EL CIERRE DEL LACTARIO DEL HOSPITAL RAMOS MEJÍA
Coherente con su política de vaciamiento en la salud y en
educación, el Gobierno porteño de Larreta, decidió
el cierre de la “sala lactantes” del jardín maternal del Hospital Ramos Mejía, destinado a bebés desde
los 45 días, creado por los trabajadores en 1986
y al que hoy asisten 348 niños de distintas edades.
"La idea del Gobierno porteño es trasladar el maternal del Ramos
Mejía a Jujuy y Belgrano, la llamada Manzana 66 y si bien nosotros apoyamos que
abran otros jardines, también queremos que no cierren este lactario",
dijo Claudio Gómez, enfermero del Hospital y delegado sindical.
La polémica por lo que los trabajadores denunciaron
"cierre progresivo" del jardín maternal del Hospital Ramos Mejía, de
Venezuela 3158, comenzó el año pasado cuando el Ministerio
de Educación de la Ciudad informó que construirían otro jardín en el predio
Jujuy y Belgrano (en el que no habría la sala de
lactarios de 45 días), debido a que el lugar
"no estaba en buenas condiciones" y que "los niños podían
contagiarse de enfermedades".
Las autoridades del hospital, además, fueron informadas por
el Ministerio de Educación que en 2020 también cerrarán la sala “deambuladores”
(para chicos entre uno y dos años) y en 2021 el resto de los niveles. La
intención sería reemplazar los jardines por Centros de Primera Infancia (CPI).
Los trabajadores realizaron un amparo colectivo en el
Juzgado 18 en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad, a cargo
del juez Marcelo López Alfonsín, para pedir que se mantengan las inscripciones
al lactario del Ramos Mejía del ciclo lectivo 2020.
"El juez
corroboró que el lugar está en condiciones y que además está apartado del
Hospital y tiene una entrada independiente", explicó Gómez.
Los vecinos rechazan el cierre así como también la política para
la ciudad, en la que se rehacen todos los años veredas que están en condiciones
con el solo fin de “maquillar”, mientras se
descuidan la educación, la salud y la vivienda,
en una ciudad rica, en la que por las noches duermen muchas
personas en la callecitas porteñas.
Marta Romero
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