EL 29 DE JULIO DE 2000
SE QUITA LA VIDA RENÉ FAVALORO
CRONICAS DE UN MÉDICO RURAL
“Siempre he creído que toda realidad futura se eleva sobre cimientos de
ideales y utopías. Sin duda, soñar es tarea fecunda. Dejaría de existir si no
tuviera por delante desafíos que involucren por sobre todas las cosas,
contribuir dentro y fuera de mi profesión al desarrollo ético del hombre.”
Conferencia "Ciencia
Educación y Desarrollo", Universidad de Tel Aviv, mayo de 1995
Hay dos
aspectos fundamentales a destacar en la intensa vida de este eminente cirujano.
Por un lado,
su relevante trayectoria en el campo de la medicina –jalonada
con múltiples premiaciones nacionales e internacionales–, su prolongada contribución
científica y sus más de 300 escritos relacionados con su especialidad. Y por
otro lado sus ideales como individuo frente a una sociedad que calificaba de
injusta y consumista, criterios que plasmó
en el libro “Recuerdos de un médico rural”
y en múltiples conferencias y charlas a través del
mundo.
COMPROMISO
SOCIAL
“Estoy convencido de que a esta sociedad consumista, cegada por el
mercado, la sucederá otra que se caracterizará por el hecho trascendente de que
no dejará de lado la justicia social y la solidaridad.”
(Congreso de Bioingeniería 1999)
(Congreso de Bioingeniería 1999)
En este trabajo se pretende abordar fundamentalmente el
papel que jugó Favaloro como individuo inmerso en la sociedad de su tiempo, como
médico rural comprometido con sus semejantes, con los sectores más humildes de
la escala social atendiendo las cuestiones
más simples de la vida de campo, de la que
disfrutaba a su vez en contacto con la naturaleza en aquel lejano pueblo de
Jacinto Aráuz, en el límite de Buenos Aires con La Pampa. Allí, en el mismo
lugar donde había estallado la pueblada del
9 de diciembre de 1921.
Se recibe
de médico en 1949. Llega para cubrir una suplencia
médica de tres meses y termina quedándose
casi doce, entre 1950 a 1962. Se integró con los
lugareños, lo que le permitió ir descubriendo las profundas necesidades
sanitarias del pueblo. Casado con María Antonia, novia de la escuela
secundaria, pasó a ser en ese rincón pampeano el médico de todos.
Recopilará
sus vivencias en aquel pueblo en el libro Recuerdos de un médico rural,
escrito recién en 1980. Es autor también de
otros dos libros: ¿Conoce usted a San Martín? (1984) y Don Pedro y la educación (1994).
En estas páginas deja ver la fase poco difundida de su personalidad, por
sobre los conocimientos científicos, cuando
incursiona en la compleja problemática social de los postergados del campo
y de la gente de las “villas miseria”, mal llamadas “de emergencia”.
Su arribo
al campo se debió a un conflicto con el gobierno peronista de entonces, tras
rechazar un empleo oficial que le ofrecían a condición de una adhesión
partidaria.
EL
LIBRO MEMORIAS DE UN MÉDICO RURAL
Reflexionaba en el año
1992, a doce años de la primera edición y a 30
años de su paso por Jacinto Aráuz: “Han trascurrido doce
años desde que este libro llegó a manos del público. Durante todo ese tiempo,
inclusive en estos últimos meses, he recibido innumerables cartas comentando
algunos aspectos de él. Nunca pensé que estas simples memorias del momento más
trascendente de mi actividad profesional tuvieran tanta repercusión. Las que
más me emocionaron fueron las enviadas por los colegas y maestros de las áreas
rurales. Todos coincidieron en que se vieron representados, quizá porque
transitaron y transitan los mismos caminos que me tocó recorrer. Ha sido para
mí gratificante saber que ha servido de material de lectura en escuelas y
colegios diseminados por nuestra patria…”
Un
compilado de frases de aquel libro demuestra el grado de crítica y compromiso
social que asumió desde un principio con las clases menos favorecidas, al
observar las carencias y las injusticias en menoscabo del hombre de campo y de las
villas que en ese tiempo ya proliferaban:
– “Todos somos
culpables, pero si hubiera que repartir responsabilidades, las mayores caerían
sobre las
clases dirigentes. ¡Si resurgiera San Martín caparía
a lo paisano varias generaciones de mandantes!”
