PICHUCO CUANDO NIÑO EN 1917
“Pichuco” en el Abasto
Su infancia y sus comienzos
Aníbal
Carmelo Troilo vería la luz en este mundo un 11 de julio de 1914, en un
antiguo inquilinato del barrio del Abasto, en la calle Cabrera 2937,
entre Anchorena y Laprida; a los ocho años de edad, tras la muerte de su padre,
vivió en la casa paterna de Soler 3280, entre Gallo y Agüero.
"Mis
padres se anticiparon a mis estudios. Me inculcaron la lectura de textos
diversos y distintos a los usuales del Ministerio de Educación. A los cinco
años entré de lleno, sin saberlo, ni proponerme, al universo del tango. Comencé
a leer, con ayuda de mis viejos, en ‘El alma que canta’, una revista de
la década del cuarenta (hoy, de culto coleccionista) que difundía la vida, fecunda
y prolífica, del género rioplatense en su edad de oro”.
CON TITO Y GIACUMIN EN 1920
Su vocación
artística surgió cuando aún cursaba la escuela primaria. El mismo Troilo
comentó alguna vez que “el fueye me atraía tanto como una pelota de fútbol, la
vieja se hizo rogar un poco, pero al final me dio el gusto y tuve mi primer
bandoneón: diez pesos por mes en catorce cuotas, pero luego de la cuarta cuota el
vendedor desapareció y nunca reclamó el resto. Y desde entonces nunca me separé
de él”.
Su vida tuvo un
vértigo meteórico, el pequeño se hizo un hueco entre la escuela y el fútbol
(alternaba como centrohalf y centroforward
en los clubes Regional Palermo y San Salvador) y se contactó con Goyo, un
muchacho que tocaba el bandoneón en cafés del Centro porteño. Aníbal quería aprender,
pero Goyo era, apenas, orejero. Le dijo que probara con un maestro que conocía,
Juan Amendolaro. A él recurrió Troilo. Después de seis meses febriles,
Amendolaro tiró la toalla: "Ya está, pibe. No tenés nada que
aprender".
Su familia lo
apodó Pichuco, sobrenombre con el que comenzó a ser conocido en el
ambiente. En 1926, a la temprana edad de 12 años, tocó el bandoneón en un evento
benéfico del Petit Colón, un cine del barrio del Abasto. A pedido del dueño,
pasó a integrar la orquesta estable del mismo.
SU RÁPIDO ASCENSO
En 1930 se unió
al conjunto Vardaro-Pugliese, que daba espectáculos en el Metropol de la calle
Lavalle. La agrupación estaba integrada por Osvaldo Pugliese al piano, Alfredo
Gobbi y Elvino Vardaro en violines, Miguel Jurado y Aníbal
Troilo en bandoneones y Luis Adesso en contrabajo.
En 1932 fue
llamado por Julio De Caro, quien formó una gran orquesta que debuto en
el cine Astor. La orquesta contaba con Pedro Laurenz, Armando y Alejandro
Blasco, Aníbal Troilo y Calixto Sallago en bandoneones; Francisco
De Caro y José Maria Rizzuti en pianos; Vicente Tagliacozzo, Julio
De Caro, Samuel Reznik, José Niessov y Sammy Friedenthal
en violines; Vicente y José Sciarretta
en contrabajos y Antonio Rodríguez Lesende como cantante. En 1933,
Troilo participó en la película Los tres berretines, en un trío
con José Maria Rizzutti en piano y Vicente Tagliacozzo ejecutando el violín.
En la primera formación de la Orquesta Típica de Aníbal Troilo participaron Orlando Goñi, Enrique Kicho Díaz, Roberto Gianitelli, Juan Miguel Toto Rodríguez y el cantor Francisco Fiorentino (entre otros), con la que debutó en la boite Marabú de Buenos Aires.
Suele decirse
que, en sus comienzos, la orquesta tocaba “a la parrilla”, término utilizado en
la jerga del tango para designar en general a la música interpretada sin un
arreglo escrito, cuente o no con ensayos previos. Evidentemente, la música de
esta primera época (como la versión de Tinta verde de 1938, o la
de Toda mi vida de 1941 junto a Fiorentino) contaba con arreglos
relativamente simples.
