7 de mayo de 1919
101 años del nacimiento de
“Evita”
“Quiero terminar con una frase
muy mía, que digo siempre a todos los descamisados de mi patria, pero no quiero
que sea una frase más, sino que vean en ella el sentimiento de una mujer al
servicio de los humildes y al servicio de todos los que sufren: ‘Prefiero ser
Evita, antes de ser la esposa del presidente, si ese Evita es dicho para calmar
algún dolor en algún hogar de mi patria’".
Evita
“Evita”, nombre por el que le
gustaba que la llamaran, ni Eva Duarte, ni Eva Perón, simplemente Evita. En
esas cinco letras se depositaron siempre amores y odios, antiguos, nuevos y por
venir. Fue una figura –posiblemente de las más apasionadas y polémicas del
siglo– que excede el factor humano y lo supera, para penetrar en un campo
ideológico de connotaciones irreconciliables, que no tienen que ver
necesariamente con ella, sino con su condición de mujer en una sociedad
machista y conservadora. Es cierto que Evita sin Perón no hubiera sido Evita,
pero el peronismo sin Evita tampoco hubiera sido lo mismo. Ella marcó a fuego
al peronismo.
EL NACIMIENTO
La polémica comienza ya con su
fecha y lugar de nacimiento, aunque finalmente el grueso de los historiadores
da por válida la del 7 de mayo de 1919, tomando
como fuente el acta de bautismo
registrada en el folio 495 del libro de bautismos de la Capellanía Vicaria de
Nuestra Señora del Pilar del 21/11/1919, donde consta el bautismo de una niña
llamada Eva María Duarte, hija natural de Juan Duarte y Juana Ibarguren. Hoy se
acepta de modo prácticamente unánime que Evita realmente nació tres años antes
que lo que indica la documentación estatal, el 7 de mayo de 1919.
Evita y sus hermanos en los
carnavales del año 1921. Ella es la última de la derecha
El lugar, Los Toldos,
originalmente una toldería mapuche –de allí su nombre–; es decir, un pueblo
indígena. Allí estaba la comunidad mapuche de Coliqueo, instalada después de la
batalla de Pavón (1861), por el legendario lonco y coronel del Ejército
Argentino Ignacio Coliqueo (1786-1871), que procedía del sur de Chile. Entre
1905 y 1936 se desarrollaron en Los Toldos una serie de argucias legales
destinadas a excluir al pueblo mapuche de la propiedad de la tierra. Poco a
poco éstos fueron desplazados como propietarios por estancieros no indígenas.
Juan Duarte, el padre de Eva, fue uno de ellos y por esa razón la estancia en
la que Eva nació se encontraba precisamente frente a la toldería de Coliqueo.
SU INFANCIA Y ADOLESCENCIA
Hija de un padre que no la
reconoció, la infancia es una de las etapas que más marcaron a Evita, supo lo
que era pasar penurias y ambicionó, cuando tuvo la oportunidad, evitar en la
medida de lo posible que otros no pasaran por la misma situación.
SU CASA NATAL EN LOS TOLDOS
"Desde que yo me acuerdo,
cada injusticia me hace doler el alma como si se me clavase algo en ella. De
cada edad guardo un recuerdo de alguna injusticia que me sublevó desgarrándome
íntimamente. La limosna para mí fue siempre un placer de los ricos; el placer
desalmado de excitar el deseo de los pobres sin dejarlo nunca satisfecho",
expresó en alguna ocasión.
Una de sus maestras, Palmira
Repetti, la recuerda así: “Eva soñaba con ser actriz y migrar a Buenos Aires.
Una jovencita de 14 años, inquieta, resuelta, inteligente, que tuve por alumna
allá por 1933. No le gustaba la matemática. Pero no había nadie mejor que ella
cuando se trataba de intervenir en las fiestas del colegio. Tenía fama de ser
excelente compañera. Era una gran soñadora. Tenía intuición artística. Cuando
terminó la escuela vino a contarme sus proyectos. Me dijo que quería ser actriz
y que tendría que irse de Junín. En esa época no era muy común que una
muchachita provinciana decidiera ir a conquistar la capital. Sin embargo yo la
tomé muy en serio, pensando que le iría bien. Mi seguridad era, sin ninguna
duda, contagio de su entusiasmo. Comprendí con los años que la seguridad de Eva
era natural. Emanaba de cada uno de sus actos. Recuerdo que ella se inclinaba
por la literatura y la declamación. Se me escapaba de clase cuantas veces podía
para recitar delante de los alumnos de otros grados. Con sus lindos modos se
compraba a las maestras y obtenía permiso para actuar frente a otros chicos”.
