Exclusivo: el escándalo en torno al
peritaje que complicaría al fiscal Carlos Stornelli
La
pelea por los celulares de Marcelo D'Alessio
El falso abogado debió ser
llevado al lugar donde realizaban el peritaje para que con la imagen de su
rostro y las claves necesarias se pudieran desbloquear sus tres teléfonos. La
apertura de los móviles inquieta a actores de la política, la justicia y hasta
el periodismo
D’Alessio finalmente accedió a desbloquear
sus teléfonos, que contendrían los chats con el fiscal Stornelli.
La pelea para evitar la apertura de los celulares de Marcelo D’Alessio
–cuyo contenido inquieta a actores de la política, la justicia y hasta el
periodismo– estalló en medio del peritaje de los aparatos y derivó en un escena
de escándalo.
Ante la imposibilidad de acceder al contenido de los teléfonos que le
mostraban los peritos, el juez Alejo Ramos Padilla hizo llevar al falso abogado
imputado desde el penal de Ezeiza al Edificio Guardacosta de la Prefectura
Naval para poder abrirlos en forma “voluntaria o compulsiva”, según dispuso en
una resolución.
Así fue, llevaron a D’Alessio, le tomaron la imagen de su rostro (que el
teléfono reconoce) y le pidieron las claves necesarias. Su perito de parte, sin
embargo, montó en cólera, y se retiró diciendo que era todo ilegal porque no
estaba presente el abogado defensor. Al final del día, el abogado Claudio Fogar
presentó un habeas corpus en el que pedía que urgente se frenara el estudio en
marcha, que es clave para la investigación, ya que permitiría determinar la
responsabilidad, entre otros, del fiscal Carlos Stornelli, en la presunta
extorsión denunciada por el empresario ruralista Pedro Etchebest.
Pero, además, podría dar una noción del alcance de los negocios y manejos
extorsivos que siempre fueron vox populi en tribunales pero nadie prueba. A
última hora, según pudo reconstruir PáginaI12 por allegados a la causa, ya se
había rescatado parte de la información almacenada y el juzgado ordenaba
medidas de prueba.
Los celulares de D’Alessio se convirtieron en la pesadilla de muchos desde
que se conoció la denuncia de Etchebest, quien contó que D’Alessio le pedía
dinero bajo coacción en nombre de Stornelli para no quedar implicado en la
causa de los cuadernos. Los primeros intentos por evitar la apertura se
produjeron a través de otro tipo de estrategias como las maniobras para quitarle
la causa a Ramos Padilla con pedidos de inhibición, planteados por el propio
D’Alessio y por el fiscal Stornelli en el contexto de la denuncia que hizo
–tardíamente– éste último. Como la pelea por la competencia demora un tiempo,
hasta que todas las partes opinan y luego resuelve un tribunal superior, el
paso clave era la pericia de los celulares.
En la mesa de la sala de Prefectura había tres aparatos que usaba
D’Alessio. Los más importantes eran dos: un Iphone 8 y un Iphone 10. Se pueden
abrir por reconocimiento de rostro, huella digital o clave secreta, pero además
tienen la capacidad de destruir la información que contienen. Si no, hay que
hacer un pedido a la casa matriz en Estados Unidos, algo costosísimo además de
una misión casi imposible.
Más de una decena de peritos estaban reunidos por la mañana y varios de
ellos le señalaron a Ramos Padilla que iba a ser imposible abrirlos. Había
peritos de la Procuración, de la fiscalía, de la Corte Suprema, peritos de las
parte y de la Prefectura.
El juez decidió redactar una resolución y notificarle a D’Alessio que lo
llevarían tomar “voluntaria o compulsivamente” una imagen del rostro o que
pusiera la huella digital o brindara las claves. La disposición decía que era
una prueba no invasiva y que estaba dentro de la legalidad. Una vez que el
hombre que también se decía agente de la DEA estuvo delante de los peritos, el
juez le preguntó:
“¿Va a colaborar o lo hacemos por la fuerza?”
El perito de parte, de la defensa, Rubén Martín, empezó a discutir con Ramos
Padilla. Le decía que no se podía hacer nada si no estaba el abogado defensor,
que se estaban violando principios básicos del derecho de defensa. El juez
replicaba que el abogado había sido notificado como todos de la pericia y que
sin embargo no había asistido.
Martín se retiró del lugar intempestivamente. D’Alessio quedó allí y según
describieron testigos del momento, “no hubo que utilizar la fuerza”.
El juez, todo indica, recuperó información que empezó a
analizar de inmediato y ordenó, en función de algunos hallazgos que no
trascendieron, nuevas medidas de prueba. Por eso el abogado Fogar fue por la
tarde a presentar un habeas corpus con la esperanza de que el juez Mariano
Iturralde mande a frenar todo.
Planteó que llevaron al imputado para ser objeto de una
pericia sin haberlo notificado a él, que es su defensor, de esa situación y que
esto agrava las condiciones de detención de D’Alessio.
A última hora, agentes del juzgado y la fiscalía seguían
analizando datos. Se están peritando también computadoras y cotejando si las
capturas de pantalla que D’Alessio le mandaba a Etchebest para mostrarle su
vínculo con Stornelli son montajes o son reales. Lo cierto es que en Comodoro
Py, y más allá, cunde el pánico.
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