SU SEDE EN EN BALVANERA
La comunidad irlandesa en Argentina
SANTA BRÍGIDA: EL CASTILLO DE LA CALLE GAONA |
En
el año 1844 arriba a nuestras costas el legendario Padre Antonio
Domingo Fahy (Anthony Dominic Fahy o Fahey –como
pedía él que se escribiese su apellido–) para
asumir como nuevo párroco de la comunidad
irlandesa en Argentina. Había sido precedido en ese cargo por
los padres Patrick Moran en 1829, y Patrick O'Gorman en 1830.
Desde los
inicios dedicó su tiempo, y su vida, al auxilio de aquella comunidad,
especialmente de sus enfermos, ancianos y huérfanos.
Fahy formó
parte de la primera Comisión
Administrativa del Hospital Británico. Luego fundó un sanatorio, el Irish
Immigrant Infirmary, en la calle de La Merced (actualmente
Cangallo) entre Esmeralda y Suipacha, y en 1848
obtuvo una manzana que destinó a la edificación del Hospital Irlandés, en Tucumán y Riobamba (donde hoy se levanta el monumental edifico del colegio La Salle).
Desde su inauguración y hasta el 30 de septiembre de 1849,
pasaron por allí 158 enfermos; los gastos del año de $ 42.000 fueron cubiertos
con suscripciones y donaciones.
En
el predio, y antes de convertirse en hospital, Fahy había logrado concretar
otras obras importantes, entre ellas la enfermería para inmigrantes irlandeses,
el convento para las Hermanas de la Misericordia Irlandesa (Sisters of Mercy), un
orfanato para niñas y un colegio para varones. Personalmente el Padre se ocupó
de aportar lo necesario para el sustento de estas obras, mediante la caridad de los irlandeses más
pudientes, en especial de los que residían en el interior de Buenos Aires y que
habían arribado en la tercera década del siglo XIX.
Cuando
Fahy murió, el 20 de febrero de 1871, víctima de la fiebre amarilla, dejó un
vacío notable, que obligó a contar con una institución que hiciera posible
proseguir su obra, papel que recayó en la Asociación Católica Irlandesa.
PRIMEROS TIEMPOS DEL COLEGIO SANTA BRÍGIDA |
Aquel Hospital Irlandés cumplió su labor hasta el año 1874
en que fue clausurado, según se desprende de los datos aportados por el
historiador Edmundo Murray. En 1891, el último
sobreviviente de la Comisión que había aceptado la donación, cedió el edificio
y los terrenos a la Asociación Católica Irlandesa. En el acta de cesión se dejó
consignado que el Padre Fahy había recomendado a los fideicomisarios que pusieran todo empeño en
la conservación del hospital: "...que
no se deteriore, a fin de que los irlandeses cuenten siempre con este seguro
refugio”. Este sueño finalmente
no se cumplió, y no subsistió un Hospital Irlandés en Buenos Aires.
Casualmente digamos que
otro integrante destacado y recordado de la colectividad fue el
Almirante Guillermo Brown. Nacido en Irlanda en 1777, había llegado al Río de
la Plata en el año 1809. Adhirió a la Revolución de Mayo y en 1814 quedó al
mando de una escuadrilla para hacer frente a los buques españoles. Vencedor en
Martín García, Montevideo, Los Pozos, Juncal y Monte Santiago, retirado ya, falleció
en Buenos Aires el 3 de marzo de 1857; hoy
es recordado como el primer referente de la historia naval argentina.
Si bien en épocas de la Colonia regían disposiciones legales que
impedían a los no españoles radicarse en el Río de la Plata, los irlandeses
consiguieron hacerlo y se afincaron en Buenos Aires y Montevideo. Muchos de
ellos procedían de España, adonde habían llegado desde su país perseguidos
por motivos religiosos. Otros habían formado parte de las fuerzas armadas
inglesas y habían decidido radicarse en estas tierras, particularmente
después de las Invasiones Inglesas. Recién cuando en 1810 el gobierno patrio
derogó la prohibición colonial, comenzaron a llegar inmigrantes directamente
desde Irlanda.
El historiador Murray calcula que en 1824 había en Buenos Aires
una colonia de 500 irlandeses, y
que para 1832 llegaba
ya a 2500 miembros. Estos inmigrantes irlandeses, de raíz profundamente
católica, aunque compartían la religión oficial del Río de la Plata, encontraban
difícil establecer la misma relación con el clero local tal como estaban
acostumbrados en su tierra, sobre todo debido a la diferencia de idioma.
