martes, 30 de junio de 2020

NUEVA TÁCTICA DE ATAQUE AL CORONAVIRUS

domingo, 28 de junio de 2020

PERIÓDICO PRIMERA PÁGINA Nº 301 - JULIO DE 2020

SALIÓ EL Nº 301 DEL MES DE JULIO DE PRIMERA  PÁGINA



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PRIMERA PÁGINA Nº 301 DE JULIO DE 2020


EDITORIAL  




El 7 de junio de 1810, hace 210 años, comenzó a circular la Gaceta de Buenos Aires, primer órgano de prensa difusor de las ideas patrióticas, impulsado por Mariano Moreno. En su redacción participaron Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Manuel Alberti, Pedro Agrelo y Bernardo de Monteagudo, entre otros.
A poco de asumir el nuevo gobierno, se habían evidenciado las diferencias entre el presidente Saavedra y el secretario Moreno–, que encarnaba el ideario de los sectores que propiciaban algo más que un cambio administrativo. Se proponían cambios económicos y sociales más profundos.
Mariano Moreno falleció sospechosamente el 4 de marzo de 1811 en alta mar.
Era la primera grieta que se produciría en la patria naciente.
Según el diccionario, “grieta: son todas las aberturas incontroladas de un elemento superficial que afecta a todo su espesor”, a nivel simbólico se utiliza para nombrar “la falencia que atenta contra la solidez o la unidad de algo”.
Sigmund Freud, en “El malestar en la cultura”, dirá que “el hombre no es manso, ni amable, sino que su patrimonio pulsional contiene una cuota de hostilidad primordial que puede satisfacer ‘en’ la agresión al prójimo. Dicha agresión será puesta en marcha de diversas maneras: explotándolo, humillándolo, martirizándolo, matándolo”.
Luego vendrían muchas grietas más: el fusilamiento de Dorrego, Unitarios y Federales, Rosas y Sarmiento, Civilización y barbarie, la Guerra del Paraguay, el golpe de 1930, el bombardeo de Plaza de Mayo de 1955, las últimas dictaduras militares, etc., sólo por nombrar algunas de las más profundas…
En el mundo hubo miles de ejemplos: los faraones y los esclavos construyendo las pirámides, Espartaco y el Imperio romano, Jesucristo expulsando a los mercaderes del templo de Jerusalén, las dos guerras mundiales, la Revolución rusa, las desigualdades sociales, y muchas otras…
 “La grieta” existe, está latente en la sociedad con períodos de mayores o menores ensanchamientos, y es de necios negarla.
Hoy reaparece con una renovada intensidad en este periodo de pandemia, que por desgracia el pasado mes dejó el pico más alto de contagios en el país, con un preocupante epicentro en la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de los 100 días de cuarentena que cumplió la mayoría y teniendo en cuenta además que una minoría de detractores salió a la calle a reclamar “libertad”, “no más dictadura”, poniendo en serio riesgo al resto de la población.
Como un ejemplo puntual de aquella grieta aparece hoy el “caso Vicentín”, la más importante cerealera que representa más del 10% de las exportaciones del país, que emplea (entre las varias empresas del grupo) a 6.000 trabajadores directos, más los que indirectamente viven de su producción y comercialización, así como los 2.600 productores/acreedores que hoy están a la deriva.
Tras la intervención decretada por el gobierno para salvaguardar el patrimonio y los puestos de trabajo, y el inminente desguace y venta a una trasnacional, se propone además su expropiación y nacionalización, no hay otra herramienta posible, tema que desató el pandemónium de la derecha más recalcitrante del país, que encabeza la Sociedad Rural, motorizado por los grandes medios hegemónicos, arrastrando a muchos incautos.
El asunto de la nacionalización que deberá tratar el Parlamento, requiere firmeza y determinación, ya que las vacilaciones llevan al naufragio de un proyecto más que importante y necesario, que se suma al impuesto a la riqueza, un tanto frenado al momento.
“La grieta” también se amplió con el destape de las escuchas ilegales que eclosionaron en estos meses como una caja de Pandora difícil ya de cerrar.
Estas inseguridades dan aire a los detractores agazapados en una oposición revanchista, que aspira a desestabilizar el gobierno y meter una cuña en los proyectos de recuperación de los resortes fundamentales de la economía, que debe incluir también a una ley de entidades financieras, y a su vez a un impuesto adicional a la actividad financiera y bursátil, y a los grandes hipermercados.
El macrismo residual y recalcitrante ve en estas vacilaciones la posibilidad de resurrección, alentado por una decena de periodistas “consagrados” que se llenan la boca balbuceando el mismo rosario de mentiras que los destacó durante los cuatro años del gobierno anterior, también durante todo el gobierno de los Kirchner y desde mucho antes.
Patalearon años atrás por la aprobación de la “Ley de Medios” derogada de un plumazo por Macri en dos días por un DNU, a pesar de haberse discutido durante dos años por toda la sociedad y aprobada por amplia mayoría en el Parlamento.
Así las cosas, la pandemia continúa haciendo estragos en un mundo que aún no tiene una vacuna para controlarla.
Tampoco existe vacuna para controlar la grieta, para controlar las desigualdades ni para controlar las injusticias.
En la Argentina actual se rebajó el haber de los jubilados a algo más del mínimo y se congelaron los alquileres, pero no se logra controlar el aumento de los precios, supuestamente congelados.
La cuestión de hoy es si después de superada “la peste”, emergerá un mundo y un país más equitativo, con un mayor nivel de justicia, menor pobreza y a su vez con el fin de las mentiras informativas, con medios democratizados y verdaderos periodistas que no respondan al negocio del empresariado.
Es el eterno mundo del revés en el que “Nada el pájaro y vuela el pez…”.

