4 de agosto de 1976 es asesinado en La Rioja el
obispo Enrique Angelelli
“Un homicidio fríamente premeditado”
“No vengo a ser servido sino
a servir. Servir a todos, sin distinción alguna, clases sociales, modos de
pensar o de creer; como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos los
pobres”.
Palabras pronunciadas por Monseñor Angelelli al
asumir la conducción del Obispado de La Rioja en 1968
Los medios calificaron de “accidente” a aquel vuelco del 4 de agosto de 1976, de la
camioneta en que viajaba el obispo Angelelli, junto al vicario episcopal,
Arturo Pinto, que sufrió numerosos golpes y perdió la conciencia, pero salvó su
vida.
Finalmente, recién
en 1983 abierto el juicio y tras varias interrupciones, se esclarece que la
muerte del obispo había sido provocada
intencionalmente –un asesinato–. El 4 julio de 2014, el
Tribunal Oral en lo Criminal Federal de La Rioja consideró delitos de lesa
humanidad al homicidio del obispo y al intento de asesinato del ex sacerdote Arturo Pinto
y condenó por ellos a los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando
Estrella a prisión perpetua y cárcel común.
“Con un ojo en las escrituras y un oído en el pueblo”
EL “ACCIDENTE”
El 4 de agosto de 1976, el obispo de La Rioja, monseñor Enrique
Angelelli, junto al vicario episcopal, Arturo Pinto, viajaban por la ruta 38 en
una camioneta Fiat 125. Venían de celebrar misa en la localidad de Chamical y
de compilar documentación sobre el secuestro y asesinato de los jóvenes
sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, y del campesino
católico Wenceslao Pedernera, ocurridos quince días antes.
Se dirigían hacia la capital provincial, en la camioneta llevaban una valija con documentos
recogidos para esclarecer estos crímenes y enviar un informe sobre lo sucedido
al Vaticano, cuando sufrieron un supuesto
accidente automovilístico que le costó la vida al obispo. La camioneta furgón
en la que viajaba dio varias vueltas antes de que saliera expulsado. Su
acompañante, el entonces vicario episcopal, Arturo Pinto, sufrió numerosos
golpes y perdió la conciencia, pero salvó su vida y fue el principal testigo en
la causa para esclarecer el crimen. Cuando la policía encontró el cuerpo de
Angelelli, estaba llamativamente dispuesto sobre la tierra al costado de la
ruta 38.
En una ceremonia histórica, el Papa Francisco declaró beato al obispo Angelelli y a tres mártires riojanos
El obispo manejaba la camioneta, y el padre Arturo Pinto recuerda que
apenas dejaron Chamical comenzó a seguirlos un automóvil; el obispo aceleró, pero
entonces apareció otro coche y a la altura de Punta de los Llanos los
encerraron hasta que volcaron.
El cuerpo del obispo
quedó tirado en el suelo durante seis horas, la camioneta desapareció y la
única lesión que presentaba el cadáver de Monseñor Angelelli fue la nuca
destrozada, tal como si lo hubiesen molido a golpes;
además la carpeta que llevaba el Obispo jamás pudo ser encontrada.
LOS PROLEGÓMENOS DEL ASESINATO
El 18 de julio de 1976, fueron alevosamente
asesinados, luego de ser secuestrados por quienes se identificaron como
miembros de la Policía Federal, los sacerdotes P. Gabriel Longueville y Carlos
de Dios Murias, en la localidad de Chamical (La Rioja) donde realizaban su apostolado.
A la mañana siguiente a este crimen, hombres encapuchados fueron a buscar al
párroco de Sanogasta, pero éste se había ido por recomendación de Monseñor
Enrique Angelelli. Cuando el laico que los atendió les dijo que el párroco no
estaba, lo acribillaron.
Ermita de Angelelli sobre la ruta 38 en la rioja
BIOGRAFIA DE ANGELELLI
Enrique Angelelli nació en 1923, en Córdoba. A los
26 años fue ordenado sacerdote, había realizado sus estudios sacerdotales en
Roma, especializándose en Derecho Canónico; fundó en Córdoba la Juventud Obrera
Católica y fue asesor de la Juventud Universitaria Católica, más tarde en 1968,
asignado a la diócesis de La Rioja. Allí, desarrolló su apuesta por los votos
sociales del Concilio Vaticano II, con su estilo llano y de estrecha relación
con el empobrecido poblador de aquella provincia, estimuló y apoyó la
organización de las empleadas domésticas, de los trabajadores mineros y
agrícolas. Sus misas dominicales llegaron a ser transmitidas por radio hacia
todos los rincones de la provincia. Pero en una Argentina en la que se
agudizaban los conflictos sociales, pronto encontró la enemistad del clero
integrista y conservador del país, de los dirigentes de las Fuerzas Armadas y
de los sectores poderosos de La Rioja. Apenas producido el golpe del 24 de marzo
de 1976, sus emisiones radiales fueron prohibidas. En varias oportunidades, sus
misas debieron ser canceladas por la prepotencia de los grupos de poder local.
