sábado, 31 de julio de 2021

EL ASESINATO DE ANGELELLI

 4 de agosto de 1976 es asesinado en La Rioja el obispo Enrique Angelelli




“Un homicidio fríamente premeditado”

 

“No vengo a ser servido sino a servir. Servir a todos, sin distinción alguna, clases sociales, modos de pensar o de creer; como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres”.

Palabras pronunciadas por Monseñor Angelelli al asumir la conducción del Obispado de La Rioja en 1968

 

 

Los medios calificaron de “accidente” a aquel vuelco del 4 de agosto de 1976, de la camioneta en que viajaba el obispo Angelelli, junto al vicario episcopal, Arturo Pinto, que sufrió numerosos golpes y perdió la conciencia, pero salvó su vida.

Finalmente, recién en 1983 abierto el juicio y tras varias interrupciones, se esclarece que la muerte del obispo había sido provocada intencionalmente un asesinato. El 4 julio de 2014, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de La Rioja consideró delitos de lesa humanidad al homicidio del obispo y al intento de asesinato del ex sacerdote Arturo Pinto y condenó por ellos a los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella a prisión perpetua y cárcel común.


          “Con un ojo en las escrituras y un oído en el pueblo”
 

EL “ACCIDENTE”

 

El 4 de agosto de 1976, el obispo de La Rioja, monseñor Enrique Angelelli, junto al vicario episcopal, Arturo Pinto, viajaban por la ruta 38 en una camioneta Fiat 125. Venían de celebrar misa en la localidad de Chamical y de compilar documentación sobre el secuestro y asesinato de los jóvenes sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, y del campesino católico Wenceslao Pedernera, ocurridos quince días antes.

Se dirigían hacia la capital provincial, en la camioneta llevaban una valija con documentos recogidos para esclarecer estos crímenes y enviar un informe sobre lo sucedido al Vaticano, cuando sufrieron un supuesto accidente automovilístico que le costó la vida al obispo. La camioneta furgón en la que viajaba dio varias vueltas antes de que saliera expulsado. Su acompañante, el entonces vicario episcopal, Arturo Pinto, sufrió numerosos golpes y perdió la conciencia, pero salvó su vida y fue el principal testigo en la causa para esclarecer el crimen. Cuando la policía encontró el cuerpo de Angelelli, estaba llamativamente dispuesto sobre la tierra al costado de la ruta 38.


                             En una ceremonia histórica, el Papa Francisco declaró beato al obispo 

                                                  Angelelli y a tres mártires riojanos


El obispo manejaba la camioneta, y el padre Arturo Pinto recuerda que apenas dejaron Chamical comenzó a seguirlos un automóvil; el obispo aceleró, pero entonces apareció otro coche y a la altura de Punta de los Llanos los encerraron hasta que volcaron.

El cuerpo del obispo quedó tirado en el suelo durante seis horas, la camioneta desapareció y la única lesión que presentaba el cadáver de Monseñor Angelelli fue la nuca destrozada, tal como si lo hubiesen molido a golpes; además la carpeta que llevaba el Obispo jamás pudo ser encontrada.

 

 

LOS PROLEGÓMENOS DEL ASESINATO

 

El 18 de julio de 1976, fueron alevosamente asesinados, luego de ser secuestrados por quienes se identificaron como miembros de la Policía Federal, los sacerdotes P. Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, en la localidad de Chamical (La Rioja) donde realizaban su apostolado. A la mañana siguiente a este crimen, hombres encapuchados fueron a buscar al párroco de Sanogasta, pero éste se había ido por recomendación de Monseñor Enrique Angelelli. Cuando el laico que los atendió les dijo que el párroco no estaba, lo acribillaron.


                     Ermita de Angelelli sobre la ruta 38 en la rioja
 

 

BIOGRAFIA DE ANGELELLI

 

Enrique Angelelli nació en 1923, en Córdoba. A los 26 años fue ordenado sacerdote, había realizado sus estudios sacerdotales en Roma, especializándose en Derecho Canónico; fundó en Córdoba la Juventud Obrera Católica y fue asesor de la Juventud Universitaria Católica, más tarde en 1968, asignado a la diócesis de La Rioja. Allí, desarrolló su apuesta por los votos sociales del Concilio Vaticano II, con su estilo llano y de estrecha relación con el empobrecido poblador de aquella provincia, estimuló y apoyó la organización de las empleadas domésticas, de los trabajadores mineros y agrícolas. Sus misas dominicales llegaron a ser transmitidas por radio hacia todos los rincones de la provincia. Pero en una Argentina en la que se agudizaban los conflictos sociales, pronto encontró la enemistad del clero integrista y conservador del país, de los dirigentes de las Fuerzas Armadas y de los sectores poderosos de La Rioja. Apenas producido el golpe del 24 de marzo de 1976, sus emisiones radiales fueron prohibidas. En varias oportunidades, sus misas debieron ser canceladas por la prepotencia de los grupos de poder local.