                                            Hasta la Próxima




EL PARQUE DE LA ESTACIÓN


EL PARQUE DE LA ESTACIÓN EN ÉPOCA DE PANDEMIA


SOLITARIO Y SIN GENTE EL PARQUE ESPERA
           EL REGRESO DE LOS VECINOS


Ante la grave pandemia que sufre el mundo, el país y nuestros barrios Balvanera y Almagro, el Parque que nos llevó 20 años lograr al menos parcialmente se encuentra en soledad, junto al galpón cultural que alberga una hermosa biblioteca, un vivero, entretenimientos infantiles y limpios sanitarios, hoy cerrados.
La peste con que nos toca lidiar, puso un paréntesis en las actividades, y a su vez en los asuntos pendientes en nuestro Parque: el nombramiento de un administrador y un plan de manejo, pedidos que vienen reclamando los vecinos desde hace ya más de un año.
También falta concretar el sector sur del mismo sobre la calle Bartolomé Mitre y el puente que comunique a ambos sectores, tal como lo estableció la ley del Parque de la Estación, sancionada y plena vigencia aunque sin su reglamentación, la que se hace necesaria para agilizar las obras y proteger el manejo futuro del mismo.



ÉPOCAS EN QUE LAS REUNIONES DE LA MESA 
                        ERAN PRESENCIALES 


Los vecinos, a pesar de todo, continuamos en contacto vía Zoom, ya que no hay posibilidades presenciales riesgosas en este momento–, lo que no significa una desatención, sino al contrario: estamos más atentos que nunca al mantenimiento, al riego y a la preservación de las instalaciones.
Somos optimistas y pensamos en una pronta liberación de las actividades, aunque seguramente con nuevas medidas para su uso, ya que luego de la pandemia “nada volverá a ser igual”; esperemos que sea mejor y con mayores deseos de cuidar al parque y a los vecinos, para que lo gocen junto a sus hijos y nietos.
Y a futuro para las generaciones venideras, ya que fue una gesta de todxs, una historia que los vecinxos no olvidarán jamás, toda una muestra de la fortaleza que se posee cuanto están unidos por una causa justa y necesaria que mejora su calidad su vida.

                                  Consejo de Redacción





EL PASAJE SAN CARLOS DE ALMAGRO


 UNA ANTIGUA HISTORIA POCO CONOCIDA


Rezaba un anuncio inmobiliario de hace unos años:
 Entrada independiente, 1º piso por escalera, 128 m2 con posibilidad de terraza. Propiedad 100 años de antigüedad, a refaccionar. Múltiples usos: vivienda particular, estudio, alquiler de habitaciones a extranjeros. Dueño vende sin comisión. Contacto…”