LA VERSIÓN OFICIAL Y LA VERDAD DE AQUELLAS MUERTES
Al día siguiente del hecho, el diario El Sol de La
Rioja, tituló: “Murió Angelelli en un accidente”. Esta misma opinión fue la que
mantuvieron por años la Dictadura Militar y el oficialismo del Episcopado argentino.
La versión oficial del hecho que circuló por los tribunales hasta la vuelta a la
democracia fue que el obispo perdió el control de su camioneta al explotarle
una rueda. En 1984 la causa se re caratula como "Homicidio calificado y
tentativa de homicidio calificado", pero recién en 2014, los represores Luciano
Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella fueron condenados a prisión perpetua
como autores intelectuales de la muerte del obispo. Todavía se desconocen los
autores materiales del asesinato.
El acompañante, Arturo Pinto, aseguró ante el
Tribunal que abrió la causa en 1983 que un Peugeot 404 maniobró bruscamente
delante de ellos, provocando el vuelco de la camioneta en la que viajaban. Lo
último que dijo recordar fue el ruido de una explosión. El 19 de junio de 1986,
el juez Aldo Morales estableció que se trató de “un homicidio fríamente premeditado”. Las “leyes de la impunidad”
en los 90 provocaron nuevamente la caída de la causa, pero la anulación de
aquellas leyes, en 2005, permitió su reapertura. En 2010, Pinto y varios actores
más se constituyeron en nuevos querellantes y solicitaron la imputación de
catorce militares y policías, encabezados por el ex dictador Jorge Rafael
Videla, el entonces comandante del III Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín
Menéndez, y el interventor de La Rioja, coronel Osvaldo Héctor Pérez Battaglia.
El 4 julio de 2014, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de La Rioja
consideró delitos de lesa humanidad el homicidio del obispo y el intento de
asesinato del ex sacerdote Arturo Pinto y condenó por ellos a los represores
Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella a prisión perpetua y cárcel
común.
los asesinos intelectuales condenados: Menéndez y Estrella
“CON UN OJO EN LAS ESCRITURAS Y UN OÍDO EN
EL PUEBLO”
La prédica de Angelelli, trajo el rencor de los
poderosos de siempre, uniformados y civiles, a quienes afectó en sus sagrados
intereses, y de quienes recibió una feroz campaña que no vaciló en acusarlo de “obispo
rojo”, enviar firmas para pedir su remoción al Vaticano, expulsar sacerdotes de
Anillaco, donde Amado Menem, hermanastro del actual presidente, tuvo especial
participación en perseguir y asesinar religiosos y laicos y finalmente eliminar
al odiado pelado.
El Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos
registra que al menos dieciocho sacerdotes fueron asesinados o figuran como
desaparecidos, treinta curas fueron secuestrados y derivados a los centros
clandestinos de detención y luego liberados, mientras que otros diez estuvieron
presos en diferentes dependencias policiales. Once seminaristas fueron asesinados
o figuran como desaparecidos y se cree que son más de medio centenar los católicos
laicos víctimas de la represión ilegal de aquella funesta dictadura.
Angelelli fue, junto a Hesayne, De Nevares,
Devoto, Ponce de León y Novak, uno de los pocos obispos que supo comprometerse
con la cruz y el Evangelio dentro de una jerarquía episcopal cuya actitud de
connivencia y complicidad con la dictadura militar avergonzó la conciencia de los
cristianos de estas tierras, desde la justificación teológica de la tortura y
la eliminación clandestina de prisioneros indefensos hasta la aceptación lisa y
llana de la espada como instrumento quirúrgico para impulsar la doctrina de la
seguridad nacional, aquella conducta de la jerarquía católica argentina no
tiene parangón en el mundo entero.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-http://servicioskoinonia.org/.
Recomendamos para los interesados en el tema visitar la página siguiente:
http://www.elortiba.org/angelelli.html (Agencia Paco Urondo)
-https://www.cultura.gob.ar/enrique-angelelli-9324/
-https://www.elhistoriador.com.ar/el-caso-del-obispo-de-la-rioja-monsenor-enrique-angelelli/-
-Informe de la
Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), Nunca Más,
Buenos Aires, Editorial Eudeba, 1984.