martes, 6 de mayo de 2008

EDITORIAL


EDITORIAL: (Nº 161 MAYO 2008)

Evaluar las justas razones de los chacareros y salvar la
cosecha acordando con los huelguistas…convertir en
propietarios a los arrendatarios y a los jornaleros rurales.

Lisandro de la Torre (1912)

Tal fue la propuesta de Lisandro de la Torre en la asamblea de la Sociedad Rural de Rosario el 13 de julio de 1912, ante el asombro de los grandes terratenientes. Se vivía entonces uno de los momentos más álgidos de nuestra historia, el llamado “Grito de Alcorta” en el que los chacareros arrendatarios esquilmados por los latifundistas se rebelaron. Gobernaba el país Roque Sáenz Peña. Sin embargo, otra es la situación del campo en el año 2008.
No hubo reforma agraria tal como lo solicitaba Lisandro de la Torre, pero sí, algunos de los chacareros de aquellos que fundaron la histórica Federación Agraria Argentina (FAA) accedieron en mínima proporción a “la tierra”. Igualmente los cambios fueron ínfimos pues hoy la Sociedad Rural sigue siendo la misma, regenteada por “ilustres” apellidos de los mismos de entonces más otros nuevos que se incorporaron a la selecta lista de socios.
Pasada ya la euforia de la huelga del campo (que no fue tal porque la producción nunca paró) y atemperados un tanto los ánimos, vale una reflexión fría de la situación, a fin de clarificar el fondo del problema.
No todo es igual ni todos son idénticos en el campo: están los pequeños propietarios (adheridos a la FAA), están los peones rurales, en su mayoría mal pagos y “en negro”, están los nuevos arrendatarios constituidos hoy en una nueva figura: “los pool de siembra”, y están los grandes terratenientes (afiliados a la Sociedad Rural).
La alianza entre todos ellos no es precisamente una coalición de intereses, sino una mera alianza coyuntural facilitada por un mal manejo político del gobierno.
Detrás de los chacareros se encuentra agazapado el llamado Club de Terratenientes que aglutina asociados que ostentan entre 25 mil y 400 mil hectáreas y agrupa famosos apellidos mimetizados en grupos como: Elztain, con 400 hectáreas; Soros, con 200 mil; los Grobo, con 18 mil propias y 100 mil explotadas bajo arrendamiento (pool); el grupo Bemberg, con 143 mil; el grupo Whertein, con 10 mil; Liag Argentina S.A., con 120 mil; Ledesma, con 50 mil; Fortabat, con 150 mil; Blanco Villegas con 26 mil y Reyes Terrabusi con 25 mil.
De 79.000 explotaciones sojeras, 4.100 (el 5%) son de grandes establecimientos, pero producen el 60% del cereal, en cambio, 61.000 pequeños productores sólo producen el 20%, ¡no todo es igual en el campo!
Hoy la FAA reclama una nueva ley de arrendamientos (cajoneada en el Congreso) y franquicias en el transporte entre otras cosas, en cambio, la Sociedad Rural pretende mantener los privilegios de una coyuntura internacional más que favorable. No caben dudas de que la falta de tacto gubernamental al que se suma el lobby de los grandes multimedios, verdaderos traficantes y negociantes de “la noticia”, hizo el resto.
Pero, a quiénes responden hoy los grandes diarios, canales y radios argentinos, sino a ADEPA y CENCI, acólitos locales de la Sociedad Interamericana de Prensa (que controla el 95% de los diarios en los EE.UU.), dirigida por cuatro jinetes de la apocalipsis mediática, que se consideran dueños de la noticia y la verdad, que no son periodistas como se proclaman, sino empresarios de la noticia, que la manejan de acuerdo a sus intereses.
No debe olvidarse el nefasto papel jugado por la SIP, en el 2002, hace exactamente seis años, cuando, junto a Bush, desestabilizó y apoyó el golpe contra el gobierno legítimo de Hugo Chávez en Venezuela. En aquel momento la llamada “democracia”, con la que se hacen gárgaras, no contaba.
En el orden local estos empresarios aplaudieron cuando Menem les permitió constituirse en multimedios (concentrando diarios, radios, canales de TV, y cable); nada decían entonces de la “pluralidad de la información”. Aplaudieron también cuando en el 2004 el presidente Néstor Kirchner les prorrogó por veinte años las concesiones de sus grandes medios, ¡al cuerno con la pluralidad de información!
Tampoco estos campeones de la libertad de prensa dicen nada sobre la Ley de Radiodifusión que rige desde la época de la dictadura. Silencio de radio, de TV y de prensa. ¡Silencio! Todo estaba bien en la comarca hasta que estalló el conflicto del campo, entonces todo pasó a estar mal, y ellos pasaron a “informar pluralmente”.
¡¡¡No todo es igual en el campo y muy poco se puede rescatar del actual periodismo empresarial!!!

Hasta la próxima

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