 

 

LA VERSIÓN OFICIAL Y LA VERDAD DE AQUELLAS MUERTES

 

Al día siguiente del hecho, el diario El Sol de La Rioja, tituló: “Murió Angelelli en un accidente”. Esta misma opinión fue la que mantuvieron por años la Dictadura Militar y el oficialismo del Episcopado argentino.

La versión oficial del hecho que circuló por los tribunales hasta la vuelta a la democracia fue que el obispo perdió el control de su camioneta al explotarle una rueda. En 1984 la causa se re caratula como "Homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado", pero recién en 2014, los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella fueron condenados a prisión perpetua como autores intelectuales de la muerte del obispo. Todavía se desconocen los autores materiales del asesinato.

El acompañante, Arturo Pinto, aseguró ante el Tribunal que abrió la causa en 1983 que un Peugeot 404 maniobró bruscamente delante de ellos, provocando el vuelco de la camioneta en la que viajaban. Lo último que dijo recordar fue el ruido de una explosión. El 19 de junio de 1986, el juez Aldo Morales estableció que se trató de “un homicidio fríamente premeditado”. Las “leyes de la impunidad” en los 90 provocaron nuevamente la caída de la causa, pero la anulación de aquellas leyes, en 2005, permitió su reapertura. En 2010, Pinto y varios actores más se constituyeron en nuevos querellantes y solicitaron la imputación de catorce militares y policías, encabezados por el ex dictador Jorge Rafael Videla, el entonces comandante del III Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, y el interventor de La Rioja, coronel Osvaldo Héctor Pérez Battaglia. El 4 julio de 2014, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de La Rioja consideró delitos de lesa humanidad el homicidio del obispo y el intento de asesinato del ex sacerdote Arturo Pinto y condenó por ellos a los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella a prisión perpetua y cárcel común.

 

 

             los asesinos intelectuales condenados: Menéndez y Estrella


“CON UN OJO EN LAS ESCRITURAS Y UN OÍDO EN EL PUEBLO”

 

La prédica de Angelelli, trajo el rencor de los poderosos de siempre, uniformados y civiles, a quienes afectó en sus sagrados intereses, y de quienes recibió una feroz campaña que no vaciló en acusarlo de “obispo rojo”, enviar firmas para pedir su remoción al Vaticano, expulsar sacerdotes de Anillaco, donde Amado Menem, hermanastro del actual presidente, tuvo especial participación en perseguir y asesinar religiosos y laicos y finalmente eliminar al odiado pelado.

El Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos registra que al menos dieciocho sacerdotes fueron asesinados o figuran como desaparecidos, treinta curas fueron secuestrados y derivados a los centros clandestinos de detención y luego liberados, mientras que otros diez estuvieron presos en diferentes dependencias policiales. Once seminaristas fueron asesinados o figuran como desaparecidos y se cree que son más de medio centenar los católicos laicos víctimas de la represión ilegal de aquella funesta dictadura.

Angelelli fue, junto a Hesayne, De Nevares, Devoto, Ponce de León y Novak, uno de los pocos obispos que supo comprometerse con la cruz y el Evangelio dentro de una jerarquía episcopal cuya actitud de connivencia y complicidad con la dictadura militar avergonzó la conciencia de los cristianos de estas tierras, desde la justificación teológica de la tortura y la eliminación clandestina de prisioneros indefensos hasta la aceptación lisa y llana de la espada como instrumento quirúrgico para impulsar la doctrina de la seguridad nacional, aquella conducta de la jerarquía católica argentina no tiene parangón en el mundo entero.

 

Miguel Eugenio Germino

 

 

 

Fuentes:

-http://servicioskoinonia.org/. Recomendamos para los interesados en el tema visitar la página siguiente: http://www.elortiba.org/angelelli.html (Agencia Paco Urondo)

-https://www.cultura.gob.ar/enrique-angelelli-9324/

-https://www.elhistoriador.com.ar/el-caso-del-obispo-de-la-rioja-monsenor-enrique-angelelli/-

-Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), Nunca Más, Buenos Aires, Editorial Eudeba, 1984.





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