Además del
puntapié inicial como director, 1937 también significó el comienzo de su
relación con Zita. Fue una relación tormentosa, que se volvió todo
ternura en el final. Zita solía contar que su marido bajaba con la bolsa de los
mandados a comprar soda y volvía a los tres días... "¡y sin la
soda!". La bohemia de Troilo estaba hecha de noches eternas.
Troilo fue
autor de 60 excelentes tangos. Los músicos que lo acompañaron en su carrera
musical han elogiado cada aspecto de su persona. Su talento fue sorprendente,
por lo precoz y la grandeza de su aporte al género. Los entendidos afirman que
su grandeza radica en que su pasión era tal, que eso mismo lo elevaba. Troilo
cerraba sus ojos cuando tocaba, pero no pudo explicar el motivo. En ocasiones
dijo que lo hacía porque se sentía dentro de sí mismo.
Tras la muerte
de Homero Manzi, una noche interrumpió un juego de Bacarat y se aisló en
una habitación para componer en un rato su obra Responso, un
lamento que está catalogado como uno de los tangos más brillantes de todas las
épocas. Lo grabó, pero luego se negaba a tocarlo. Lo ha hecho a pedido del
público, pero se sabe que sufría cuando lo hacía.
Troilo fue un
melodista extraordinario, talentoso para la composición como lo demuestra en
obras de su autoría para letras de Homero Manzi (Barrio de tango,
Sur, Discepolín, Che bandoneón).
Tuvo en su orquesta al innovador del tango, el joven Astor Piazzolla, a
quien distinguió con el orgullo de designarlo su arreglador. Troilo siempre le
recordaba a Piazzola: “la gente quiere bailar, no perdamos el baile, porque si
perdemos la milonga, sonamos”. Sus formaciones orquestales contaron con
cantantes de renombre como Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche y Elba
Berón.
El “Bandoneón mayor
de Buenos Aires” ni siquiera para morir
dejó el entorno de su barrio, fue un 19 de mayo de 1975 en el Hospital Italiano
de Almagro, a causa de un derrame cerebral y sucesivos paros cardíacos.
LAS DOS CASAS DE PICHUCO
En la casa de Soler 3280
vivieron Felisa Bagnolo y Aníbal Carmelo Troilo, padres del
talentoso músico. Allí nació Marcos, el hermano mayor y allí también
falleció su pequeña hermana, Concepción, lo que determinó que el
matrimonio Troilo decidiera alquilar otra vivienda, en Cabrera 2937,
donde poco después nació Aníbal "Pichuco" Troilo, el 11 de julio de 1914.
Esta casa natal de Aníbal Troilo (Cabrera 2937), sobrellevó en su historia una gran
metamorfosis, fue originalmente “…un inquilinato de mármoles y escalones raídos
por el tiempo, con un angosto zaguán, puerta de madera carcomida por el tiempo,
con un estrecho pasillo de baldosas blancas y desgastadas, desde la calle se
veía un antiguo piletón y una escalera que franqueaba el acceso a un altillo…”.
Refaccionada, pero guardando su estructura antigua, fue declarada Sitio de
interés cultural por la Legislatura de Buenos Aires el 4 de diciembre de
2008, según reza una placa de mármol en su frente. Hoy
funciona un multiespacio cultural y restaurante llamado Teatro en la
Oscuridad que abrió sus puertas con motivo del centenario del nacimiento
del Bandoneón mayor de Buenos Aires.
Al fallecer el padre en 1922, la familia volvió a su
propiedad de Soler. Una vez el autor de "Sur" dijo: "Yo nací
en una casa de Cabrera 2937, pero mi casa fue la de Soler 3280".
Hoy esta casa, ya
en manos privadas, tiene una superficie cubierta de sólo 84,60 metros cuadrados
en la planta baja y 9,97 en el piso alto. Se desconoce su antigüedad, ya que
fue adquirida por la familia Troilo, ya construida, el 24 de junio de 1926.
Originariamente contaba con tres habitaciones principales y una más pequeña, de
servicio, un baño y una cocina desarrollada en la planta baja alrededor de un
patio (fuente de inspiración para su nostálgico tango Patio mío),
y no se descarta la posibilidad futura de convertirla en “El Museo de Pichuco”.
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
--http://historiaybiografias.com/troilo/
--http://tango.idoneos.com/biografias/anibal_troilo/
--http://www.elortiba.org/troilo.html
--http://www.todotango.com/creadores/biografia/50/Anibal-Troilo/
--Periódico
Primera Página nº 69 de noviembre de 1999
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