Al Café de los angelitos
Naciste en el
ochocientos
con sentimiento barrial
compartiendo la tertulia
y el cantor sentimental.
Los vecinos y
extranjeros
que por Corrientes angosta
venían a copiar la posta
volviendo del Nacional.
Te visitaron de barrios
que campanearon tu esquina
de La Boca y Puente Alsina
y algún fangal aledaño
querían conocer el paño
del que hablaba la vecina.
Del barro o del
conventillo
todos vinieron a verte
y alguno a probar su suerte
con el filo del cuchillo.
Fue refugio en la
alborada
del trasnochador errante
calentitos de la horneada
medialuna y vigilante
Café de los Angelitos
el desayuno elegante.
Lúgubres sombras
marcaron
con los años tu esplendor
tal vez porque te olvidaron
o se terminó el amor.
El sol no entró en las
ventanas
en las mañanas de sol
y el tiempo apagó las luces
que iluminaron
tu salón.
Los años te castigaron
la esquina se hizo recuerdo
envejeciendo tu imagen
tal vez con un tranco lerdo.
Y te dejaron morir
como se abandona un viejo
que ya no quiere vivir
porque el futuro está lejos.
Los amigos que no
olvidan
y alguna vez te añoraron
vieron tus muros caer
y los puños apretaron.
No podía derrumbarse
como una esquina cualquiera
ese emblema nacional
del barrio de Balvanera.
La lucha por la razón
desató
la tormenta,
los intereses mezquinos
venían a golpear la puerta,
la causa no estaba muerta
no era vana la ilusión
los que apretaron los puños
también alzaron su voz.
Y se oyó la voz del
barrio
del poeta y del cantor
clamando por la apertura
del histórico salón.
Las entidades vecinas
se agruparon en la esquina
desbordada de emoción.
Del distrito escolar
sexto
la escuela número uno
reclamó como ninguno
poniéndole el corazón.
Y con el sueño
cumplido
como quien vuelve a su nido
pudieron reabrir las puertas
de Rivadavia y Rincón.
Edra Rubén Olivera
No hay comentarios:
Publicar un comentario