martes, 16 de junio de 2020

MUERTE EN LAS CALLES DE LA CABA


Murió otro sin techo: 
denuncian inacción de Larreta

Leonardo, un sin techo muerto con síntomas de COVID abandonado por Larreta


Por CELESTE DEL BIANCO | 16 de junio de 2020
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Mientras el operativo runners cuenta con con todos los recursos del Estado porteño, los sin techo son ignorados por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en las noches de invierno. Ya van 3 muertos en situación de calle desde que comenzó la pandemia: el domingo a la madrugada murió Sergio, de 63 años, en México al 2000; esperan los resultados por COVID-19 ya que tenía fiebre y tos. Una semana atrás, otro hombre con síntomas de COVID que no fue derivado al sistema de salud por el BAP, murió luego de ser desalojado ilegalmente de un hotel. La primera víctima fue un adolescente de 16, al que se le cayó una mampostería mientras dormía. Las organizaciones sociales que trabajan con las personas en situación de calle denuncian la desidia y falta de políticas del gobierno porteño.

GCBA
El domingo a la madrugada murió Sergio, tenía 63 años. Era diabético y estaba en situación de calle. Rancheaba en México al 2000, en la vereda de una fábrica del barrio de San Cristóbal. Los dos compañeros con los que compartía la calle contaron que pasó la noche con fiebre y tos, por lo que esperan los resultados de COVID19. Es la segunda muerte de una persona en situación de calle en una semana, la tercera en lo que va del mes.

El último domingo de mayo falleció Leonardo Macrino, tres días después de ser desalojado del Hotel Florida ( a pesar de que el decreto 320/2020 lo impide)  junto con su compañera María Soledad. El 2 de junio Agustín Lara, un adolescente de 16 años, murió cuando una mampostería le cayó encima mientras dormía a la intemperie en Sarmiento y San Martín. Si bien el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires agregó dispositivos de alojamiento y suma 43 en total con 3.379 plazas, resulta insuficiente para las 7251 personas en situación de calle relevadas en el Segundo Censo Popular del 2019.  Además, después del contagio masivo en el Centro de Inclusión Social de Retiro en mayo, donde se registraron 90 casos positivo, varias personas se resisten a ser alojados allí por miedo.

El operativo para regular a los runners cada noche moviliza a agentes de tránsito, policías, guardaparques y bomberos además de 300 voluntarios y voluntarias. Una imagen que contrasta con el personal dispuesto para la población sin techo. Como el domingo la temperatura estuvo por debajo de los 5° centígrados, el Ministerio lanzó el primer Operativo Frío extraordinario. Casi tres meses después del inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio,  el equipo del programa Buenos Aires Presente (BAP), compuesto por más de 400 personas del gobierno porteño, la Defensoría del Pueblo y voluntarios de la Iglesia Evangélica, salió a recorrer las calles. Las organizaciones sociales que se autogestionaron y organizaron desde el inicio de la cuarentena para seguir con sus recorridas de comida caliente indicaron que la Línea 108 está saturada y que el personal del BAP no es suficiente para la demanda.  También denunciaron la falta de una política integral como lo establece la Ley 3706 del año 2010.




La legisladora porteña y presidenta de la Comisión de Promoción Integral, Lorena Pokoik,  siguió el caso de Sergio y sostuvo que tenía síntomas de COVID 19. “Estaba durmiendo en una noche muy fría, una persona  diabética que estuvo con fiebre toda la noche. Lamentablemente el SAME lo encontró muerto por la mañana. La Agencia Gubernamental de Control no controla los hoteles, el BAP no está atendiendo a toda la gente. El SAME está desbordado y hay una cantidad de lagunas donde entre diferentes organismos se van  tirando la pelota de quién es competencia hacerse cargo. En el medio se lanza el Operativo Frío y nos convocan a todos con grandes informes hablándonos de los nuevos paradores. Todo es una gran mentira porque si fuese una gran verdad no tendríamos dos muertos en una sola semana cuando ni siquiera comenzó el invierno”, indicó la diputada a Nuestras Voces.  Ahora se espera los resultados de la autopsia para saber si Sergio tenía COVID19.

A mediados de mayo, la Asamblea Popular por los Derechos de las Personas en situación de calle le envió una carta a la ministra de Desarrollo Social y  Hábitat porteña, María Migliore, con algunas sugerencias de medidas en el marco de la pandemia. Entre ellas, las incorporación de postas sanitarias y alimentarias en diferentes puntos de la ciudad, con baños químicos, “donde se realicen controles de salud por sintomatología del virus, además de la entrega de comida, agua, elementos de higiene y repelentes para prevención de dengue”.  Sin embargo, el colectivo de organizaciones que trabaja en el territorio no fue escuchado.  Paola Lombardi es integrante de Abrigar Derechos, una de las asociaciones de la Asamblea. Recorren las calles de Congreso con comida caliente y ayudan en la gestión de acceso a derechos como educación y salud entre otros. En diálogo con este medio Lombardi, sostuvo que uno de los grandes problemas durante la pandemia es la falta de acceso al agua. “La gente nos agradece más que la comida el kit de higiene, el tema de tener un alcohol para limpiarse las manos pero también es bastante dramático porque les estamos dando jabón y no tienen acceso al agua. La mayoría de los baños públicos hoy están cerrados porque los comercios que los dejaban entrar están cerrados. No tienen acceso al agua y hoy lavarte las manos vendría a ser prácticamente la única vacuna. Vemos un total abandono con respecto a esta población, muy poca presencia del Estado. El BAP no da abasto, la Línea 108 explota”, le contó a Nuestras Voces.