– “Es necesario insistir una
vez más que si no estamos dispuestos a comprometernos –principalmente
los universitarios– a luchar por los cambios estructurales
que nuestro país y toda Latinoamérica demanda –principalmente
en educación y salud– seguiremos siendo testigos de esta sociedad injusta donde parece que el
tener y el poder son las aspiraciones máximas”
– “¿Escucharemos
alguna vez los mensajes que nos legaron con sus vidas y sus libros, Sarmiento, Hernández, Hudson, Mallea, Martínez Estrada, Agustín
Álvarez, Luis Franco, Julio Irazusta, Henríquez Ureña (por no citar sino
algunos pocos) o seguiremos siendo testigos de la decadencia de la sociedad de
consumo?”
– “De mi abuela materna
heredé un gran amor por la tierra; no podía vivir sin un huerto. Desde muy
pequeño la acompañaba por las tardes a trabajar en la quinta familiar. Doña
Cesárea fue, sin duda, una de las grandes mujeres que he tenido la suerte de
conocer, quizá la mejor. Se ocupaba de todo lo que correspondía al quehacer de
la casa en aquellos tiempos y todo lo hacía con amor. Sin proponérselo, era el
verdadero centro de la familia. Vivía para ella y para su hombre, mi abuelo,
quien podía jactarse ante sus amigos que hasta sus calcetines estaban tejidos
por su mujer. Excepto en los días de lluvia, terminaba su tarea diaria en el
huerto. Se entretenía y era feliz descansando –porque se descansa cambiando de tarea–, entremezclada con sus vegetales y frutales. Cuando regresaba de su
trabajo, mi abuelo nos acompañaba. Conocía el arte de injertar y así se podían
ver higueras que producían dos o tres variedades diferentes o un
duraznero injertado con damasco o un ciruelo que, en una misma planta, producía
frutos renegridos junto a otros de color amarillo dorado. La huerta estaba
salpicada por muchos árboles frutales, que mi abuelo cuidaba con esmero. Con él
aprendí los secretos de la poda, que comenzábamos en julio; cada variedad tiene
los propios. El saber conservar en cada uno los tallos fructíferos nos permitía
saborear, durante el verano, infinidad de gustos que aumentaban la exquisitez
por su frescura”.
Los pensamientos
de Favaloro han trascendido su muerte. Destacan una severa crítica al
modo de vida y al actual estado de cosas, ya sea en el orden social local e
internacional, así como también en torno a delicados temas ecológicos, en el
cuidado del único planeta que tenemos.
– “El medio
ambiente se encuentra en estado de emergencia y los efectos de esta degradación
amenazan la seguridad económica, alimentaria y sanitaria de los habitantes del
planeta, en especial, de los más pobres. Una vez más se hace evidente la
diferencia entre ricos y pobres; si los países pobres
consumieran tanto como los países industrializados, se necesitarían diez
planetas semejantes para abastecer a todos.” (De la
Conferencia del Congreso Interamericano de Cardiología, agosto de 1999).
– “Artigas, otro hombre
excepcional, exigía un lugar para obreros, indios, mestizos y humildes, y
resistía poderosamente el privilegio y las pretensiones de las clases altas. Fue uno de los
primeros caudillos políticos que reconoció los peligros que el libre comercio
planteaba a las naciones sudamericanas y fue también el que propuso considerar
a América como patrimonio mítico, una tierra destinada a ser algo más que un
simple apéndice de Europa.” (De la
Conferencia del Congreso Interamericano de Cardiología, agosto de 1999).