En el año 1934, aún sin
terminar la escuela primaria, Eva viajó a Buenos Aires pero debió volver al no
conseguir trabajo. Terminó entonces la primaria, pasó en familia las fiestas de
Navidad y Año Nuevo, y el 2 de enero de 1935, Evita, con tan solo 15 años,
migró definitivamente a Buenos Aires.
“…En el lugar donde pasé mi
infancia los pobres eran muchos más que los ricos, pero yo traté de convencerme
de que debía de haber otros lugares de mi país y del mundo en que las cosas
ocurriesen de otra manera y fuesen más bien al revés. Me figuraba por ejemplo
que las grandes ciudades eran lugares maravillosos donde no se daba otra cosa
que la riqueza; y todo lo que oía yo decir a la gente confirmaba esa creencia
mía. Hablaban de la gran ciudad como de un paraíso maravilloso donde todo era
lindo y extraordinario y hasta me parecía entender, de lo que decían, que
incluso las personas eran allá ‘más personas’ que las de mi pueblo…” (fragmento
de “La Razón de mi vida”).
La película Evita y algunas
otras biografías sostienen que viajó en tren a Buenos Aires con el famoso
cantor de tango Agustín Magaldi, después de que éste realizara una presentación
en Junín. Sin embargo, los biógrafos de Eva, Marysa Navarro y Nicholas Fraser,
han destacado que no hay registros de que Magaldi haya cantado en Junín en 1934
y su hermana relata que Eva viajó a Buenos Aires acompañada de su madre, quien
permaneció con ella hasta que obtuvo un empleo.
Para el historiador Felipe
Pigna era una intrépida: “En general los intrépidos, los buenos intrépidos, son
aquellos que se animan a un poco más, y Evita es un caso así. No creo en la
predestinación, no soy calvinista, pero el seguir y seguir contra todo, porque
le dijeron siempre que no y ella siempre fue por el sí, creo que la convierte
en una buena intrépida. Ella tenía una sensibilidad especial para con la
injusticia, lo habla en La razón de mi vida, pero como toda chica del interior
y de pueblo, quería ser actriz y figurar en las revistas. Ella queda muy
deslumbrada con Buenos Aires en un sentido negativo, le parece una ciudad
tremendamente injusta, ésa es la primera impresión social que se puede ver. Hay
viajes previos de ella, pero cuando se viene a quedar, es una migrante más.
Deja el campo para venir a buscar trabajo y deambula, con la diferencia de que
ella se pone en la cabeza que quiere ser algo y no otra cosa, no quiere ser
oficinista, quiere ser actriz”.
Actúo en las películas La
cabalgata del circo, La pródiga, Una novia en apuros, La carga de los
valientes, entre otras, aunque nunca fue una actriz destacada, ya que
finalmente su ficción artística fue encausada por la política en la que sí dejó
sus huellas.
MOMENTO EN QUE CONOCE A PERÓN
EN LA POLÍTICA
“Donde existe una necesidad,
existe un derecho”, fue una de sus frases preferidas. En aquellos tiempos de
cultura machista, la participación de la mujer en política era mal vista,
aunque a Evita la precedieron algunas pocas destacadas figuras que pudieron
ocupar roles importantes.
La participación de Eva en la
campaña de Perón fue una novedad en la historia política argentina. En aquel
momento las mujeres carecían de derechos políticos (excepto en San Juan) y las
esposas de los candidatos tenían una presencia pública muy restringida y
básicamente apolítica. Desde principios de siglo grupos de feministas, como
Alicia Moreau de Justo, Julieta Lanteri y Elvira Rawson de Dellepiane, habían
reclamado sin éxito el reconocimiento de los derechos políticos para las
mujeres.
EL DÍA DEL RENUNCIAMIENTO
En 1944 conoció a Perón,
entonces secretario de Trabajo y Previsión, en un acto de ayuda a las víctimas
del terremoto de San Juan. El encuentro ocurrió, supuestamente, en el famoso
estadio Luna Park. Ya casada con él, participó activamente en la campaña
electoral de su marido en 1946, siendo la primera mujer de un presidente
argentino en hacerlo.
El 27 de febrero de 1946, tres
días después de las elecciones, Evita –de veintiséis años de edad– pronunció su
primer discurso político en un acto organizado para agradecer a las mujeres su
apoyo a la candidatura de Perón. En esa oportunidad, Evita exigió la igualdad
de derechos para hombres y mujeres y en particular el sufragio femenino.