           Vista panorámica del histórico pasaje


Este escueto anuncio oculta a uno de los pasajes más antiguos del damero porteño, el pasaje San Carlos, también llevaba ese nombre la calle Don Bosco y el templo que se erigió en la manzana contigua, consagrado a San Carlos Borromeo, donde los sacerdotes salesianos además instalaron la primera Escuela de Artes y Oficios para niños.
Además se llamó “Villa de San Carlos”, hacia 1871, a la antigua zona de quintas al suroeste de Castro Barros y Rivadavia. Allí se formó la Sociedad Progresista de la Villa de San Carlos, que recibió una donación de Martín Estebarena, y éstos serían los orígenes del primitivo templo terminado hacia 1876. Esta denominación muy empleada hasta los primeros años del siglo XX, se fue perdiendo luego del Centenario, hasta desaparecer de la nomenclatura urbana.
En aquella época la zona pertenecía al municipio de Flores y prevalecía la vida rural, con terrenos llanos y arroyos y zanjas, era un barrio de tambos y almacenes, y predominaban las quintas frutales, los terrenos de labranza, alfalfares y hornos de ladrillos. Recién en 1887 quedó integrado todo el barrio de Almagro dentro de los límites de la ciudad Capital. Dependía fundamentalmente del movimiento comercial y hacienda de los corrales y mataderos de Miserere. Estuvo poblada por inmigrantes vascos, aunque luego también llegaron los italianos.



VENTANALES COLONIALES DEL PASAJE QUE SE CONSERVAN


La historia del pasaje se retrotrae al año 1865, cuando Juan Francisco Tarragona adquiere un sector de la amplia quinta que perteneciera a Juana Isidora González, que se extendía desde la calle Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen) hasta Rivadavia, prolongándose al oeste hasta más allá de la actual José Mármol.
El límite este de la misma formaba un estrecho callejón, que recién en 1889 fue ensanchado para dar origen a la calle Estebarena, más tarde denominada Artes y Oficios y finalmente Quintino Bocayuva.
Precisamente con la subdivisión de esta quinta escondida para el peatón que transita distraído, nacerá hacia el año 1889 el Pasaje San Carlos en el Nº 151 de aquella arteria, entre Don Bosco e Hipólito Yrigoyen, de acceso exclusivamente peatonal, enmarcado entre las ochavas de dos edificios gemelos.


                            Antiguos llamadores


Lamentablemente, uno de ellos fue modificado por la "pasión posmodernista", deformando salvajemente la integridad arquitectónica del pasaje, en la esquina suroeste  funcionó una almacén de antigüedades, hoy cerrado.
En sus aproximados 50 metros, que se internan en la manzana –sin salida– se alinean unas quince casas, con numeración del 1 al 70; la mayoría de sus frentes conservan aún hoy, el aspecto de Buenos Aires del siglo XIX.
 Unas mejor conservadas, otras pintadas y hasta ligeramente modificadas, algunas preservan casi su estructura original denotando su abandono. Igualmente que las puertas que con el tiempo se fueron modificando, perdiendo su estado primitivo.
El toque que le brindan algunos añejos macetones, antiguos faroles y las alargadas ventanas con altas persianas y adornados balcones, producen la sensación de trasportarnos en el tiempo.
Los rayos de sol, que a la hora de la siesta caen perpendiculares, marcan profundas e inmóviles sombras sobre su calle central, acentuando una atmósfera de sosiego y calma perpetua.


                         Primitivos faroles del pasaje 
                                 luego reemplazados



El origen del nombre “San Carlos” procede del sacerdote Carlos Borromeo –que le diera el nombre al pasaje, al templo y también a la zona durante un largo período–, nació en Lombardía (Italia) en el año 1538; fue ordenado sacerdote a los 25 años, alcanzando con el tiempo el arzobispado de la ciudad de Milán. Durante su gestión produjo profundas reformas en las costumbres del clero, ganándose elogios y también hostilidades de quienes se sintieron afectados, a tal punto que durante una misa fue herido por una bala de arcabuz.


                               otra vista del pasaje


Hoy la entrada al pasaje se encuentra cerrada por una reja de agudas lanzas, señal de una época de inseguridad y temor. El almacén de antigüedades de la esquina sur (antes de su cierre) le agregaba una nota más de pintoresquismo, convirtiendo al sector en un territorio de fantasías que nos transportaba a épocas pretéritas.

Miguel Eugenio Germino

Fuentes:
-Balbachan, Eduardo Luis, Los ignorados Pasajes de BA, Alonso, 1982.
-Cutolo, O. Vicente, Bs. As. Historia de las calles y sus nombres, Tomo II, Elche, 1994.
-Granelli, Omar P., Almagro en el intento, Edición del autor, 1999.
-Iusem, Miguel, “Diccionario de las calles de Buenos Aires”, Instituto Rioplatense de Ciencias, Letras y Artes (IRCLA S.A.), Buenos Aires, Argentina, 1971.
-Periódico Primera Página Nº 83, marzo 2001.
-Rezónico, Carlos A., Antiguas Quintas porteñas, Interjuntas, 1996.






