Dos obras
arquitectónicas: el Hospital Español y su Capilla
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LA CAPILLA HOY ENCAJONADA Y CERRADA |
Es conocida
la obra arquitectónica de Julián García
Núñez, que fue uno de los principales arquitectos renovadores de la
estilística con el llamado modernismo catalán de principios del siglo XX. Sembró
sus obras en muchos barrios de Buenos Aires, especialmente en Balvanera, donde construyó en
el año 1907 su casa particular, en la calle Independencia 2442, hoy demolida.
En nuestro barrio
plasmó obras como el la nueva fachada del Hospital
Español –Belgrano y Rioja–, (en el año 1908), el cine “La Armonía” –Belgrano
3272– y
diferentes edificios de renta destinados a viviendas colectivas para
sectores de clase media, de los cuales se conserva un conjunto numeroso. En
cambio del Hospital Español sólo se preserva apenas un 30% de su histórico
frente sobre la esquina de Deán Funes y en nulo mantenimiento. En todas sus
construcciones puede observarse el manejo y la combinación de estilos
neoclásicos y art nouveau.
Algunas de
estas edificaciones pueden verse en: Pichincha 176 (de 1911); Viamonte 2602/08
(de 1913); Independencia y Sarandí (de 1913); Rincón 226, Pichincha 364, y
además la residencia de la familia Mirás (de 1925), en Bartolomé Mitre 2162.
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DETALLE DE SU FRENTE DONDE SE APRECIA EL DETERIORO Y TAMBIÉN LA BELLEZA |
La alta e
incontrolable inmigración de principios de siglo XX, y la casi nula oferta de
alquileres accesibles para sectores poblacionales de escasos recursos, derivó
en la proliferación de precarios conventillos, con insalubres condiciones, a
los que no alcanzó a llegar García Núñez.
Otra parte
de la obra de este arquitecto se encuentra en distintos barrios capitalinos, como el
hoy Palacio San Miguel (antigua tienda San Miguel), el Casal de Cataluña, el
Asilo de ancianos desamparados de la calle Moreto, entre otros. Asimismo, en la
provincia de Buenos Aires y aún en España existen obras suyas.
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LA CÚPULA |
Sin embargo
poco o casi nada se conoce de la Capilla del Hospital Español, (consagrada a La Medalla Milagrosa), obra
emblemática del arquitecto Alejandro Pedro Guillermo
Christophersen,
que se encuentra en el interior del hospital, en su sector antiguo, pegada a un
muro, que si bien es modesta, no gozó de la conservación y mantenimiento
adecuado, encontrándose en la actualidad clausurada y en estado de total abandono,
una verdadera pena, porque constituye otro
importante patrimonio histórico de nuestro país.
De esta construcción no hay
registros de ningún tipo, una escasa o casi nula bibliografía, y ni siquiera
existen en el establecimiento hospitalario archivos que puedan avalar su origen
y existencia, aunque conserva grabada en su mampostería la indiscutible firma de Christophersen.
Alejandro Christophersen (1866-1946)
Este arquitecto de origen
noruego, nacido en Cádiz, dedicó toda su existencia a la vida social y
cultural. Su educación estuvo ligada a los mejores establecimientos educativos
de Europa, graduándose con medalla de honor en 1886. Pintor y hasta
escenógrafo, llegó a Buenos Aires donde comenzó colaborando en el estudio del
arquitecto Ernesto Bunge, donde años después empezó su carrera independiente.
Christophersen realizó obras
tan significativas como monumentales, el Panteón de la Sociedad Española de Socorros Mutuos en
1896/98, en el Cementerio del Oeste, conocido comúnmente como Chacarita, y en
su relación con las grandes familias de la elite acomodada porteña, de la cual
formaba parte, le daría vía libre a ambiciosos
proyectos como el Palacio Anchorena, la Iglesia Santa Rosa de Lima, la Ortodoxa
Rusa o edificios públicos como la Compañía Nueva de Gas. Fue el socio
refundador de la Sociedad Central de Arquitectos (S.C.A.) –de la que fue presidente en
dos oportunidades–
y de la Escuela de Arquitectura.
Alejandro Christophersen puso
fin a su actividad en la década del
'40, anunciando su ''adiós
a los planos'', falleciendo pocos años después en Buenos Aires en 1946.
La Capilla del Hospital, consagrada a la Medalla
Milagrosa
No obstante quien brinda los datos
más precisos acerca de esta
capilla fue el poeta y médico rural argentino, Baldomero
Fernández Moreno, que escribió una considerable cantidad de conocidos versos, pero
pocos saben que estudió Medicina
y que los últimos cuatro años de su carrera los pasó como practicante interno
en el Hospital Español.
En su libro biográfico, donde
narra cronológicamente sus memorias, hace mención al tiempo transcurrido dentro
de aquel nosocomio y describe con soltura, aunque escuetamente, la distribución
del hospital y sus distintas dependencias.
Habla de la contemplación que
hacía desde su habitación y azoteas del nuevo edificio a las monjas que iban y
veían por lo que él describe como un jardín severo y taciturno, entre cuatro
paredes, con altas palmeras:
“Todo bajo la ligera penumbra
de la capilla donde en pequeños y soleados pedazos de jardín florecían rosas y
pensamientos que se inclinaban sobre sus muros en donde alguna que otra hermana
cortaba para armar ramos y surtir al establecimiento. Por las tardes las
puertas de la capilla se abrían y todos rezaban el Rosario, luego se iban
retirando en silencio por una estrecha puerta que daba sobre la calle Rioja.”