– Es imposible aceptar que la supervivencia de esta democracia liberal
consumista de occidente –consecuencia del derrumbe
de los regímenes comunistas– sea el final de la
historia, como lo pretendía Francis Fukuyama en 1989. La presencia de los
fundamentalismos religiosos, los exagerados nacionalismos, el desarrollo
económico sin equidad priorizando el enriquecimiento desmedido, la falta de
compromiso social como resultado del individualismo “light” que sólo busca
tranquilidad y satisfacciones inmediatas, el mercantilismo internacional con la
explotación de mano de obra barata, la
cultura de la música rock, los videojuegos y las videocaseteras, el progreso
científico sin respeto por la naturaleza y aun hasta por sus propios semejantes
(para citar unos pocos ejemplos de las graves falencias) nos indican que a la
Perestroika sobrevendrá –no tengo dudas– una “Smithtroika” o una
“Jonestroika”, como suelo decirles a mis innumerables amigos norteamericanos. (De Don Pedro y la Educación).
BREVE BIOGRAFÍA
René Gerónimo Favaloro nació en la ciudad de La
Plata el 14 de julio de 1923. Se graduó como médico en la UBA en 1949. Tras permanecer en
Jacinto Aráuz por más de una década, partió a los Estados Unidos con el
objetivo de perfeccionarse en cardiología. Llegaría así su grande y trascendental aporte a la cirugía
cardiovascular: la técnica del bypass, es decir, la cirugía directa de
revascularización del miocardio, una técnica que ideó y desarrolló personalmente y que consistía en salvar las obstrucciones de los
vasos sanguíneos al construir un puente entre dos venas o arterias.
Después de
vivir diez años en ese país, regresó a la Argentina en 1971. Sufría el estar
lejos de su tierra, de la familia y de sus compatriotas, y vino con
la determinación de poner su prestigio y méritos en aras de que la medicina se
volcara en servicio de la gente. El centro de su quehacer fue el Sanatorio
Güemes, posteriormente, en 1975, creó la Fundación que lleva su nombre, para la cual
tomó como modelo la existente en Cleveland (EE.UU.). Participó también en la
CONADEP, de la que se alejó al disentir con varios de sus miembros.
1970 - Tratamiento
Quirúrgico de la Arteriosclerosis Coronaria, Surgical Treatment on Coronary
Arteriosclerosis.
1980 - Recuerdos de un médico rural. Autobiografía
1984 - ¿Conoce Ud. a San Martín?
1991 - La memoria de Guayaquil
1992 - De la Pampa a los Estados Unidos. Autobiografía
1994 - Don Pedro y la educación
1996 - Conversaciones sobre ética y salud. En colaboración con Moszenberg A., Mainetti J., Klimovsky G., Ciocchini H.
1997 - Recuperando lo invisible: conversaciones sobre cultura. En colaboración con Obiols, G, Presas, M, Burucúa, J. y Piscitelli, A
2000 - El milagro y el valor de la vida. En colaboración con Luis Landriscina y Mamerto Menapace.
1980 - Recuerdos de un médico rural. Autobiografía
1984 - ¿Conoce Ud. a San Martín?
1991 - La memoria de Guayaquil
1992 - De la Pampa a los Estados Unidos. Autobiografía
1994 - Don Pedro y la educación
1996 - Conversaciones sobre ética y salud. En colaboración con Moszenberg A., Mainetti J., Klimovsky G., Ciocchini H.
1997 - Recuperando lo invisible: conversaciones sobre cultura. En colaboración con Obiols, G, Presas, M, Burucúa, J. y Piscitelli, A
2000 - El milagro y el valor de la vida. En colaboración con Luis Landriscina y Mamerto Menapace.
Otras publicaciones: más
de 300 trabajos de su especialidad médica.
PREMIOS
Recibió innumerables
distinciones internacionales entre las que se destacan: el Premio John Scott
1979, otorgado por la ciudad de Filadelfia, EE.UU.; la creación de la Cátedra de
Cirugía Cardiovascular "Dr. René G.
