domingo, 2 de agosto de 2015

HIPÓLITO YRIGOYEN



HIPÓLITO YRIGOYEN EN BALVANERA


 
EL JÓVEN HIPÓLITO YRIGOYEN


Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen (su nombre completo), fue uno de los tantos personajes de la política con relevancia nacional que habitaron el barrio de Balvanera. Nació un 12 de julio de 1852 y fue sobrino de Leandro N. Alem.

El padre de Hipólito Yrigoyen se casó con la hija de su patrón, Leandro Antonio Alén, un policía de la mazorca del Coronel Ciriaco Cuitiño, ambos fusilados en la desaparecida Plaza de Monserrat en 1853, tras la caída de Rosas. El hijo de Alén era Leandro N. Alem, que modificó su apellido por el trauma de haber tenido un padre rosista fusilado. Nacido en 1842, trabajó como abogado, y ocupó las bancas de diputado provincial de la Legislatura de Buenos Aires en 1872, diputado nacional por Buenos Aires en 1874. Algunas de sus acciones en ese ámbito fueron defender los derechos de los hijos naturales e impulsar la inmigración y la construcción de telégrafos. Fue protagonista de la llamada Revolución del 90 y el fundador de la Unión Cívica (luego Unión Cívica Radical).

Hipólito Yrigoyen, formado primeramente en el Colegio San José de los Padres Bayoneses de la calle Bartolomé Mitre 2455, finalizó sus estudios secundarios en el Colegio de la América del Sud, y de abogacía en la Facultad de Derecho de Buenos Aires.

Su  primera actuación pública la desempeñó como comisario de Balvanera (1872/77), pero una serie de intrigas políticas hicieron que fuera exonerado. Se incorporó definitivamente a la política al ser elegido diputado provincial (1878/80) por el Partido Republicano, escisión del Partido Autonomista de Adolfo Alsina (hasta 1880 la ciudad de Buenos Aires dependía de la Provincia). Fue Administrador General de Sellos y Patentes (1880) y diputado nacional (1880/82).

SU TIO LEANDRO N. ALEM


En la década de los ochenta Hipólito Yrigoyen se mantuvo en relativa oscuridad política, dedicado a la enseñanza como profesor de Historia Argentina, Instrucción Cívica y Filosofía en la Escuela Normal de Maestras Nº 1 de la calle Córdoba y Ayacucho. Además se ocupó de comprar y engordar ganado para vender en dos estancias pequeñas, lo que le permitió vivir sin problemas económicos. Vale la pena destacar que jamás percibió sus emolumentos como docente ya que los donó a la Sociedad de Beneficencia con destino al Hospital de Niños y al Asilo de Niños.

Luego del suicidio de su tío, en 1896, se enfrenta a duelo con el santafecino Lisandro de la Torre, experto esgrimista, al cual derrotó –pese a carecer de toda experiencia en esgrima–, aunque le quedaron numerosas marcas en el cuerpo y rostro.

En 1891 Yrigoyen, junto a otros compañeros, funda la Unión Cívica Radical; preside además el Comité de la provincia de Buenos Aires.

En 1893 organiza una revolución en la provincia, que triunfa efímeramente y, aunque la había encabezado, se niega a ocupar cargo público alguno. Con el paso de los meses la revolución termina por fracasar e Yrigoyen solo reclama que se convoque al pueblo a elegir libremente a su gobierno. "El poder a pesar de ser uno de los medios más eficaces para hacer práctico un programa, no es el fin a que pueda aspirar un partido de principios ni el único resorte que pueda manejar para influir en los destinos del país… Sólo los partidos que no tienen más objetivo que el éxito aplauden a benefactores que los acercan al poder a costa de sus propios ideales", afirmaba el líder radical. 
 Hacia 1905 conduce una nueva revolución que también fracasa, y debe exiliarse. En 1910 logra, mediante tratativas con el presidente Roque Sáenz Peña, la sanción de la reforma electoral que consagra el voto universal, secreto y obligatorio. Cuando el presidente le ofrece cargos ministeriales en el gobierno él responde: "Lo único que reclamaba eran comicios honorables y garantidos".

