martes, 4 de septiembre de 2012

EDGARDO SALVATIERRA

ENTREVISTA A UN CIENTÍFICO QUE VIVE EN ALMAGRO:

EL CIENTÍFICO EN SU LABORATORIO
CELULAS INFECTADAS


 Vive en Almagro, en la Avenida Rivadavia. Es argentino y becario posdoctoral del CONICET. Se desempeña en la Fundación Instituto Leloir. Tenemos mucho que preguntarle y poco espacio para ello, de modo que vamos directamente al grano.

¿Cómo se identifica? Es decir, ¿cuál es según usted su perfil?
— Nací en Córdoba capital (aunque no tengo tonada)  el 4 de setiembre de 1976.
Comencé mis estudios primarios en 1983 en la Escuela N°1 Hernando de Magallanes, en Rio Gallegos. Después hice la secundaria en el Liceo Aeronáutico de Funes en Santa Fe, del cual egresé en 1994. Seguí la Licenciatura en Genética en la Facultad de Ciencias Exactas Química y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) graduándome en el año 2003. Posteriormente hice el doctorado en la UBA,  donde trabajé estudiando cuáles eran las funciones de una proteína importante en la progresión del cáncer. Llegué a Capital por primera vez en el 2000 y hace un año vivo con mi pareja en Almagro.
— ¿Cuándo salió del país y por qué?
— Estuve trabajando en Santiago de Chile, donde conocí a mi novia, entre el 2008 y el 2010. Siempre tuve la idea que viajar enriquece tanto profesional como personalmente. Antes de eso me encontraba colaborando con un grupo de Chile que me ofreció la posibilidad de trabajar en mi misma área, cáncer,  pero con un enfoque más aplicado. Esta oportunidad incluía la supervisión de estudiantes, manteniendo contacto laboral con laboratorios argentinos. Estos nuevos desafíos fueron los principales factores que me llevaron a mudarme de país.
¿Su ultimo tema de investigación en Chile fue….?
— Durante esos años trabajé en el análisis de genes relacionados con cáncer de estómago y de colon, supervisando dos tesis doctorales. De dicho trabajo se obtuvo información que puede ser útil en el desarrollo de nuevas terapias. Estos resultados actualmente se encuentran en proceso de patentamiento.
—Hace aproximadamente dos años decidió repatriarse: ¿Qué lo motivó más fuertemente?
— Aunque las perspectivas laborales en Chile eran excelentes, tomé la decisión de volver al país por varios motivos. Empero he vivido en varios lugares y muchas veces no sentí tener raíces en ninguno en particular; mientras estuve fuera del país me di cuenta que extrañaba el estar acá, mis amigos, mi familia. Además tenía trabajos que quería concluir en el laboratorio donde realicé mi doctorado, y como las posibilidades actuales de la ciencia en el país han mejorado mucho, me pareció que era un buen momento para volver.  
Tenemos entendido que su trabajo actual guarda alguna relación con un tema de gran resonancia: ¿puede ilustrarnos cual es?
— Actualmente me encuentro trabajando como becario posdoctoral del CONICET estudiando cómo las células de cáncer son capaces de dominar a las células normales para que actúen en favor de la enfermedad. Cabe aclarar que todos los trabajos que he mencionado fueron realizados en conjunto con muchos otros investigadores.
— Los buenos científicos suelen explicar con palabras simples y expresiones sencillas los logros de las investigaciones más trascendentes. ¿Se anima a hacerlo?
Se podría decir que el cáncer es una enfermedad con muchas causas, por ello es tan difícil de tratar. Una de las principales herramientas para intentar detenerlo es conocer cómo funcionan sus partes y modificar ese comportamiento para atacarlo. Por ejemplo, sabemos que las células tumorales “llaman” a las células madre que se encuentran en los huesos para que ayuden al crecimiento del tumor. En el laboratorio donde trabajo, se infectaron células madre con un virus creado especialmente para destruir células tumorales. Estas células fueron inyectadas en ratones con tumores de piel (melanoma) y al ser llamadas por las tumorales, atacaron al tumor en vez de ayudarlo. Estos trabajos se encuentran en una etapa muy temprana de desarrollo y todavía faltan muchos pasos para que puedan ser recién probados en humanos.

Ernesto Mario Leikis                                                   

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