Durante la campaña para las elecciones de 1946, la coalición peronista incluyó
en sus plataformas el reconocimiento del sufragio femenino. Perón desde su
cargo de vicepresidente, intentó sancionar la ley del voto femenino. Sin
embargo, las resistencias en las Fuerzas Armadas en el gobierno y también de la
oposición, que alegaba intenciones electoralistas, frustraron el intento.
Luego de las elecciones de 1946, su influencia dentro del peronismo crecía,
Evita comenzó a hacer abierta campaña por el voto femenino, a través de mitines
de mujeres y discursos radiales, lo que finalmente logró; creó un partido de
mujeres líderes, con unidades de base, algo que no existía en ningún otro lugar
del mundo. Decía que las mujeres no sólo tienen que votar, sino que tienen que
votar a mujeres: por eso en esa época había mujeres en Diputados y Senadores,
que aumentaron en las elecciones posteriores. Argentina fue muy avanzada.
La Fundación María Eva Duarte
de Perón, desde donde Evita desarrolla sus principales acciones, se constituye
el 19 de junio de 1948 y obtiene su personería jurídica el 8 de julio del mismo
año. A partir del 25 de septiembre de 1950 pasó a llamarse “Fundación Eva
Perón”.
Tras lograr la igualdad política entre los
hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la
patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949.
SU ENFERMEDAD. SU
RENUNCIAMIENTO.
Cortejo fúnebre de Evita, una
de las mayores concentraciones populares de la historia
Evita enfermó de un cáncer de
cuello uterino. Su primera manifestación sucedió el 9 de enero de 1950 cuando
sufrió un desmayo en el acto de fundación del Sindicato de Taxistas. A
comienzos de 1951 vuelve a desmayarse en la Fundación Eva Perón, razón por la cual
trasladó su oficina a la residencia presidencial, ubicada en aquel entonces en
Austria y Libertador, donde hoy se encuentra la Biblioteca Nacional.
El 15 de octubre publicó su
libro "La razón de mi vida", escrito con la ayuda del periodista
español Manuel Penella, entre otros, con una primera edición de 300.000
ejemplares. Después de su muerte se convertiría en libro de lectura en las
escuelas.
El avance del cáncer la volvía
cada vez más débil y la obligaba a guardar reposo. Pese a ello participaba en
los actos públicos. Uno de los más importantes de este período final de su vida
fue el del 17 de octubre de ese año. El discurso que Evita pronunció ese día ha
sido considerado como su testamento político; en él menciona nueve veces su
propia muerte.
El 26 de julio de 1952 por
cadena oficial se anuncia: “Cumple la Subsecretaría de Informaciones de la
Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la
República, que a las 20.25 horas ha fallecido la señora Eva Perón”.
El actual Palacio Legislativo
de la Ciudad de Buenos Aires (antes Consejo Deliberante, que había sido
disuelto en 1941, no funcionó durante los dos gobiernos de Perón y recién sería
rehabilitado en 1958, con Frondizi), en 1952 era sede del Ministerio de Trabajo
y Previsión de la Nación y de la Fundación Eva Perón. Fue allí y a pedido de la
CGT, donde el cuerpo de Evita fue
despedido durante 13 días consecutivos por el pueblo argentino en el Hall de
Honor. En menos de 24 horas llegaron 18.000 coronas florales. Fueron 13 días
consecutivos, 311 horas de un continuo y silencioso desfile de miles y miles de
personas llorosas en un homenaje popular de día y noche con bajas temperaturas,
lluvia, granizo, lloviznas intermitentes o cielo nublado, en filas con una extensión
de una treintena de cuadras.
SU INFLUENCIA PÓSTUMA
Entre las nuevas generaciones
nacidas con posterioridad a su muerte, Evita ha sido rescatada como un ejemplo
revolucionario, muchas veces asociado con el Che Guevara. La relación simbólica
entre Evita y el Che, ambos muertos trágicamente y jóvenes, ha sido destacada
un sinnúmero de veces, aunque Evita –a pesar de su posicionamiento populista–
no comulgaba con los sectores marxistas.
La izquierda peronista y en
particular el grupo guerrillero Montoneros vinculó muy estrechamente su
ideología y su accionar a la figura de Evita. Un famoso eslogan de esta
organización decía “si Evita viviera sería montonera”.
En su poema Eva, María Elena
Walsh se refiere a la influencia de Evita después de su muerte del siguiente
modo:
“Cuando los buitres te dejen tranquila
y huyas de las estampas y el
ultraje
empezaremos a saber quién
fuiste”.
