIVIÓ LA FAMILIA

Suele decirse que, en sus comienzos, la orquesta tocaba “a la parrilla”, término utilizado en la jerga del tango para designar en general a la música interpretada sin un arreglo escrito, cuente o no con ensayos previos. Evidentemente, la música de esta primera época (como la versión de Tinta verde de 1938, o la de Toda mi vida de 1941 junto a Fiorentino) contaba con arreglos relativamente simples.

Además del puntapié inicial como director, 1937 también significó el comienzo de su relación con Zita. Fue una relación tormentosa, que se volvió todo ternura en el final. Zita solía contar que su marido bajaba con la bolsa de los mandados a comprar soda y volvía a los tres días... "¡y sin la soda!". La bohemia de Troilo estaba hecha de noches eternas.

Troilo fue autor de 60 excelentes tangos. Los músicos que lo acompañaron en su carrera musical han elogiado cada aspecto de su persona. Su talento fue sorprendente, por lo precoz y la grandeza de su aporte al género. Los entendidos afirman que su grandeza radica en que su pasión era tal, que eso mismo lo elevaba. Troilo cerraba sus ojos cuando tocaba, pero no pudo explicar el motivo. En ocasiones dijo que lo hacía porque se sentía dentro de sí mismo.

Tras la muerte de Homero Manzi, una noche interrumpió un juego de Bacarat y se aisló en una habitación para componer en un rato su obra Responso, un lamento que está catalogado como uno de los tangos más brillantes de todas las épocas. Lo grabó, pero luego se negaba a tocarlo. Lo ha hecho a pedido del público, pero se sabe que sufría cuando lo hacía.

Troilo fue un melodista extraordinario, talentoso para la composición como lo demuestra en obras de su autoría para letras de Homero Manzi (Barrio de tango, Sur, Discepolín, Che bandoneón). Tuvo en su orquesta al innovador del tango, el joven Astor Piazzolla, a quien distinguió con el orgullo de designarlo su arreglador. Troilo siempre le recordaba a Piazzola: “la gente quiere bailar, no perdamos el baile, porque si perdemos la milonga, sonamos”. Sus formaciones orquestales contaron con cantantes de renombre como Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche y Elba Berón.

El “Bandoneón mayor de Buenos Aires” ni siquiera para morir dejó el entorno de su barrio, fue un 19 de mayo de 1975 en el Hospital Italiano de Almagro, a causa de un derrame cerebral y sucesivos paros cardíacos.

 

 

LAS DOS CASAS DE PICHUCO

 

En la casa de Soler 3280 vivieron Felisa Bagnolo y Aníbal Carmelo Troilo, padres del talentoso músico. Allí nació Marcos, el hermano mayor y allí también falleció su pequeña hermana, Concepción, lo que determinó que el matrimonio Troilo decidiera alquilar otra vivienda, en Cabrera 2937, donde poco después nació Aníbal "Pichuco" Troilo, el 11 de julio de 1914.

Esta casa natal de Aníbal Troilo (Cabrera 2937), sobrellevó en su historia una gran metamorfosis, fue originalmente “…un inquilinato de mármoles y escalones raídos por el tiempo, con un angosto zaguán, puerta de madera carcomida por el tiempo, con un estrecho pasillo de baldosas blancas y desgastadas, desde la calle se veía un antiguo piletón y una escalera que franqueaba el acceso a un altillo…”. Refaccionada, pero guardando su estructura antigua, fue declarada Sitio de interés cultural por la Legislatura de Buenos Aires el 4 de diciembre de 2008, según reza una placa de mármol en su frente. Hoy funciona un multiespacio cultural y restaurante llamado Teatro en la Oscuridad que abrió sus puertas con motivo del centenario del nacimiento del Bandoneón mayor de Buenos Aires.

Al fallecer el padre en 1922, la familia volvió a su propiedad de Soler. Una vez el autor de "Sur" dijo: "Yo nací en una casa de Cabrera 2937, pero mi casa fue la de Soler 3280".

Hoy esta casa, ya en manos privadas, tiene una superficie cubierta de sólo 84,60 metros cuadrados en la planta baja y 9,97 en el piso alto. Se desconoce su antigüedad, ya que fue adquirida por la familia Troilo, ya construida, el 24 de junio de 1926. Originariamente contaba con tres habitaciones principales y una más pequeña, de servicio, un baño y una cocina desarrollada en la planta baja alrededor de un patio (fuente de inspiración para su nostálgico tango Patio mío), y no se descarta la posibilidad futura de convertirla en “El Museo de Pichuco”.

 

Miguel Eugenio Germino

 

 

Fuentes:

--http://historiaybiografias.com/troilo/

--http://tango.idoneos.com/biografias/anibal_troilo/

--http://www.elortiba.org/troilo.html

--http://www.todotango.com/creadores/biografia/50/Anibal-Troilo/

--Periódico Primera Página nº 69 de noviembre de 1999


 


No hay comentarios:

Publicar un comentario