“Es una población que está postergada desde hace un montón de tiempo y ahora con la pandemia queda en evidencia que no hay una política pública integral. Las únicas dos alternativas que propone la Ciudad para una problemática de calle es algún dispositivo de alojamiento (que hasta antes de la pandemia sólo funcionaban para dormir al contrarop de ley 3706) o un subsidio habitacional que no cubre los gastos”, agregó Lombardi. El subsidio habitacional por situación de calle es de 8000 pesos por grupo familiar. Sin embargo, una habitación de hotel para una familia oscila entre los 12.000 y los 15.000 pesos en condiciones de hacinamiento con baño y cocina compartida. A eso se le suma que varias de estas pensiones ya no aceptan gente por precauciones sanitarias.




La muerte de Leonardo Macrino el domingo pasado se dió en este contexto. Había sido desalojado del hotel La Florida en Chile 1480, Monserrat, en el que se hospedaba junto a su compañera María Soledad. Como contó Nuestras Voces, a pesar de que las vecinas llamaron en reiteradas oportunidades a la Línea 108 para indicar que tenía síntomas de COVID, el móvil del BAP llegó días después y les entregó frazadas. Finalmente la autopsia determinó que no tenía coronavirus, lo mismo que el hisopado de la mujer, que finalmente se fue a vivir a la casa de unos familiares en la provincia de Buenos Aires. A pesar de la vigencia del decreto 320/2020 que impide los desalojos mientras dure el aislamiento obligatorio, el Hotel La Florida echó a más personas. En las últimas semanas dejó sin espacio a 6 personas. Viviana Tolosa y Rafael Carro son dos de ellas, ambos mayores de 70 años. Ella tiene cáncer y él enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Estuvieron durmiendo en Rivadavia y Boedo y luego fueron trasladados al hospital Ramos Mejía para descartar el COVID 19. A pesar de las promesas de las autoridades de ser trasladados a un nuevo hotel, la pareja volvió a  estar en situación de calle. Según relató Viviana a la ONG Amigos en el Camino, los quisieron trasladar a un parador y ellos rechazaron la opción por miedo al contagio.

Horacio Avila, referente de Proyecto 7 que agrupa cinco refugios que dan asilo a 375 personas,  indicó que los hoteles “están abarrotados” y que “el hacinamiento es mucho mayor que en los dispositivos”. “Desde algunos lugares se asusta un poco a la gente con esto de que en los dispositivos supuestamente hay contagios masivos que no son reales. Si hay una posibilidad de contagio en los dispositivos en los hoteles es cien veces mayor porque tampoco hay protocolos para los hoteles. En la mayoría los baños son compartidos, las cocinas con pocas hornallas, los baños con pocas duchas. La higiene no es la mejor. Estar focalizando en ese tipo de cuestiones cuando no son posibles no ayuda demasiado. A mi me parece que hay que tratar de salvar la mayor cantidad de personas que se pueda”, sostuvo en diálogo con este medio.

Ávila resaltó la desidia histórica de la gestión del PRO hacia las personas en situación de calle e indicó la falta de involucramiento del gobierno nacional durante la cuarentena. “Esto no tiene que ver con el ahora, la pandemia lo que hizo fue agravar lo que ya estaba. Tiene que ver con no implementar la ley 3706 y no trabajar de manera más integral. Creo que hay una falencia del gobierno nacional porque tampoco se puso a pensar en protocolos específicos para esto desde el Ministerio de Salud de Nación obligando a la Ciudad a ciertas cuestiones. Entendemos que CABA sería como una provincia más pero no es una república independiente. Debería haber una bajada de línea del gobierno nacional donde diga específicamente qué cosas sí y qué cosas no”, agregó.

La muerte de Agustín

Agustín Lara, de 16 años, murió el 2 de junio en el microcentro. Una mampostería se le cayó encima mientras dormía en la vereda de un edificio en San Martín y Sarmiento. Estaba en situación de calle desde hacía un mes, tenía problemas con consumo de drogas y padecía el hostigamiento policial en su barrio, Villa Lugano. Se fue de su casa. Cartoneaba para comer con otros adolescentes en el centro porteño. Sus compañeros dicen que la ambulancia tardó 55 minutos en llegar y que la policía, con una comisaría a dos cuadras, llegó 40 minutos más tarde. Su madre Julia, le contó a Nuestras Voces el recorrido de rechazos en el sistema de gubernamental para curar la adicción de su hijo.  “He  pedido ayuda durante varios años seguidos porque Agustín venía desde los 12 años con el tema del consumo. Fui a todos los organismos del Estado para que me ayuden y en todos los lugares me han cerrado las puertas por el tema de que tenía que ser consentido por él. ¿Cómo puede pedir ayuda una persona enferma por consumo? Intenté por todos lados para sacarlo del tema de las drogas y me han cerrado las puertas. El último fue el parador el CAINA, le cerró la puerta a Agustín por el tema de la pandemia”, afirmó Julia a este medio. El centro de Atención Integral a la Niñez y Adolescencia (CAINA) es uno de los cinco paradores del gobierno porteño para menores de edad en situación de calle y la semana pasada registró un caso positivo de coronavirus.

“Él se tuvo que ir del barrio porque estaba siendo hostigado por la Policía de la Ciudad. Presentó un habeas corpus para resguardo físico para que dejen de hostigarlo y no le metan causas que no eran. Lo seguían haciendo, se cansó y se fue.  Acá es todo por portación de cara, si se vestía deportivo siempre lo paraba la policía. El tenía una causa penal por robo simple y con eso, si sos menor,  ya sos un delicuente”, lamentó Julia.

Fuente: Nuestras Voces




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