jueves, 2 de abril de 2015

CONSERVATORIIO MANUEL DE FALLA



CONSERVATORIO  SUPERIOR DE MUSICA MANUEL DE FALLA


Una cuenta pendiente del Gobierno de la Ciudad:
jerarquizar la enseñanza artística


FACHADA DEL EDIFICIO DE GALLO Y SARMIENTO


El Conservatorio arrastra desde hace varios años un grave problema edilicio: por una falta de voluntad política, nunca tuvo una sede propia, debió funcionar en lugares prestados. En la actualidad debe compartir el mismo edificio con el Conservatorio de Música Astor Piazzolla, que no está correctamente preparado para la enseñanza artística: las aulas no están acustizadas y en su mayoría son de durlock. De esta manera, ninguna de las dos casas de estudio puede desarrollar la actividad académica en condiciones. “La convivencia de los dos institutos en un mismo edificio es algo impensable desde el sentido común. Se obliga a dos instituciones a empobrecer su enseñanza a la vez que se restringe el normal funcionamiento de ambas. Nuestro reclamo es que cada uno de los dos conservatorios pueda disponer de un edificio propio, que es lo que corresponde”, expresa Agustín Uriona, integrante del Centro de Estudiantes.
El “De Falla” cuenta con 2500 alumnos y pertenece al Sistema Superior Terciario No Universitario de Formación Docente de gestión estatal. Es una institución que depende de la Dirección General de Enseñanza Artística (DGEArt) –a cargo de Marcelo Birman- del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Promueve la formación integral y sistemática en el campo de la música y emite títulos docentes habilitantes para ejercer la docencia musical en todo el país. El instituto comenzó sus actividades en 1920 bajo el nombre de Escuela Municipal Nocturna de Música.
En 1969 el conservatorio se mudó al sexto y séptimo piso del Centro Cultural San Martín (CCGSM), donde permaneció hasta 2003 cuando fue desalojado del lugar, ya que el espacio –ante el crecimiento de carreras y niveles- resultaba insuficiente. En ese año la Secretaría de Cultura porteña empezó a gestionar la compra de un edificio ubicado en Almagro, lo cual nunca se concretó. Para seguir funcionando hasta tanto se adquiriera el nuevo inmueble, en febrero de 2004 se determinó que la institución se instalara –desde la DGEArt se dijo que “provisoriamente”- en Gallo 238, sede del Conservatorio Piazzolla. Las limitaciones de espacio llegaron al punto de que el “De Falla” hoy debe repartirse entre cuatro anexos -escuelas primarias- y un nuevo edificio en el microcentro, alquilado por el gobierno porteño. Ninguno de estos lugares reúne los requisitos necesarios para la enseñanza artística. La situación se agravó en 2014 cuando se decidió cerrar el tercer piso del inmueble de la calle Gallo para efectuar una remodelación –con un costo desmedido de 8 millones de pesos- que no se finalizó y en este momento está parada.
Otro aspecto de la problemática del conservatorio se vincula a la Sala Alberdi, ubicada en el CCGSM. Este espacio estaba destinado al uso de los institutos de la enseñanza artística. Allí los estudiantes podían presentar muestras, las obras de fin de año y hacer conciertos. Debido al intento de privatización del lugar por parte del Gobierno de la Ciudad, los estudiantes y talleristas tomaron la sala durante un tiempo hasta que hace dos años llegó la expulsión del acampe con una fuerte represión policial. Desde ese momento, los estudiantes de la DGEArt se quedaron sin sala donde exponer sus trabajos. “Nos vemos obligados a presentar las obras en lugares que no están acustizados, no tienen butacas ni piano. Por ejemplo, yo estudio trompeta y la muestra del año pasado la hice en una suerte de patio interno que tiene uno de los anexos del Falla”, comenta Uriona.


TIEMPO DE ENSAYO EN EL MANUEL DE FALLA


En consecuencia, Clave Artística (Coordinadora de Estudiantes dependientes de las Instituciones Artísticas de la DGEArt), conformada por los Centros de Estudiantes del Conservatorio Manuel de Falla –CEMFa-, del Conservatorio Astor Piazzolla y de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, inició una intensa lucha bajo la consigna “contra el abandono de la educación artística y el vaciamiento presupuestario en los institutos dependientes del Ministerio de Cultura”. Asimismo, se argumentaba que “intentamos frenar el avasallamiento por sobre lo público y reforzar la inserción del conservatorio dentro del barrio”. Esta agrupación trabaja desde hace dos años con los legisladores de la ciudad para lograr un aumento del presupuesto en el área.
Además de realizar marchas al Ministerio de Cultura y a la Legislatura, el CEMFa encaró acciones por fuera de la vía institucional. Se contactó con los vecinos de Balvanera, organizados con el fin de frenar el plan de construir un microestadio en el predio ubicado en la denominada “Manzana 66”, la comprendida entre las avenidas Jujuy y Belgrano, y las calles Moreno y Catamarca. Estos vecinos elaboraron un proyecto de ley alternativo que propone erigir en el lugar un inmueble destinado al “De Falla” y dos salas de teatro para el libre uso de las instituciones artísticas. Así se cubrirían los dos reclamos que hace el centro. La iniciativa ya fue entregada en mano al Jefe de Gabinete, Horacio Rodriguez Larreta, y cuenta con la adhesión de veinte legisladores, es decir, un tercio del cuerpo legislativo.
Esperemos que esta idea prospere y esos jóvenes soñadores que desean volcarse al arte puedan formarse de manera satisfactoria y sin privaciones.
                                                                                                      Laura Brosio


N.de R: En el momento en que se recupere el gran Galpón de casi 200 metros de largo por 30 de ancho y 15 metros de altura, hoy usurpado por compañías de fletes y transportes de carga por automotor, de la curva de Díaz Vélez, en el lugar puede ser posible albergar al menos algunas dependencias del Manuel de Falla, además de espacios culturales y deportivos para las escuelas, de la zona y espacio de cultura para el barrio. 







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