Un importante grupo de irlandeses se estableció en la
provincia de Buenos Aires, se trataba de gente
que comenzaba
trabajando como peones de estancias o saladeros y luego compraban ovejas
criollas para dedicarse a su cría, mejoramiento y explotación, actividad que les resultaba provechosa debido a
la demanda europea de lana. De esta manera, los irlandeses del interior se
fueron convirtiendo en productores independientes y en algunos casos, en
importantes estancieros.
Cuando empezaron a tenderse las líneas ferroviarias, los irlandeses facilitaron tierras y conformaron la población de los
pueblos de las estaciones, por lo que muchas de éstas llevan hoy sus nombres, como por ejemplo la
Bahía de Samborombón (en honor al santo irlandés San Brendan).
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La diáspora en
Irlanda. La gran hambruna irlandesa
(1845-1849)
Una gran hambruna (1845-1849), conocida en gaélico
como An Gorta Mór, originada en la
plaga por un hongo que destruyó las plantaciones de papas –la fuente principal de alimentación– en Irlanda, mató al 12 por
ciento de su población y dio inició a la
diáspora irlandesa. Para ayudar a sus compatriotas, el padre Fahy formó en
Buenos Aires una comisión integrada por Bartolomé Foley, Patricio Bookey,
Santiago McDonnell, Guillermo Lennon y Juan McKiernan, quienes promovieron una
colecta que ascendió a más de 50.000 pesos de entonces, suma que se envió al
arzobispo de Dublín para que se destinara a los damnificados. Al mismo tiempo,
Fahy le escribió al arzobispo una carta en la que ponderaba los recursos
naturales de la Argentina. La misiva fue publicada en dos periódicos de Dublín,
lo que llamó la atención de muchos
irlandeses que decidieron viajar a nuestro país. Al
arribo, Fahy los esperaba en el puerto para ayudarlos y orientarlos. Fue
así que para 1848 habían llegado a nuestras costas
unos 4.500 irlandeses. Las embarcaciones que se dedicaban al transporte de quienes huían de Irlanda eran, en su mayoría,
barcos viejos y deteriorados, cuyos armadores especulaban con las vidas de los
infortunados pasajeros. Las travesías fueron lentas, faltaba el agua y las
provisiones, lo que provocaba la muerte de numerosos pasajeros. Los que llegaban a estas tierras, lo hacían enfermos y
desnutridos. Esta situación impuso la
necesidad de un hospital que los atendiese, de allí la labor fundacional del
Hospital Irlandés que acompañó el Padre Fahey.
Nace el Colegio
Santa Brígida
Este imponente
colegio de la calle Gaona 2068 tiene en nuestra capital una historia
ininterrumpida de más de 100 años. Fue fundado y sostenido en sus comienzos por
familias irlandesas radicadas en el campo, con el
propósito de ayudar a niñas pobres para que adquirieran una verdadera
educación.
El 5 de junio
de 1883, representantes de familias irlandesas se reunieron en asamblea, bajo
la presidencia del Deán del Cabildo de la Catedral Metropolitana Canónigo
Patricio J. Dillon y organizaron una sociedad que tomó el nombre de Asociación
Católica Irlandesa. La institución obtuvo su personería jurídica el 13 de
abril de 1885. En el mismo año de 1883 se levantó la monumental construcción
de la hoy avenida Gaona, tipo castillo medieval, que en marzo de 1899 se
convirtió en sede del Colegio Santa Brígida.
El
Colegio estuvo en manos de Hermanas de la Misericordia (Sisters of Mercy -fundación irlandesa)
por 80 años.
La
hermosa capilla del establecimiento es una donación de la señora Margarita
Mooney de Morgan. Su piedra
fundamental recibió la bendición en 1911 y fue habilitada en 1913, en memoria
del Reverendo Canónigo Don Antonio Fahy, al que en el ambiente
argentino-irlandés ya se lo reconocía como propulsor de la vida educativa de la
comunidad. En los jardines de la escuela se erige un busto que lo recuerda.
En
1948 el Colegio comenzó los preparativos para crear
el departamento de enseñanza secundaria, como
ciclo comercial, a fin de ofrecer a las alumnas que egresaban de
primaria la oportunidad de obtener el título de Perito Mercantil en una segunda etapa. En
un principio las estudiantes que se
preparaban en la escuela debían rendir los exámenes finales en colegios
oficiales, como alumnas libres. Para 1957 se oficializó el secundario, al
inscribirse en el Ministerio. Vale destacar que en 1958 los diplomas de las
escuelas privadas pasaron a ser reconocidos como oficiales luego de la reforma del
gobierno de Frondizi y tras una larga disputa sobre la enseñanza laica, estatal
y gratuita o enseñanza libre.