Favaloro" (Universidad de Tel Aviv, Israel, 1980); la distinción de la Fundación
Conchita Rábago de Giménez Díaz (Madrid, 1982);
premio Maestro de la Medicina Argentina
(1986); Distinguished Alumnus Award
de la Cleveland Clinic Foundation (1987); The Gairdner Foundation International
Award, otorgado por la Gairdner Foundation (Toronto, Canadá, 1987); Premio René
Leriche 1989, otorgado por la Sociedad Internacional de Cirugía; Gifted
Teacher Award, otorgado por el Colegio Americano de Cardiología (1992); Golden
Plate Award de la American Academy of Achievement (1993); Premio Príncipe
Mahidol, otorgado por Su Majestad el Rey de Tailandia (Bangkok, Tailandia,
1999).
En el pueblo de Jacinto
Aráuz se ha creado un museo en su homenaje.
LA
CRISIS DEL FINAL
Carta
al Diario La
Nación que preanuncia el final:
“Estoy pasando uno de los momentos
más difíciles de mi vida. La Fundación tiene graves problemas
económico-financieros. Se nos adeuda 18 millones de dólares y se hace cada vez
más difícil sostener nuestro trabajo diario, que como siempre se brinda a toda
la comunidad sin distinción de ninguna naturaleza, con tecnología de avanzada y
personal altamente calificado.
Le envío una nota que destaca algunos hechos recientes; vea cómo se me trata en el mundo, en contraste con lo que sucede en mi país. Me refiero a aquellos vinculados al quehacer médico. La mayoría de las veces un empleado de muy baja categoría de una obra social –gubernamental o no– o de PAMI ni contesta mis llamados.
En este último tiempo me he transformado en un mendigo. Mi tarea es llamar, llamar y golpear puertas para recaudar algún dinero que nos permita seguir con nuestra tarea.
Sólo quiero decir que el final se acerca de a poco. No es para que te asustes, pero todo está consumado, y siento que estoy solo en esta sociedad, realmente, de mierda.”
Le envío una nota que destaca algunos hechos recientes; vea cómo se me trata en el mundo, en contraste con lo que sucede en mi país. Me refiero a aquellos vinculados al quehacer médico. La mayoría de las veces un empleado de muy baja categoría de una obra social –gubernamental o no– o de PAMI ni contesta mis llamados.
En este último tiempo me he transformado en un mendigo. Mi tarea es llamar, llamar y golpear puertas para recaudar algún dinero que nos permita seguir con nuestra tarea.
Sólo quiero decir que el final se acerca de a poco. No es para que te asustes, pero todo está consumado, y siento que estoy solo en esta sociedad, realmente, de mierda.”
René
Gerónimo Favaloro - 29 de julio de 2000
CARTA PÓSTUMA
Abrumado por esos motivos,
e imposibilitado de atender más pacientes en su Fundación, cansado de golpear
inútilmente las puertas del PAMI y las obras Sociales para mendigar el pago, sin transigir con los “retornos”-, deja una carta
póstuma de la que rescatamos:
“…Estoy
cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.
No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada.
No se hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.
Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo es cierto. Espero que me recuerden así...”
No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada.
No se hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.
Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo es cierto. Espero que me recuerden así...”
Se quita la vida el 29 de julio de 2000
a las 14.30 horas.
Miguel
Eugenio Germino
FUENTES:
-Favaloro, René, Memorias de un médico rural, SDDRA, 1980.
- http://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/15844683/Recuerdos-de-un-medico-rural----Rene-
Favaloro.html
-http://www.plataformacultural.com.ar/biografia-dr-rene-favaloro/
DIEZ ENSEÑANZAS DE FAVALORO: En una de las
últimas conferencias importantes que dio en el exterior, René Favaloro resumió
el decálogo del buen médico. Fue en Dallas, durante un homenaje al fundador de
la Sociedad Internacional de Cardiología, Paul Dudley White. Entonces Favaloro
dijo extraer estos diez legados:
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