EDITORIAL Nº 323 MAYO 2022
“No. No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden, de
confusión organizada, de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar”
Bertolt Brecht
Mayo es por excelencia “El mes de la patria”. ¡Nuestra patria!, tan vilipendiada en muchos tiempos de la
historia y también en los difíciles días que nos toca transitar.
Decir patria, es decir soberanía, y es precisamente hoy el tema que está
en cuestión.
Hace apenas pocas semanas se cerró el acuerdo con el FMI, contrayendo
una nueva deuda, con nuevos plazos y condicionamientos, que se presentó como “un mal inevitable”, cosa que muchos argentinos dudan.
Mayo es por excelencia, el mes de la patria, y a los
flagelos del aumento indiscriminado de precios, surge el
exiguo aumento salarial mediante un bono, que deja a los básicos de convenio y
a los jubilados que cobran más de dos mínimos, “debajo de la mesa”, pateando
hacia las paritarias que manejan una decena de gremios poderosos, con mayor
poder de lobby y cúpulas burocráticas enquistadas en el sistema desde hace, en
muchos casos, 30 años. La hoy silenciosa “burocracia sindical” manejada por los llamados “Gordos”.
Mayo es por excelencia, el mes de la patria, y a los problemas
señalados, se suma el “Golpe Institucional” del remanente residual de una corte
suprema de solo cuatro miembros, (con minúsculas), que irrumpe en los otros dos
poderes, intimando, legislando y estableciendo plazos perentorios, inconstitucionales,
“tomando por asalto” un Consejo de la Magistratura, que tampoco cumplió con su
roll institucional para ordenar un sistema judicial desquiciado.
Mayo es por excelencia, el mes de la patria, y la cuestión
fundamental es quién le pone coto al descalabro actual de las instituciones, jueces atornillados en
su poltrona que responden a intereses sectoriales y al dominio económico,
mediático y cultural.
Un Parlamento, semiparalizado por la
oposición, inhibido de decidir, al que el PE pretende enviar un proyecto de ley
sobre una “renta inesperada”,
que si bien existe, es la prolongación de las injustas relaciones de
producción entre el capital y el trabajo, supervivientes desde muy
lejos…
Hoy el capital –unos pocos privilegiados: el empresariado monopólico, sectores
concentrados del campo, terratenientes
que alquilan sus amplios campos en arrendamientos alevosos, especuladores financieros
y bancarios, y otros, que se llevan el 57% de
los bienes producidos (la torta), dejando para el trabajo (que son millones)
solo el 43% restante–. Se debe volver
al llamado “fifti
fifti”,
aunque invertido y mejorado: 43 a 57.
Estos poderosos, “bancados” por un poder mediático que domina el 90% de
los medios de todo tipo: gráficos, televisivos y de
redes, logró hoy penetrar en la mente de no pocos millones de argentinos colonizados, impedidos de pensar libremente, muchos repiten
como loros aquel mensaje único (nado sincronizado), uniforme y falaz.
¿Cómo salir del atolladero?, no será fácil, y menos con la confusión
instalada y a solo poco más de un año de las elecciones presidenciales, pero,
¡vale un esfuerzo!
Es necesario un shock distributivo, ¡sí!,
¿pero cómo se implementa?, si por un lado presiona el FMI, que ya pide –solapadamente– rebajar las
jubilaciones, aumentar la edad jubilatoria y bajar el gasto público, y por
otro, la oposición, los medios, la justicia… ¡cómplices necesarios!
Ese shock
distributivo es urgente, a partir de un aumento general de todos los sueldos
básicos de trabajadores y jubilados de $ 20.000 (no un bono), tal como ocurrió
con los trabajadores del Congreso Nacional. Hay
que: “barajar y dar de nuevo”.
Se deben repatriar (por decreto del PE) todos los
capitales fugados, que es un delito punible, y reactivar la actividad
productiva de PyMES, empresas recuperadas, más
nuevos emprendimientos a cargo del Estado y las distintas Cooperativas, una
verdadera revolución productiva con redistribución.
Deben cambiar las actuales relaciones productivas
fracasadas, implementar el
“IAPI”, herramienta creada en 1946 por el peronismo, más las juntas reguladoras
de granos y de carne (paradoja: sancionadas en épocas del conservadorismo, en 1932). Además, es urgente nombrar al
menos cinco nuevos jueces a la Corte (cuatro de ellos mujeres), y un nuevo
procurador –también por decreto–, y que no le tiemble el pulso al señor presidente, que tendrá un pueblo detrás que lo
respaldará.
Luego: que vociferen y ladren los de siempre. ¡A cantarle a Gardel
y a llorarle a Magnetto! O se toma al toro por
las astas o éste nos embiste sin contemplaciones.
“Nada debe parecer natural. Todo es posible de cambiar”, especialmente las
“históricas relaciones sociales de producción” (primitivas, esclavistas, feudales,
capitalistas, imperialistas, socialistas y globalizadas).
Para Hegel (1770-1831): “La existencia humana
se desarrolla en base a leyes constantes, siguiendo un proceso dialéctico, todo
cambia, todo fluye y deviene en la historia del ser humano y el mundo, como un
proceso dialéctico, en el que a una etapa se le opone su contraria, para
finalmente, en una síntesis, ser ambas superadas”.
Sin embargo, ese proceso, que es natural, puede ser largo, hay que
ayudarlo, y la clave está en la movilización popular, no se puede esperar y llegar
a un escenario similar al del año 2001.
Hasta la Próxima
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