Sábado 4 de diciembre, 16 horas, año 2021. En una esquina en la que se cruzan ideas, reclamos y proyectos, la SO de Gallo y Corrientes, en una Buenos Aires a la que justamente le falta aire, sol, sombra y espacios verdes.
Allí se dieron cita los vecinos,
autoconvocados desde las redes, esas benditas y malditas redes que siembran
comunicaciones, aunque a veces siembran también mentiras y difamaciones.
Sin embargo, en esta
oportunidad la cita tuvo un fin noble, tan noble como son los espacios
verdes, tan necesarios como escasos en la ciudad.
El motivo: un nuevo espacio verde en
una ciudad a la que intentan teñir de gris-cemento.
Los vecinos y los transeúntes que se fueron acercando a escuchar los motivos del alboroto, en aquella
tarde en la que se turnaban el sol y la amenaza
de algún chaparrón, que al final no ocurrió.
Los carteles, preparados “sobre el pucho”
y pegados en los escasos lugares que la esquina brindaba, exclamaban: ¡No
queremos una torre! ¡Necesitamos una plaza más!
Y los petitorios firmados (más de 400), se
apilaron sobre la improvisada mesa instalada en el lugar.
Fueron varias horas de un continuo
desfilar de vecinos y referentes de las organizaciones vecinalistas que desde
hace muchos años están en la lucha por una mejor calidad de vida en los barrios
de Balvanera y Almagro, barrios que apenas tienen un 0,20
m2 de verde por habitante, cuando la OMS recomienda de entre 10 y 15 metros por
habitante.
Una vez más la insaciable locomotora del
lucro inmobiliario y la especulación puso lo suyo, a un día en el que el Parlamento de Buenos
Aires aprobaba una ley ómnibus para restarle a los vecinos el verde necesario.
Allí entró Punta Carrasco, la ex Ciudad Deportiva de
Boca, y 11 sitios en plena ciudad donde se apunta a levantar moles de cemento
de hasta 25 pisos para tapar el sol, el aire y la vista al río color de león,
la única visita “gasolera” que la ciudad brinda a sus habitantes.
Una ciudad en donde todo se paga: desde el
ABL, las patentes, el impuesto a las tarjetas, los ingresos brutos, los peajes
y tantos otros impuestos a que nos someten quienes por otro lado reclamamos menos impuestos. Una paradoja de un hombre que
pretende convertirse en presidente en el 2023. ¡¡¡Lamentable y triste!!!
Pero los vecinos no cejarán en el reclamo por
esta nueva plaza, como ya lo hicieron hace 21 años por el “Parque de la
Estación”, logrado con la paciencia, la lucha y la perseverancia.
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