martes, 4 de diciembre de 2012

CAOS CLIMÁTICO



OBAMA EN EL OJO DEL HURACÁN



                           Al caer la noche del 3 de Abril una furiosa tormenta se abatió sobre la Ciudad de Buenos Aires y su Conurbano. Fue un temporal con vientos de 120 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 170, valores estos más propios de un tornado En poco más de media hora llovió lo que normalmente llueve en un mes. ¡Ah!, y además en algunas zonas cayó granizo. Lo que se dice, un desastre. Árboles tumbados y automóviles aplastados El Gobierno de la Ciudad demoró hasta dos meses en removerlos. Techos volados, pero no sólo de gente humilde, que tiene habitualmente techos de zinc o fibrocemento. Techos volados de chalets, techos a dos aguas de tejas o pizarra. Y el diluvio de agua y granizo sobre los ambientes interiores: Casas convencionales destruidas. Y no sólo pérdidas materiales: diecisiete vidas se llevó la tormenta.
          Pasó el tiempo, las sangrantes heridas cicatrizaron Y los que no fueron afectados por el temporal se olvidaron, total el drama ni los rozó. Hasta que el 29 de Octubre, en la madrugada y al caer la noche, otro diluvio. Los transportes masivos, incluyendo los duros microómnibus, paralizados. Hubo cortes de luz masivos, desbordaron los ríos y arroyos de la Cuenca Matanza-Riachuelo y del Reconquista La Boca se inundó, Belgrano se inundó. Los lagos de los espacios verdes (el Rosedal, el Parque Centenario, los bosques de Palermo), los lagos digo, desbordaron. En las cuatro cuadras desde Salguero y Corrientes, donde me dejó el microómnibus, hasta mi 
MILLONES DE ESPECIES EN PELIGRO
 vivienda. me empapé en tal forma que cuando llegué a mi casa tuve que sacarme toda la ropa y ponerme un short de baño.
          Los dos muertos de este último temporal fueron pronto olvidados. Cosa muy distinta ocurrió en la Costa Este de los EE UU, cuando el huracán “SANDY” arrasó Nueva York, Nueva Jersey y otros Estados de la zona: hubo nueve millones de afectados directos, otro tanto sin luz ni agua. ¡Jamás visto!. El Presidente Obama, a una semana del comicio en que se jugaba su destino político, canceló sus actos de Campaña Electoral; a su oponente Romney no le quedó alternativa y canceló también los suyos. Obama afrontó las tareas de rescate con una pesadilla de ochenta y ocho muertos según el último informe de la CNN, millones de toneladas de alimentos pudriéndose en los inactivos frizers, en fin 50.000 millones de pérdidas materiales directas, amén de los millones de jornadas de trabajo perdidas. Romney no pudo decir ni pío, porque fue precisamente su correligionario, el Presidente George W. Bush quien retiró su firma al pié del Protocolo de Kyoto en 1997. El Protocolo había sido consensuado por los científicos de 167 países de la Organización de las Naciones Unidas, y él asestó una puñalada casi fatal al mismo, que se convirtió en los años posteriores en un interminable regateo. Ahora Obama, quien en la Cumbre de Durban en el año 2011 había aceptado prorrogar hasta el año 2020 la vigencia del Protocolo – que vencía este año 2012 – aceptando un compromiso fogoneado en los pasillos por Brasil, Colombia y…la Argentina, Obama sí, afronta aceptar el yugo de reducir las emisiones de gases de “efecto invernadero” y ayudar económica y tecnológicamente a los países emergentes que ahora  – que constituyen el 75 % de la población mundial – sólo son responsables del 50 % de las emisiones totales, estando representados por el Grupo 77+China que alguna vez presidió Cristina Fernández de Kirchner.
          No fue el derretimiento de los hielos de Groenlandia  ni la brutal sequía en el centro agrícola-ganadero de su propio país lo que  puso sobre aviso a quienes sólo se ocupaban de salvar el capital de los bancos. Tuvieron que morir ochenta y ocho estadounidenses –  y en los EE UU valoran la vida – para que su Presidente acepte un compromiso contra el Cambio Climático en vísperas de una elección, y luego ganarla. ¡Larga vida al Presidente Obama! Si los pueblos del mundo toman el problema en sus manos, y el Documento de la Cumbre Río+20 hace poco menos que cinco meses consensúa las posturas de ellos, hasta en Almagro y Balvanera se hará oír su opinión, por lo menos en el debate necesario.
          Tecnológicamente las soluciones están al alcance de todos los países. De lo que se trata es de cambiar, en principio parcialmente, la matriz energética actualmente basada en los combustibles fósiles por una constituida por Energías Limpias (Eólica, Solar, Hidráulica, a la que agregamos sin entrar en polémicas la Energía Nuclear, y también las Ondulante y la Mareomotriz, que están en elaboración. Nuestro país, tan pródigo en recursos naturales, y ahora también humanos, posee fuertes potenciales de cada una de ellas: Eólica en la Patagonia, en la Provincia de Buenos Aires y en el NOA; Solar en el Valle de la Luna y en la Puna, además de ser un recurso domiciliario en nuestros grandes centros urbanos; Hidráulica en el NEA y en catorce potenciales aprovechamientos vírgenes en la Cordillera desde La Rioja hasta Neuquén; Nuclear, pues tenemos grandes yacimientos de uranio natural, la tecnología para enriquecerlos, científicos, ingenieros y operadores, ¡hasta una industria proveedora de partes!. Y para rematar, litio, el más puro litio necesario para las baterías de los futuros – en algunos países, actuales – vehículos eléctricos de la futura industria automotriz.
          ¿Que nos faltaría para sumarnos al concierto mundial? Dos bienes que no abundan en estas latitudes: tiempo y dinero, mucho tiempo y mucho dinero, pero menos que el que las calamidades climáticas imponen a las economías de los países ricos. ¡Ah! Además el consenso político mundial, por cuanto el “efecto invernadero” está distribuido por todo el Planeta.. También podemos hacer otra contribución esencial: Bosques y praderas, nada menos que para la regeneración  del oxígeno, necesario para la vida animal y humana. Sumemos entonces a los habitantes de Almagro y Balvanera al clamor para detener la marcha hacia el abismo que hoy amenaza al género humano.
                                                                                                             Ing Ernesto Mario Leikis

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