En el año 1966 se inauguró la Biblioteca Escolar del Colegio y, en 1968, el Gabinete Psicopedagógico, destinado a orientar al alumnado frente a posibles problemas de aprendizaje.
En el año 1966 se inauguró la Biblioteca Escolar del Colegio y, en 1968, el Gabinete Psicopedagógico, destinado a orientar al alumnado frente a posibles problemas de aprendizaje.
Las Hermanas de la Misericordia estuvieron a cargo del Colegio hasta 1979. Desde
ese año y hasta fines de 1999, vivió en el colegio la Congregación de Santa
Marta, atendiendo las necesidades espirituales de la comunidad educativa. La
conducción pedagógica pasó a estar integrada exclusivamente por personal laico.
Se incluyó la obligatoriedad de la enseñanza del idioma Inglés, con incremento de la carga horaria. En 1993 el
Santa Brígida inauguró su Campo de Deportes en la
localidad de Ezeiza.
Con
los años, la institución se abrió para todas las
aspirantes, aunque no pertenecieran a
la colectividad irlandesa. Está afiliada desde el año 1991 a la Organización
del Bachillerato Internacional, con sede en Ginebra, Suiza, por lo que
ofrece a sus alumnos la posibilidad de obtener diplomas o certificados
reconocidos en centros de altos estudios de todo el mundo.
En el año 1875,
el mismo Patricio Dillon había fundado el
primer diario irlandés, íntegramente en inglés, llamado The Southern
Cross, de Editorial Irlandesa. Era la voz
de la comunidad, que la mantenía informada tanto de noticias locales como de
Irlanda. Desde entonces, luego de 135 años, este
diario ha seguido circulando en la Ciudad de Buenos Aires.
TRABAJO EXCLAVO EN LAS HERMANAS DE LA MISIRICORDIA -IRLANDA PRINCIPIS DEL SIGLO XX |
Como
otra cara de la moneda, estos conventos, a cargo de las Hermanas de la
Misericordia, en nombre
de la Iglesia Católica, recibían en Irlanda a muchachas enviadas por sus
familias o por los orfanatos. Allí quedaban encerradas, obligadas a trabajar en
las lavanderías para “expiar sus pecados”. Dichos pecados eran de distinta
naturaleza: desde ser madre soltera a ser demasiado bella o demasiado fea, o
demasiado simple o demasiado inteligente, o víctima de una violación. Por tales
pecados trabajaban sin percibir ninguna retribución 364 días al año, se las
hacía pasar hambre, se las sometía a castigos, humillaciones, violencia física
y moral, y se las separaba de sus hijos. Las penas que tenían que cumplir eran
ilimitadas. Miles de mujeres vivían y morían allí. El último convento de la
Magdalena en Irlanda cerró sus puertas en 1996, ¡toda una calamidad!
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
http://www.santabrigida.esc.edu.ar/htm/institucion.htm
http://www.ccgsm.gov.ar/areas/secretaria_gral/colectividades/?secInterna=70&col=16
http://exaltaciondelacruz.gov.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=3526:padre-
Muchas gracias por el valor educativo y la investigación realizada para llevar a cabo esta nota. Un cordial saludo.
ResponderEliminarMuy bueno su artículo, hasta el último párrafo.
ResponderEliminarHablar tan ligeramente de los conventos de la Magdalena, no es otra cosa que hacer propio la propaganda Anti católica ejercida por el periodismo anticlerical europeo (principalmente británico).
Dicho periodismo anticlerical se esfuerza en recordar los errores de la Iglesia, y pone mayor esfuerzo en ocultar y olvidar las aberraciones a las que fue sometida Irlanda, y el resto de las colonias británicas, por el invasor inglés.
De eso es mejor no hablar, cómo también conviene olvidar que hasta hace poco más de 70 años Inglaterra condenaba a muerte a Homosexuales.
Increíblemente, Inglaterra se autodenomina madre de los DDHH.
Excelente trabajo!
ResponderEliminarFelicitaciones y gracias
Carmen
Necesito hacer un trabajo sobre la adición católica irlandesa entre los años 1983-1989. Espero una respuesta rápida e información por vavor, gracias.
ResponderEliminarExcelente relato. Yo soy descendiente de un inmigrante irlandes Edward Sinnott. Mil gracias!
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