martes, 2 de noviembre de 2010

FLORENCIO SANCHEZ


PRIMER EMPLAZAMIENTO DEL MONUMENTO


EL 7 DE NOVIEMBRE DE 1910

MORÍA FLORENCIO SANCHEZ

Pionero del teatro en el Río de la Plata

Si yo muero, cosa difícil dado mi amor a la vida, muero porque he resuelto morir. La única dificultad que no he sabido vencer en mi vida ha sido la de vivir…”


La obra artística de Florencio Sánchez fue más que prolífera, dada su corta existencia, de apenas 35 años. Nació en Montevideo el 17 de enero de 1875 y murió en Milán (Italia) el 7 de noviembre de 1910.

Desarrolló su creación y vida de periodista, político y escritor a ambos márgenes del Río de La Plata.

Se lo considera uno de los mayores dramaturgos de América Latina. Su obra Canillita, de 1902, le adjudicó el nombre a los pibes que voceaban los diarios. Tal fue el reconocimiento que se institucionalizó el día de su muerte como el Día del Canillita, nominación que comprende también al sindicato de esa actividad.


EL CONTEXTO SOCIAL DE 1900

El siglo XX nacería impregnado de graves conflictos sociales, propios de la tardía llegada a estas costas de los efectos de la Revolución Industrial, producida en Europa un siglo antes.

El crecimiento vertiginoso y desordenado de la clase obrera, sometida a extenuantes jornadas de 14 horas, el trabajo en serie, la falta de seguridad laboral y los bajos salarios, llevará en ocasiones a tentativas de los trabajadores de destruir la maquinaria, símbolo de la explotación y de fabulosas ganancias para el empresariado.

Sánchez volcará en su obra los efectos de aquel drama. Pintará además la creciente inmigración, la proliferación del conventillo, el hacinamiento, las enfermedades, y las cruentas luchas obreras que dejaban miles de detenidos, heridos, muertos y desterrados. Era la época de la nefasta Ley 4144, mal llamada “de Residencia”.


SU VIDA

Proveniente de una familia numerosa -eran 11 hermanos- será desde pequeño un ávido lector. Aunque abandona los estudios secundarios su espíritu inquieto no decae, tanto es así que se transforma desde entonces en un disciplinado autodidacta.

Convertido en periodista, escritor y político y por encima de todo dramaturgo, desarrolla su vida a ambas márgenes del “río color de león”, mal llamado por los españoles “De la Plata”, en alusión al metal que fue motivación de su búsqueda y posterior apropiación.

Comienza así el peregrinar de Florencio por Montevideo, Rosario y Buenos Aires, ciudades donde realiza su labor periodística en los diarios La Voz del Pueblo, El Siglo, La Razón, El Nacional y El País, al tiempo que comienza a desarrollar su profusa obra teatral, de agudo contenido sociocultural.

Se incorpora a las filas del caudillo nacionalista Aparicio Saravia –al que adhería la familia de Sánchez– en momentos en que en Uruguay estalla la Guerra Civil de 1897. Pronto surgirá el periodista y dramaturgo desencantado de las figuras tradicionales de la política, actitud que se refleja en Cartas de un flojo, Ladrones, y Puertas adentro.

Desde entonces inicia su activa militancia anarquista, con una intensa labor periodística en el diario La Protesta y en la revista El Sol, dirigida entonces por Alberto Ghiraldo. Actúa al mismo tiempo en el Centro Internacional de Estudios Sociales, también de orientación libertaria.

En Rosario se incorpora como secretario de redacción al diario La República, dirigida por Lisandro de la Torre. Esta ciudad portuaria, poblada de inmigrantes, le brindará muchas experiencias que influirán en su vida y en su obra. Su militancia política y su solidaridad con el personal del diario, declarado en huelga, lo determinan a renunciar, a fin de no comprometer a De la Torre.

Vuelve a Montevideo pero en 1902 retorna a Rosario, a La República, que ya no dirigía De la Torre. El nuevo propietario encontrará en Sánchez la persona combativa que necesitaba, ya que mantenía una fuerte polémica con el oficialismo del momento.