DOS ESCUELAS DEL BARRIO



ESCUELAS HISTÓRICAS DE ALMAGRO Y

BALVANERA

EL MARIANO ACOSTA Y EL MARIANO MORENO


                         EL MARIANO ACOSTA

Una de las actividades esenciales más damnificadas por la pandemia del COVID-19 es la enseñanza. Pese a que mediante elementos tecnológicos y a través de internet se están llevando a cabo actividades virtuales entre alumnos y profesores, el hecho de formar parte de un grupo y escuchar al otro personalmente en un aula, está momentáneamente perdido.
Por eso, y con la confianza de que todo vuelva a la normalidad en un futuro, vamos a conocer en detalle a dos establecimientos de nuestros barrios que tienen los pasillos vacíos a la espera de estudiantes, maestros, enseñanzas y vivencias.
El primero de ellos es la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Nº 2 Mariano Acosta, ubicada en General Urquiza 277, Balvanera. Su historia comenzó en 1874, cuando el 16 de junio se promulgó una ley para su creación como Escuela Normal de varones, junto con otra para mujeres. Éste hecho sucedió cuando Mariano Acosta era vicepresidente del país, acompañando a Nicolás Avellaneda.
En 1881 se creó la carrera de profesorado, por lo que el establecimiento pasó a ser un Normal de Profesores, que tuvo la flamante inauguración de su edificio actual el 31 de enero de 1889. Finalmente, en 1924, Marcelo Torcuato de Alvear, en ese entonces presidente de la Nación, le adjudicó al colegio el nombre de Mariano Acosta.
Entre sus estudiantes más destacados se encuentran el escritor Julio Cortázar, el profesor Pablo Pizzurno, el poeta Leopoldo Marechal y el compositor Enrique Santos Discépolo.
En el barrio de Almagro se encuentra otro de los centros escolares más importantes de nuestra ciudad, hablamos del Colegio Nº 3 DE 2 Mariano Moreno, ubicado en la Avenida Rivadavia 3577.


                          ANTIGUA FOTO DEL MARIANO MORENO

Su creación se dio gracias a la gran cantidad de alumnos inscriptos que había en 1898, lo que hizo que el Colegio Nacional de la Capital quedara chico. Por eso, a tan sólo quince días de haber comenzado el año, se ordenó la creación de cuatro secciones nuevas: Sección Norte (actual Colegio Sarmiento), Sud (actual Rivadavia), Noreste (actual Nicolás Avellaneda) y Oeste, el que detallaremos en estas líneas.
Su inauguración fue el 22 de marzo de 1898 y tan sólo un año después, se independizó del Colegio Nacional de la Capital gracias a la Ley de Presupuesto, por lo que cambió su nombre a Colegio Nacional Oeste. Sin embargo, ese rótulo no fue eterno, ya que en 1909, modificó por última vez su nombre al de Mariano Moreno, en honor a uno de los ideólogos de la Revolución de Mayo.
Entre sus alumnos más destacados encontramos al médico Federico Leloir (Premio Nobel de Química en 1970), al poeta Homero Manzi y al actual presidente de la Argentina, Alberto Fernández.
Sin duda, la pausa que hay en estos establecimientos emblemas de nuestra educación no será eterna y estas escuelas, como tantas otras, seguirán formando las bases de cada persona que luego emigrará hacia distintos tipos de carreras y/o trabajos.

Lucas D. Giannotti






UNIÓN MUJERES DE LA ARGENTINA



Una entidad pionera en la lucha por la 

transformación social




El barrio de Balvanera alberga orgulloso dentro de su territorio a una entidad pionera en la lucha por los derechos de las mujeres y por un mundo mejor. Se trata de la Unión de Mujeres de la Argentina (UMA), cuya sede se encuentra desde 1994 en Urquiza 65, 2° piso, depto. 34. La agrupación fue fundada el 12 de julio de 1947. Se trata de una organización social y política pluralista que defiende los derechos desde una perspectiva y concepción de género. La docente y periodista María Inés Brassesco, su presidenta desde hace más de veinte años, amplía el concepto: “Independientemente de que nuestro origen se vincula a la izquierda y al Partido Comunista, nos definimos como un movimiento social y político no partidario, con un criterio de la importancia de la mujer en la lucha por la liberación de los pueblos, la unidad latinoamericana y caribeña, la patria grande latinoamericana. Somos una organización coherente que seguirá luchando para crear conciencia crítica de la necesidad de la transformación social en nuestra patria y en toda América latina. La revolución tiene que venir porque un mundo tan desigual que algunos descubrieron recién ahora con la pandemia del coronavirus existió y existe. El capitalismo no es humano ni lo será nunca. Se apropia del exceso de trabajo del obrero, de la plusvalía, y se enriquece con eso”.