LA MODESTA CASA DONDE VIVIÓ YRIGOYEN EN BRASIL 1039 LA QUE FUE ASALTADA Y DEPREDADA DURANTE EL GOLPE DEL 6 DE SEPTIEMBRE DE 1930
 

En 1916, en las primeras elecciones presidenciales en que se aplica la nueva ley electoral, Yrigoyen alcanza la presidencia de la Nación. Esencialmente preocupado por asuntos político-institucionales, no introdujo novedades sustanciales en la economía argentina, ligada entonces al mercado mundial a través de la exportación de alimentos –sustancialmente cereales y carnes– y a la importación de productos manufacturados. En realidad casi nadie creía necesario o importante realizar cambios en un modelo económico que había consagrado al país como "granero del mundo".

Durante la guerra lleva adelante una política de neutralidad e independencia, y muestra al mundo que el respeto internacional llega mejor por las ideas morales que por la fuerza pura y por el sometimiento de las naciones. En lo interno, la presidencia de Yrigoyen consiguió una distribución del ingreso más justa, tanto que cuando concluyó su mandato en 1922 pudo afirmar que su gobierno había logrado que bajo la bóveda del cielo argentino hubiera muy pocos desamparados, pero que era necesario continuar trabajando para que no existiera ni uno solo de ellos. Para él “la democracia no consiste sólo en la garantía de la libertad política, entraña a la vez la posibilidad para todos de poder alcanzar un mínimum de felicidad siquiera".

Asimismo defendió el patrimonio nacional. Creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), con el objetivo de evitar los desmanes de los monopolios petroleros. Proyectó además la creación del Banco de la República, con la idea de implementar la regulación financiera de las cuentas nacionales.

La educación ocupó un lugar muy importante en su gobierno, si se tiene en cuenta que en 1916 funcionaban 7.856 escuelas primarias, y durante su mandato se crearon 3.120 más. Para 1916 un 20% de la población era analfabeta, pero en 1922 esta cifra se había reducido drásticamente. Según se informó, por cada uno de los soldados que formaban en las filas de la nación había dos maestros enseñando el abecedario. En la universidad también, la Reforma Universitaria de 1918 dio lugar a la democratización de la educación.

Igualmente su presidencia se vio afectada por hechos sociales relevantes, como en 1919 cuando los trabajadores de los talleres Vasena reclamaban por mejores condiciones laborales durante la llamada Semana Trágica en San Cristóbal. El Gobierno aceptó el planteo gremial desde un principio, pero el accionar violento de rompehuelgas y de grupos nacionalistas derivó en una escalada de violencia.

En 1920 se inicia una huelga en Santa Cruz, en reclamo por las crueles condiciones laborales a que eran sometidos los trabajadores de los establecimientos ganaderos de esa región por parte de los propietarios, en su mayoría británicos. Esta acción, que dura hasta 1921, fue cruentamente reprimida por el gobierno central, y termina en los fusilamientos de la Patagonia Trágica. De modo que Hipólito Yrigoyen termina su primera presidencia con centenares de muertos a sus espaldas.

En su segunda presidencia (1928/1939), Yrigoyen reafirma y consolida los principios que había esbozado en el primer mandato. Las políticas que lleva adelante propenden al resguardo del patrimonio nacional, entre otras cosas mediante la nacionalización del petróleo y la defensa de los intereses populares. En lo internacional sostuvo el ideario de hermandad entre las naciones, y de no beligerancia. Seguramente adhería al pensamiento del presidente estadounidense Hoover, quien alguna vez dijo: "Los hombres deben ser sagrados para los hombres y los pueblos para los pueblos, y en común concierto reconstruir la labor de los siglos sobre la base de una cultura y de una civilización más ideal, de más sólida confraternidad y más en armonía con los mandatos de la Divina Providencia".

Al momento de su derrocamiento por el golpe de estado de José Félix Uriburu del 6 de setiembre de 1930, el PBI nacional representaba el 50% de toda América latina y el doble que el del Brasil.

Luego de ser encarcelado y cumplir la pena en la Isla Martín García, Hipólito Yrigoyen, anciano y enfermo regresó a Buenos Aires para vivir en casa de una hermana, pues a lo largo de su vida pública había perdido todos sus bienes. Fallece el 3 de julio de 1933. Una inmensa manifestación popular acompañó sus restos con profundo respeto.

Hoy la antigua calle Victoria, que atravesaba Balvanera y Almagro de este a oeste, lleva el nombre del legendario caudillo radical.



                                        Miguel Eugenio Germino




Fuentes

--Rezzónico, Carlos A., Antiguas Quintas Porteñas, Interjuntas, 1996.


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--http://www.biografiasyvidas.com/biografia/y/yrigoyen.htm






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