Una entidad destinada a generar un puente entre narradores y lectores
La
actividad cultural es uno de los pilares insustituibles de nuestra existencia. Por
ende, la sociedad necesita imperiosamente instituciones que se aboquen a su
promoción. La Fundación La Balandra
constituye un ejemplo cabal en ese sentido. Se trata de una organización sin
fines de lucro creada por el sociólogo y escritor Carlos Costa que tiene por objetivo contribuir al desarrollo de la
narrativa argentina. Por ello, se propone brindar y apoyar distintos espacios
de formación, fomento y difusión de escritores y sus obras. La fundación –cuya
sede se encuentra en México 2918,
barrio de Balvanera- tiene apenas
dos años de vida: nació en junio de 2019. Sin embargo, la tarea realizada hasta
ahora, en tan poco tiempo, ha sido incansable e inagotable. La entidad tiene
como antecedente la publicación de la revista literaria La Balandra, de la cual
se editaron catorce números entre 2011 y 2018. Fue una iniciativa llevada a
cabo por Costa y la escritora Alejandra Laurencich con el fin de impulsar la
narrativa y contener y dar una guía a las nuevas voces del género. El alcance
de la revista era acotado, por lo tanto, Costa decidió ampliar el proyecto
creando la fundación, un espacio virtual y presencial donde pudieran desplegarse
una mayor variedad de actividades con la participación de más escritores y
lectores. La razón del nombre La Balandra se vincula con un emotivo y
conmovedor cuento homónimo escrito por Costa. Recordemos que la balandra es una
pequeña embarcación.
Carlos Costa, presidente de la entidad.
“La
Fundación La Balandra busca facilitar los medios para que quienes integramos
esta comunidad de personas que escribimos, en especial, las nuevas voces,
podamos expresarnos y hacernos visibles, acercarnos al público lector. También
contribuye a la formación de quienes se inician en el oficio de escribir, en el
debate sobre cuestiones relacionadas con ese oficio, que no sólo abarca la
narrativa de ficción sino también la de no ficción, y sus distintos
protagonistas. A su vez, busca colaborar con el desarrollo del hábito de la
lectura, lo cual la convierte, indirectamente, en una fuente de trabajo para
mucha gente”, explica Carlos Costa, presidente de la
entidad.
Se
puede formar parte de la fundación asociándose por mes con $160, $320 o $480.
Los socios –que llegan al número de 600- cuentan con diversos beneficios como
recibir las publicaciones que edita la entidad, un boletín electrónico
exclusivo, invitaciones, descuentos en compra de libros, prioridad en charlas y
talleres. Asociarse es muy sencillo: basta completar el formulario que se
encuentra disponible en la página web: www.fundacionlabalandra.org.ar. La institución
se sostiene en base a tres tipos de fondos: el aporte de los socios, el ingreso
derivado de algunos talleres, clínicas y seminarios, y la venta de
publicaciones.
La
Fundación La Balandra organiza un concurso de narrativa anual, en la categoría
“cuento”, que tiene un jurado integrado por personalidades relevantes de la
literatura actual. En la primera convocatoria, realizada en 2019, los miembros
del jurado fueron Fernanda García Lao, Martín Kohan y Guillermo Saccomanno. En
tanto, en la segunda edición del concurso, en 2020, que tendrá su resolución
este año, son María Rosa Lojo, Jorge Consiglio y Gigliola Zecchin (Canela). Se
seleccionará un cuento ganador, cuyo autor o autora obtendrá un premio de
AR$100.000, además de la publicación de una antología que incluirá los doce
cuentos finalistas y contará con una tirada de 1.000 ejemplares. También habrá
una edición digital. En diciembre del año pasado se recibieron nada menos que
2330 cuentos de distintas partes del mundo para concursar.
La
página web de la fundación brinda un amplio abanico de contenidos propios valiosos
y provechosos: reseñas, entrevistas, perfiles, nociones de oficio, opinión y
novedades. En el sitio hay secciones como la Biblioteca Virtual de Cuentos y
una Agenda Narrativa, libre y gratuita, para quienes deseen difundir sus
eventos literarios. Asimismo, se ofrece un Catálogo curado de publicaciones para
los socios, con importantes descuentos.
Además,
la entidad desarrolla, mes a mes, actividades virtuales como dos ciclos de
charlas: Tinta Fresca, para dar a conocer libros recientes a través de la voz
de sus autores, y el Ciclo Debates, en el cual figuras de la narrativa actual dialogan
sobre cuestiones del oficio y el mundo editorial. La organización lleva
adelante un Club de Lectura y Escritura en cuyo marco se efectúan distintos
cursos, clínicas, talleres, seminarios y
charlas en vivo. En su mayoría estas actividades son gratuitas mientras que
algunas son aranceladas, con descuento para los socios.
Por
otra parte, la institución pone a disposición de los socios la Sala Virtual
Julio Cortázar para la presentación de libros a través de la plataforma Zoom. A
su vez, la entidad creó -junto con la SADE, el Centro PEN Argentina y el Grupo
Atlántico- el Registro de Escritores.
“Me
preocupa el lugar de la literatura en el mundo actual. La literatura ha perdido
mucho terreno ante los nuevos medios de comunicación y las redes sociales. El
ser humano de los últimos años vive en un mundo virtual, procesa su pensamiento
a través de esa plataforma (con sus bits y su velocidad), muy alejada de la
realidad narrativa que ofrece la literatura (más pausada, más crítica, si se
quiere). El poder crear una realidad alternativa, mediante los recursos de la
literatura, otorgaba el extrañamiento (el cuestionamiento) necesario para
generar una visión mucho más crítica del mundo. Si la ficción y la no ficción
no están diferenciadas, generar esa visión es mucho más difícil”,
reflexiona el escritor.
Laura Brosio
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