            María inés Brassesco junto a Estela de Carlotto

La UMA es una organización amplia y flexible, integrada por las mujeres de los sectores populares y progresistas, como las excluidas y marginadas de la producción y el consumo, las asalariadas de la ciudad y del campo, las estudiantes, las adolescentes, las jóvenes, las maduras y las mayores, las amas de casa, las profesionales, las pequeñas y medianas empresarias y comerciantes.
La entidad hace de la lucha por la paz su bandera principal. “La paz también se construye mediante esa transformación social, mediante ese cambio, desarticulando, deshaciendo las desigualdades tan profundas que hay. Nadie es mejor que otro. Desde la UMA nos proponemos revertir la violencia hacia la mujer pero también la violencia que hombres y mujeres ejercen sobre los chicos, la violencia del hambre, de no tener trabajo, de vivir en la calle, de no tener salud. La violencia es de género, es económica, política, social”, remarca con firmeza Brassesco.
El antecedente de la UMA son las Juntas de la Victoria, es decir, los grupos que se solidarizaban y juntaban fondos para los republicanos durante la Guerra Civil española. El grueso de sus miembros eran mujeres. Por ello, cuando se desencadenó la Segunda Guerra Mundial, una de las integrantes de las juntas, Alcira de la Peña, planteó la necesidad de aglutinar toda esa lucha por la paz, los niños, las mujeres, la unidad latinoamericana, en una organización de mujeres que no solamente tomara las reivindicaciones específicas femeninas sino también el problema económico, político y social.


            una de las pancartas de sus manifestaciones

A principios de 1947 los diarios publicaron una convocatoria suscripta por más de 160 obreras, escritoras, artistas plásticas, docentes, campesinas, amas de casa y estudiantes, llamando a participar en una reunión nacional de mujeres, que tendría lugar en Buenos Aires, los días 11, 12 y 13 de julio. Las mujeres señalaban que “aspiran por igual a conquistar el lugar que por derecho propio les corresponde en una sociedad democrática y progresista”. De esta manera, el 11 de julio de 1947, con la presencia de 250 delegadas, se iniciaron en Paraná 555 las deliberaciones de la Reunión Nacional que dio nacimiento al día siguiente a la Unión de Mujeres de la Argentina. Allí se debatió acerca de las reivindicaciones femeninas: la participación política de la mujer, la necesidad del voto femenino, igual salario por igual trabajo, la patria potestad compartida, el divorcio vincular y la despenalización del aborto. La primera sede de la UMA se encontraba en Pasteur 44 y su primera presidenta fue Margarita de Ponce. “Nos instalamos en Balvanera porque buscábamos un barrio popular, no uno de la ‘naricita para arriba’. Nuestro trabajo es un trabajo de base, es un trabajo en los barrios populares”, sentencia Brassesco.
La entidad gestiona el Centro Integral Padre Mugica para niños y mujeres en el asentamiento 22 de Enero, en Ciudad Evita, La Matanza, y la Casa del Niño, Niña y Adolescente Selsa Insaurralde, en San Francisco Solano, Quilmes, donde funciona un jardín con 85 niños de 3 a 5 años. En el primer centro se acaba de inaugurar la Biblioteca Popular Dr. Alberto Pedroncini. Ambos lugares son subvencionados por el Socorro Popular Francés, una organización catalana y otra alemana, y en el caso del jardín, el gobierno bonaerense le otorga a la UMA 28 becas mensuales para la comida de los chicos.
La asociación desarrolla diversas actividades, como talleres contra la violencia, de política y género, ciudadanía y género, educación popular para crear agentes sanitarios, madres cuidadoras. Desde 1997 la UMA instituyó la “Mención 8 de Marzo Margarita de Ponce” con la cual se distingue a las mujeres de nuestro país que se destacan por sus aportes en la lucha por una sociedad mejor. La entidad participa en los encuentros nacionales de mujeres que se realizan anualmente e integra la Federación Democrática Internacional de Mujeres.
Según la presidenta de la UMA, la legislación argentina respecto a la mujer está muy avanzada. El problema es que en muchas ocasiones las normas no se cumplen porque las mujeres de los sectores populares no conocen sus derechos. Brassesco sostiene que los derechos de las mujeres todavía pendientes son la legalización y despenalización del aborto, e igual salario por igual trabajo.
Laura Brosio