sábado, 6 de septiembre de 2008

EDITORIAL


EDITORIAL Al nº 166 septiembre 2008 Se encuentra a consideración del Parlamento Nacional la nueva Ley Previsional, una antigua y postergada aspiración diferida en el tiempo que ha condenado a miles de jubilados a una vida de marginación y padecimientos. El vocablo “jubilación” viene del latín jubilare –dar saltos de alegría, gritar de alegría–, concepto que resulta paradójico ya que hoy la jubilación, más que alegría es una condena. Así lo entendió el ex presidente Menem que colocó al jubilado en el nivel más devaluado de su historia, y De las Rua hasta se atrevió a rebajarles los haberes en un 13%, ¡de terror! Y nada hizo el gobierno de Duhalde que lo sucedió. Hoy, con el advenimiento del matrimonio Kirchner, pareciera que se pretende aunque después de más de cuatro años, reparar aquella injusticia histórica. Sin embargo, como inicio, deben abonarse las sentencias, sin esperar a que la Asamblea Interamericana de Derechos Humanos lo exija, lo que constituye una vergüenza para un gobierno que dice defender esos derechos. Asimismo, debe ordenarse al ANSES que desista de apelar cuanta sentencia en primera instancia favorezca a los jubilados, lo que sólo sirve para diferirla en el tiempo. ¿O la pretensión es especular con la desaparición física del beneficiario? A pesar de todo, el proyecto de la nueva ley no alcanza a disipar los nubarrones que plantean algunos artículos limitativos que amputan su espíritu inicial, como ser el de limitar la movilidad a sólo el 50% del aumento que recibe el trabajador en actividad. Con esto se condiciona el 50% restante al incremento de la población del sistema y a solo el 90% de la recaudación provisional. Desde ya que este tipo de topes tornará arbitraria e injusta la ley, agravándose, en caso de supresión o rebajarse algún impuesto, como el del cheque, o del IVA, de los que una parte es derivada al ANSES. Es de esperar que los legisladores sepan advertir lo que puede ser una trampa y procedan a modificar aquellos artículos que vuelvan anodina la norma, evitando asimismo nuevos juicios por inconstitucionalidad, que otra vez terminarían por atiborrar de causas los tribunales. Señores Diputados, Señores Senadores: Ustedes que inclinaron su voto en favor de privilegios sojeros en beneficio a la Sociedad Rural, hoy deben hacerlo en protección de los jubilados que no cortan rutas ni sabotean la economía del país. No olviden que para hacer verdadera justicia con el jubilado, esa mal llamada “clase pasiva”, ya que la jubilación es la prolongación de su vida laboral tras 30 ó 40 años de aportes, deberá implementarse a la corta o a la mediana el 82% móvil. ¡¡¡Que se haga Justicia, para que verdaderamente los jubilados, aún con sus achaques, puedan “dar saltos de alegría”!!! Hasta la próxima

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