Hacia 1903 comienza a demostrar sus dotes de afilado dramaturgo, es así que ya en el diario La Época publica un sainete de costumbres rosarinas al que tituló La Gente Honesta. La obra se transforma en un éxito de taquilla, pero es prohibida, lo que le brinda a Sánchez la popularidad que necesitaba para su estilo crítico y mordaz, tanto en periodismo como en literatura.

En 1903 se casa con Catalina Raventos, con quien mantenía una relación sin formalizar desde 1897; ofician de padrinos de boda José Ingenieros y Joaquín de Vedia.

Por ese mismo tiempo escribe M’hijo el dotor y Canillita, y se radica en Banfield (BA). No obstante el éxito de sus obras, no logra ordenar su situación económica, situación que lo lleva a venderlas por poco dinero, y hasta a recibir anticipos por piezas no terminadas.

Hacia 1906 se establece en La Plata, para trabajar en la Oficina de Identificación Antropológica, junto a Juan Vucetich. Por entonces una vida nocturna llena de excesos y la mala alimentación comienzan a minar su frágil organismo y contrae tuberculosis, una penosa enfermedad altamente contagiosa y muy extendida hacia los años 1900.


CANILLITA

Esta magistral tragicomedia tiene como personaje central al muchachito vivaz apodado Canillita que vende diarios con otros pibes. Aquel nombre consagrado en el teatro es el que Sánchez aplicaría a todos los pequeños vendedores de diarios, tanto en Uruguay como en Argentina, aquellos chicos mal pagados y de piernas flacas que corrían con el pregón de los diarios y las noticias del día. El apelativo alcanzará al propio Sindicato de Repartidores de Diarios y revistas, hasta el día de hoy.

El canillita se convirtió así en un personaje típico de Buenos Aires, del tango y de las endebles condiciones laborales de principios del siglo XX. Podemos verlo aún, con la imaginación, subir y bajar ágilmente del tranvía en marcha.

Hasta 1868 los periódicos se vendían únicamente en las mismas imprentas o mediante suscripciones por correo pero, a partir de ese año, el diario La República, fundado por Manuel Bilbao y Alejandro Bernheim, inaugura una nueva forma de distribución mediante muchachitos que salen a pregonar el diario por las calles. Los pequeños recibían remuneraciones escasas y carecían de seguridad alguna. Se convierten en “canillitas”, al ser descubiertos y retratados para siempre por Florencio Sánchez en aquella farsa de un solo acto en la que denuncia las condiciones opresivas del trabajo infantil. El apodo se deriva de canilla (lat. cannella, diminutivo de canna, caña) y el diccionario lo define como: “Huesos largos de brazos o piernas”. Cabe la alusión a las frágiles piernas de aquellos pibes vendedores.


SU VIAJE A EUROPA

En 1909 se embarca hacia Europa en condición de comisionado del presidente uruguayo Claudio Williams. Recorre parte de Italia y el sur de Francia, participando de exposiciones artísticas en Roma y distintos eventos, pero a su vez procura contactos empresariales para promover sus obras.

Tras algunos meses de peregrinar derrochando importantes sumas –muchas de ellas cobradas como anticipos de derechos de representación algunas de sus piezas teatrales– padece un agravamiento de su ya delicada salud e intenta viajar a los Alpes suizos, por recomendación médica. Allí es rechazado precisamente debido a la contagiosa enfermedad que lo aquejaba. Obligado a regresar a Milán, es internado en el hospital Fate Bene Fratelli, donde ingresa ya muy grave y fallece el 7 de noviembre de 1910.

Reconocido como el gran dramaturgo que fue, su nombre aparece perpetuado. El teatro El Progreso, en Uruguay, inaugurado en 1876 cambió su nombre a Teatro Florencio Sánchez, en homenaje a tamaño genio que, como Roberto J. Payró y Gregorio de Laferrére, renovó y afianzó el teatro rioplatense del siglo XX.


Miguel Eugenio Germino


FUENTES

-http://tanslate.googleusercontent.com/translate_c?hl=es…

-http://www.taringa.net/ports/info/6037509/biografia-de-florencio-san…

-http://notasliterariasvirtuales.worcipress.com/2007/11/17/Florencio-Sanchez-au…

-http//www.bibliotecasvirtuales.combibioteca/literaturaLatinoamer…

-http//128.121.102250/nota-canillita.html


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