viernes, 4 de noviembre de 2011

ALBERTO MORALES




El arte inscripto en la sangre

“Con la pintura tengo el encuentro conmigo, es toda mi intimidad, mi sentimiento, mi reflexión”. Contundente definición que ilustra a las claras la vinculación profunda del artista plástico Alberto Morales con su vocación. Este pintor y escultor, nacido el 21 de noviembre de 1952 en la ciudad de Buenos Aires, se crió entre pinceles y acordes de bandoneón –su padre es compositor y cantante de tango-. Su obra también comprende objetos, serigrafías, instalaciones y murales. Su taller es un inmenso semisótano de 200 metros cuadrados, ubicado en Humahuaca 3857, en el barrio del Abasto. En el local funcionaba hace muchos años como depósito y secadero de quesos, y Morales lo adquirió en 1997. A los diez años, empezó a estudiar dibujo y pintura en una escuela nocturna municipal de Congreso. “Pinto desde siempre. Cuando era chico me ponía más contento recibir pinceles u hojas que juguetes. Siempre sentí que había nacido para cumplir una misión, que era la de pintar”, afirma con seguridad.

Entre sus referentes se encuentran dos de sus maestros, Jorge Abot y Demetrio Urruchúa, y los escultores Julián Agosta y Hernán Dompé. Asimismo, se inspira en el estilo del pintor alemán Julius Bissier, cultor de la abstracción caligráfica, por su “búsqueda de la esencia y su poética austera y profunda”. Recibió diversas distinciones como el Primer Premio de Dibujo Salón Cámara de Industriales Gráficos.

Desde 1995, auspiciado por el gobierno porteño, lleva adelante el proyecto “Visita didáctica al atelier de un artista” organizada para los alumnos de jardín, primaria y secundaria. Consiste en recorrer el taller, ver y tocar las obras expuestas. Luego el pintor brinda una charla y, por último, los alumnos pintan con todos los materiales a su disposición. Morales explica las motivaciones de la actividad: “La idea es trasmitirle a los chicos que el arte es un trabajo y no un hobby, y que detrás de cada imagen hay todo un desarrollo de pensamiento. Los chicos lo viven fascinados; hasta ahora vinieron más de 8 000”.

En 2005 participó en el primer viaje de artistas argentinos como parte del Programa de la Dirección Nacional del Antártico, que lo llevó a vivir cuarenta días en dos bases de la Antártida, en completo aislamiento, una experiencia extrema que lo sacudió a nivel artístico y profesional. La intención era recoger imágenes de ese territorio a través de bocetos, pinturas pequeñas y fotografías. La experiencia dio por resultado la exposición “Al Sur del Sur, Antártida Argentina”, en el Museo Marítimo de Ushuaia. “Siempre me consideré un artista no figurativo pero después del viaje a la Antártida, apareció una obra mucho más figurativa, teniendo en cuenta que ese paisaje es muy austero. Mi vida fue un antes y un después de la Antártida. A partir de ese viaje la obra cambió, se definió, porque yo no sabía que existía lo que yo quería pintar: esos grandes silencios, esos grandes vacíos, que están cargados de una potencia que te aplastan; te das cuenta de la fragilidad del ser humano ante esa naturaleza tan salvaje”, comenta conmovido. Otras muestras relevantes fueron en la Casa Rosada en 2006 y en el Museo Quinquela Martín. Morales procura que el arte se integre a la vida cotidiana. Por eso, construye objetos -mesas, biombos, espejos- y pinta murales para edificios. “El artista representa, traduce, elabora en su interior el medio que lo rodea”, argumenta.

Es uno de los fundadores de Cultura Abasto, una asociación vecinal que surgió en 2001 y se dedica a promover actividades que revitalicen el barrio, como una escuela de fútbol para chicos, la visita a los talleres de los artistas, ayuda escolar, cursos de pintura, gestión cultural, etc. Otra faceta significativa de su vida es la docencia. Según el artista, “uno aprende lo que enseña, yo aprendo mucho cuando doy clase”.

Algunas de sus obras pueden apreciarse en el Museo Marítimo de Ushuaia, en la Universidad de Lanús, en el Museo Bonfiglioli de Villa María, Córdoba. En Buenos Aires pueden verse en dos galerías: Laguanacazul e Insight, y en Punta del Este, en la Galería Grillo Arte. En este momento está trabajando en una obra con radiografías, encargada por el Centro de Diagnóstico Rossi. Para el 2012 tiene previstas dos muestras: en Punta del Este en enero, y en la Galería Insight en junio. A su vez, está gestionando una beca para cumplir su sueño de ir a pintar al Polo Norte. “Se es un artista genuino cuando es tan importante hacer esto como respirar, cuando es tu razón de ser. Creo hacer todo lo correcto que debería para ser considerado artista. Mi misión como tal es dejar una marca, una huella con mi trabajo”, sentencia Morales. Toda una declaración de principios.


Laura Brosio




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