sábado, 1 de junio de 2013

ANTIGUAS QUINTAS DE ALMAGRO



LA QUINTA DE PASSO


RECUADRO: SITIO DE LA QUINTA EN EL PLANO DE SOUDEAUX DEL AÑO 1850   


 El estudio de las quintas y “quintones” que configuraron la llamada prehistoria del barrio de Almagro (y la de casi todos los barrios de la ciudad de Buenos Aires) es un tema apasionante. El propio nombre del barrio proviene de la subdivisión de uno de aquellos predios de 18 hectáreas, que perteneció originalmente a Carlos de los Santos Valente.
Es así como Julián de Almagro le compra a Miguel Ramón Rodríguez la mitad norte de aquella gran quinta el 28 de septiembre de 1839, hecho que curiosamente le da el nombre al barrio.
Julián, era uno de los numerosos hijos del terrateniente y funcionario de la Colonia Juan María de Almagro y De la Torre (1755-1843), dueño de grandes extensiones de tierras en la provincia de Entre Ríos y en la Banda Oriental del Uruguay.
La quinta que nos ocupa hoy es la de Martiniano Passo, una “modesta” fracción de cuatro manzanas, ubicada en los límites de la urbe que entonces finalizaba en las actuales avenidas Sáenz-Boedo-Medrano, para lindar con el Partido de San José de Flores.


UBICACIÓN ACTUAL DE LA EX-QUINTA


Esta quinta perteneció inicialmente a Andrés Padín, quien la vendió en 1794 a don Miguel Luna en $ 470 de aquella época. Luna la transfiere a Manuel García en $ 583, valores estos que pese a ser de otra moneda, reflejaban el bajo costo de la tierra en esos momentos. Las cuatro manzanas de esta propiedad estaban entre las hoy calles Boedo-Venezuela-Pasaje Pérez-México.
Si observamos el Plano Topográfico de Sourdeaux (1850), vemos que no existían la mayoría de las actuales calles, era una ciudad que se abría en abanico hacia el oeste, el norte y el sur, en un inmenso cordón verde que rodeaba al reducido casco urbano. Aquel paisaje difícilmente es imaginado por el actual habitante de Almagro.
Incidentalmente digamos que en el año 1807 pasaron por el costado de la quinta (actual calle Boedo), las tropas invasoras inglesas rumbo a los Corrales de Miserere, para establecer su cuartel general en la Quinta vecina de Liniers (Boedo-Venezuela-Virrey Liniers-Moreno).
Tras la muerte de Manuel García, la esposa heredera le vende la quinta a Martiniano Passo, un próspero boticario que establecía su comercio en 1847, en la Calle Rivadavia 579 (de la antigua numeración) a la altura de la hoy calle Paraná.
Vale hacer mención al inventario de la quinta practicado entonces, para tener una idea de la gran riqueza de árboles frutales que había en el lugar: 46 naranjos, 89 perales, 8 higueras, 6 granados, 318 damascos y 980 durazneros. Además adornaban el predio 40 rosales.
 Passo,  enviuda en 1860 y se casa en segundas nupcias con Gumersinda Sánchez, cuarenta años más joven que él de donde  nacen dos hijos, que se suman a los de su primer matrimonio, lo que dará lugar a un complicado conflicto hereditario cuando Martiniano fallece, dejando a su viuda de 30 años embarazada de un tercer hijo.

ESCRITURA DE 1797 EN QUE PADIN TRANSFIERE A LUNA

 Nuestro  atribulado titular de ésta quinta, sufrió numerosas vicisitudes en su ajetreada vida, una de ellas cuando alguien le falsifica su firma y retira de la Casa de Moneda, entidad donde tenía los ahorros, una fuerte suma de dinero y lo obliga a entablar un juicio que ganará 18 meses más tarde. En ese entonces los juicios eran más rápidos, por cierto. Tras este percance, padece una grave enfermedad que lo postra durante largo tiempo, más aun, lo obliga a movilizarse con muletas.
En 1862 uno de los hijos menores de su primer matrimonio, Abel, se presenta ante la justicia reclamando la cancelación de la sucesión materna que incluía la farmacia de Rivadavia y Paraná, una casa quinta cercana al Mercado Once de Septiembre, otro terreno en Balvanera y la quinta que nos ocupa, lo que obliga a poner en venta esta última propiedad.
El 24 de mayo de 1868 Martiniano fallece a los setenta años de edad. No obstante la complicada herencia pendiente, el entierro se realiza con cierta pompa, para la época: coche fúnebre tirado por cuatro caballos, tres carruajes de acompañamiento, tres de luto, el cajón de caoba y plomo interior, y un funeral en la iglesia de la Piedad.
A todo esto y en pleno juicio sucesorio, fallecen varios de sus hijos, víctimas de la epidemia de fiebre amarilla de 1871, dos del primer matrimonio entre ellos Abel, el litigante principaly también dos hijos del segundo matrimonio, por lo que los herederos se reducen.
El paso del tiempo y el abandono hace estragos en los edificios de la quinta y en el cuidado de los frutales. En 1872 la Municipalidad abre las calles Colombres y Agrelo, de modo que la quinta queda separada en cuatro fracciones. La situación es propicia para una subdivisión definitiva en numerosos lotes. Así termina la quinta y la sucesión “Martiniano Passo-Narcisa Sánchez”.
Termina también el cuasi novelón familiar que rodeó esta quinta de cuatro manzanas en Almagro. De manera parecida, aunque tal vez menos abrupta, fueron desapareciendo las decenas de quintas que derivaron en el Barrio,  al que por algo se  le anexó a su nombre durante mucho tiempo “Barrio Campero”, el que pasó a convertirse de verde, en el gris de los edificios y calles asfaltadas.

Miguel Eugenio Germino

Fuentes:
-Cutolo, Vicente, Buenos Aires. Historia de sus calles, Elche, 1994.
-Periódico Primera Página nº 168, noviembre de 2008.
-Plano Topográfico de Adolfo Sourdeaux año 1850.
-Razónico, Carlos A., “La Quinta de Passo”, Historias de la Ciudad nº 35, marzo 2006.
-Taullard, A., Antiguos Planos de Buenos Aires, Peuser, 1940.




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