El triunfo de Boric abre una
ventana de esperanza en América latina
Las Alamedas se abrieron nuevamente al paso de las
muchedumbres, pero esta vez en tono de festejo. Gabriel
Boric fue elegido presidente de su país, al frente de una coalición de
centroizquierda que se propone terminar con los resabios de la herencia de
Pinochet.
Hablar de la dictadura chilena no
es hablar de un recuerdo lejano. Las consecuencias de su herencia se viven
diariamente en el país trasandino. Una sociedad que debe gastar una fortuna
para educar a sus hijos, constituye uno de los rasgos más salientes de su
evidente desigualdad. Si bien los medios occidentales siempre lo erigieron como
el modelo a seguir, el modelo chileno que dejó
Pinochet cerró siempre sus números, aún en democracia, con una gran cantidad de
su pueblo afuera.
Pero esta larga pelea iniciada en
2019 dio sus frutos. Un ignoto Gabriel Boric, se abrió paso desde el fondo de
la fila y fue escalando lugares hasta quedar al frente de la coalición. En una
elección fragmentada, quedó segundo del candidato derechista y logró que el
espanto uniera a los chilenos tras su candidatura.
Así, Kast, un reconocido
simpatizante de Pinochet, quedó segundo en un ballotage de números amplios que
despejan toda duda y le otorgan a Boric una gran legitimidad de origen para
llevar a cabo sus políticas, que prometen desmantelar a las AFJP chilenas y que
la educación esté al alcance de todos los chilenos.
A nivel regional, la noticia permite
bosquejar que la marea derechista está en retirada en América latina, lo que
podría tener una enorme confirmación si los números de Lula en Brasil se
confirman en las urnas. Este avance político debería ser acompañado por un
avance social que impida que otra oleada derechista, vuelva a apropiarse de los
derechos de los pueblos latinoamericanos.
Pablo Salcito
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