Fernández Moreno termina el capítulo
con genuina inspiración poética: "Yo amaba aquel jardín sombrío que
respiraba con dificultad entre dos salas rectangulares atosigadas de pacientes. En las noches
de guardia paseaba por él, despeinado, fantasmal en mi blusa blanca, con un
tomito de versos en un bolsillo y algunas ampollas de morfina en el otro".
Esta ignota capilla, proyectada en un indiscutible estilo
neoclásico, propio de las obras del arquitectos, tiene su acceso por una puerta
media de doble hoja y frontis curvo flanqueada por dos pares de columnas
extremas de capitel jónico de fuste acanalado y liso, montadas sobre zócalos
elevados del suelo aproximadamente un metro, donde sobre ellas descansa un
entablamento que sostiene un gran frontispicio triangular ornamentado con
modillones y bajorrelieves.
Sobre el techo de la misma se
eleva una considerable cúpula redonda con ventanas para la entrada de luz,
coronada con un mirador de balconada circular.
A todo lo sutilmente descripto
por Baldomero Fernández Moreno en el capítulo de su libro, podemos decir que el
pequeño jardín ya no existe, en uno de los laterales de la capilla han adosado
un alto paredón divisorio y aquella puerta diminuta que daba sobre la calle La Rioja se convirtió en un inmenso portón donde circulan pesados
vehículos que abastecen al hospital.
Ya no existen más los pequeños
verdes jardines, ni rosas, ni
pensamientos, ni monjas que caminen visitando a los enfermos, tampoco hay más
rezos del Rosario, ni altas palmeras, hasta
le han arrebatado al hospital mismo más de la mitad de su original estructura
diseñada por García Núñez, para
reemplazarla por otra de poco feliz estilo modernista de cerámicos rojizos.
Pero aun así, la antigua Capilla de Nuestra Señora de la
Medalla Milagrosa construida
hacia el año 1900, sigue
ahí, inmutable y envejecida, sabiendo que nada volverá a ser igual y que nadie
describirá tan fielmente como Fernández Moreno ese pedacito de nuestra
historia.
Leandro, padre de un internado
en el hospital, comentaba hace algunos años atrás:
“Hoy por desgracia tengo a mi hijo internado en terapia en el hospital y mientras fumaba
algún que otro cigarrillo miraba semejante obra arquitectónica; me dije ¡esto
debe tener como cien años o más! y me apresuré al ver sus puertas abiertas para entrar a sacarme las dudas. Su fachada posee los rasgos
que se solían utilizar hace cien años o más y quede maravillado con su interior, de momentos parecía
haber regresado al pasado por las imágenes, el calado de sus paredes y la
cúpula fenomenal, luego estuve charlando con una mujer que me contó un poco más sobre su
historia y me dijo todo o casi todo lo puesto en las descripciones, ni más ni menos, lo que sí no sabía es que el arquitecto
de semejante obra fuera Alejandro Christophersen; de veras esa señora era una
entendida en el tema, ya que también me contó que estuvo cerrada por muchos años y en
estado de abandono –que por sí solo se ve a la vista–, pero la capilla sigue en pie allí escondida tras los muros de una edificación del
hospital. ¿Qué habrá pasado para que sus monjas y sus jardines no estén allí?, ¿cuánta gente habrá pasado
por ese lugar a pedir por sus familiares en todas las épocas? Es un patrimonio histórico, nadie ve en ella lo que algunos pocos notamos (me incluyo), es un pedacito de historia de
nuestra ciudad y hoy solo queda esa señora que con mucho amor y dedicación se
encarga de abrir sus puertas para que las familias de ese hospital pidan a Dios
por sus allegados enfermos”.
Esta Capilla de la Medalla
Milagrosa del Hospital Español se encuentra cerrada desde hace ya mucho tiempo,
hoy en un lamentable estado de abandono que exige urgentes tareas de
restauración. No se puede celebrar la Eucaristía desde hace años debido a la
peligrosidad del uso en las condiciones actuales y tampoco pueden acudir los
pacientes ni sus familiares para hacer una oración y encontrar el consuelo
cristiano.
También es de lamentar la
falta de mantenimiento del hospital, que está pasando por una situación
edilicia complicada, en la que no se puede restaurar el pequeño pedazo del
frente que diseñó García Núñez y que permanece olvidado y casi arrumbado en la
esquina de Deán Funes y Belgrano. Peligra asimismo el futuro del hospital por escasez de presupuesto e insumos indispensables.
Si a alguien con inquietudes
históricas y arquitectónicas le interesara, le recomendamos visitar lo que queda de esta capilla y rescatar su hermosura, ya que pese a su abandono es
impactante.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
--Fernández Moreno, Baldomero, Vida - Memorias de Baldomero Fernández
Moreno,
Ediciones Kraft, 1957, págs. 182 a 186.
--Perlin, Pablo, Facebook.
--https://baiglesias.com/la-capilla-del-hospital-espanol-y-su-lamentable-de-abandono/
--http://arquitecto-christophersen.blogspot.com/2011/04/
--http://porteniadas.blogspot.com/2017/07/la-capilla-del-hospital-espanol.html