“Cuando elegí ser ‘Evita’ sé
que elegí el camino de mi pueblo. Ahora, a cuatro años de aquella elección, me
resulta fácil demostrar que efectivamente fue así. Nadie sino el pueblo me
llaman ‘Evita’. Solamente aprendieron a llamarme así los
"descamisados". Los hombres de gobierno, los dirigentes políticos,
los embajadores, los hombres de empresa, profesionales, intelectuales, etc.,
que me visitan suelen llamarme ‘Señora’; y algunos incluso me dicen
públicamente ‘Excelentísima o Dignísima Señora’ y aun, a veces, ‘Señora
Presidenta’. Ellos no ven en mí más que a Eva Perón. Los descamisados, en
cambio, no me conocen sino como ‘Evita’”.
SU FALLECIMIENTO
Tras aquella desgraciada
enfermedad, fallece el 26 de julio de 1952, descansando su cuerpo en la sede de
la CGT; sin embargo, tras el golpe de Estado que derrocó a Perón, su cadáver
debió soportar un deplorable itinerario, secuestrado por la dictadura en la
noche del 22 de noviembre de 1955, por órdenes directas de Pedro Eugenio
Aramburu. Un comando de marinos al mando del teniente coronel Carlos de Moori
Koenig entró por la fuerza en el edificio de la CGT, derribó el busto de Evita
que se encontraba en el primer piso y forzaron la puerta de la capilla del
segundo piso. Allí quemaron las banderas argentinas dispuestas sobre el cadáver
y orinaron sobre el mismo, antes de llevárselo. Éste acto fue la miserable
venganza por el desprecio que Evita sentía por “los milicos”. Durante tres
días, el cuerpo recorrió diferentes puntos de la ciudad, a fin de no levantar
sospechas, dentro de un camión. El relato del ex mayor Jorge Dansey Gazcón
difiere, ya que asegura que fue él quien lo trasladó. Desde ese momento se
estableció un itinerario macabro y perverso, pasando por Italia con un nombre
apócrifo hasta que finalmente –muchos años después–, es recuperado y hoy
descansa en el Cementerio de la Recoleta.
EN CINE Y TEATRO
Evita, quien quiera oír que
oiga (1983), película de Eduardo Mignogna, interpretada por Flavia Palmiero con
música de Lito Nebbia.
Evita (1996), musical, dirigido
por Alan Parker, filmado parcialmente en Buenos Aires. Madonna fue quien
interpretó a Evita.
Eva Perón (1996), película
protagonizada por Esther Goris como Evita y Víctor Laplace como Perón, entre
otros. Dirigida por Juan Carlos Desanzo.
Eva Perón, obra teatral escrita
en 1969 por Raúl Natalio Damonte Taborda, Copi. Polémica obra ambientada en los
últimos días de Eva Perón y su lucha contra el cáncer.
Eva y Victoria, obra teatral
escrita por la dramaturga Mónica Ottino, dirigida por Oscar Barney Finn y
representada por Luisina Brando, como Eva Duarte de Perón y China Zorrilla en
el papel de Victoria Ocampo. El rol de Eva Perón también fue representado por
la actriz Soledad Silveyra.
Eva, obra teatral protagonizada
por Nacha Guevara en 1986 y nuevamente en la temporada 2008-2009, con música de
Alberto Favero.
En la figura de Evita se reúne
un discurso rupturista y de barricada, creadora de “grietas”, que siempre las
hubo en nuestra historia, desde el año 1810 y en el momento actual se busca
agudizarlas con el propósito de mantener de esmerilar al actual gobierno y beneficiar a la eternamente rancia
oligarquía, que conserva grandes resortes de poder y muestra nuevamente sus abundantes
vellosidades.
Este es el desafío de hoy -- en plena pandemia del coronavirus -- para terminar con las barreras hacia
una sociedad más justa y equitativa, con justicia social (que no es una mala
palabra) que recupere la soberanía política perdida.
En este contexto, “Evita” representa la
figura que junto a otras mujeres fueron denostadas como “malditas de la
historia”, a pesar de haber sido artífices necesarias del futuro.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
http://evita3.marianobayona.com/anecdotas32.html
https://elplanetaurbano.com/2012/07/felipe-pigna/
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/peron_eva.htm
https://www.colihue.com.ar/fichaLibro?bookId=31167
https://www.elmundo.es/america/2013/06/20/argentina/1371749226.html
https://www.periodicovas.com/aqui-el-pueblo-lloro-a-evita/
https://www.taringa.net/+info/eva-duarte-peron-el-post-que-se-merece_us7kw
www.elmundo.es/america/2013/06/20/argentina/1371749226.html
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