EL FUTURO TRAS LA PANDEMIA
No nos cansamos de repetir, “nada
será igual en todos los niveles tras la pandemia” En el mundo diferentes
gobiernos abordaron el problema con distintos criterios y responsabilidades,
los hubo quienes subestimaron el flagelo como Trump en EEUU y Bolsonaro en
Brasil, a quienes se les escapó de las manos, como en España, Italia e Gran
Bretaña, y quienes adoptaron –a tiempo—políticas adecuadas para enfrentar el
grave problema.
Un primer análisis surge de la forma de abordar la salud pública,
encarada en muchos países del mundo como “un negocio privado más”, lo que
produjo en principio un desequilibrio sanitario-social ya que hasta hubo que “elegir”
de entregar respiradores, una manera de sentenciar a muerte a los excluidos de “privilegio
trágico”.
Otra de las controversias se
sitúa en optar entre la salud versus la economía, adoptada por los sectores más
retrógrados de las sociedades, que en nuestro país abundan.
Son los mismos que
eliminaron el ministerio de Salud, junto con el de Trabajo, Tecnología y otros,
y produjeron un vaciamiento de los controles a la especulación y el abuso en
los precios, hoy imparables e insuficientemente controlados.
Aunque parezca mentira hay hijos
y entenados en ésta materia, y hasta se especula con el alcohol, los barbijos y
la lavandina, que deberán tener un precio máximo urgente, y sujetar a
incautación a los negocios que los burlen, aquí “la mano dura” no debe
escatimar en sanciones ejemplares.
“ya nada puede ser igual
tras ésta pandemia”, y el mundo pese a los detractores de siempre ya no podrá
ser igual. Será un antes y un después de “la peste”.
Ya se habla en Europa –mal
pretendida cuna de la civilización—de nacionalizar
la medicina para que llegue por igual a todos.
En los EEUU, que posee de
una buena medicina (hoy ya desbordada), ésta es casi al 100% privada, y quienes no tengan recursos están condenados a muerte,
y al entierro en fosas comunes. Las fotos de Nueva York son lúgubres.
En mundo debe aprestarse a
un cambio cualitativo a nivel económico y social, ya se habla de una remuneración
básica universal para todo habitante de la tierra. Y como sería ésta, lo
percibirían todos, y éste no es un tema nuevo, ya La Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 1948, dice en su artículo artículo 25:
“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así
como
a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el
vestido, la
vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene
asimismo
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez,
vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias
independientes de su voluntad”
Es una forma de sistema de
seguridad social en la que todos los ciudadanos o residentes de un país reciban
regularmente una suma de dinero sin ningún tipo de condiciones. Reordenar tal política social eliminaría la corrupción y la duplicidad de
padrones de beneficiarios y llegaría a todos por igual. Dineros que irían
directamente al consumo y fomentarían una mayor recaudación fiscal.
Otros de los proyectos
tienden a crear un impuesto especial a “Las Grandes Fortunas”, estén éstas radicadas
en el país o en paraísos financieros.
La actividad bancaria, la
bolsa, y los grandes supermercados, serían factibles de ésta imposición que no
sería como excepción, sino como regla impositiva regular.
La situación epidemiológica
que está padeciendo el mundo amerita nuevas reglas y un ordenamiento social más
justo en la redistribución de los ingresos productivos de cada país.
No es posible a futuro los
grandes ricos como:
Paolo Rocca u$s
3.300 millones
Alejandro Bulgheroni u$s 2.700 millones
Marcos Galperín u$s 2.400 millones
Alberto Roemmers u$s
2.300 millones
Gregorio Pérez Companc u$s 1.700 millones
Que se apropian (junto a
solo el 10% de la población, del 31% del
ingreso nacional (según datos del cuarto trimestre del año pasado), mientras
que el 10% más pobre solo recibió el 1,7 %. Estos datos no fueron extraídos de
“El capital” de Karl Marx, sino que fueron los publicados por el INDEC, que
además rebeló que la mitad de los argentinos ocupados gana menos de 10.000
pesos por mes.
Tampoco es posible a futuro, una salud para los pobres
y otra diferenciada para los más pudientes.
Un estado de India, Skkim,
sobre las faldas del Himalaya, se ha
propuesto llevar a cabo el mayor experimento en renta básica universal
conocido hasta ahora. Participarán más de 600.000 personas.
Los cambios tecnológicos, la
precarización del trabajo y las desigualdades que caracterizan las economías
actuales están obligando a pensar en nuevas formas de garantizar el mínimo
vital para todas las personas durante las crisis, pero también después de ellas.
Además existieron históricamente
otros ejemplos a tomar en cuenta, más que una utopía es cada día más factible,
como una necesidad.
El futuro que nos tocará
vivir, traerá muchas nuevas innovaciones, porque –repetimos—ya nada puede ser
igual después de ésta pandemia que se padece.
Periódico Primera Página
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