Hamas le da otra vida al gobierno de Netanyahu
A esta altura del siglo XXI, no está en duda
que el pueblo palestino sigue esperando que sus derechos humanos básicos sean
respetados y que puedan vivir en un territorio propio sin la hostilidad de
ningún país vecino. Sin embargo, los grupos armados que dicen representarlo, no solo no ayudan a mejorar sus vidas, sino que empeoran la situación y lo que es peor,
condenan a gran parte de su pueblo a la muerte y la desolación.
Más allá del asombro por el éxito impensable de
un grupo militar frente a los soldados mejor equipados del mundo y la sorpresa por la desorientación del
servicio de inteligencia más eficaz del planeta, la situación política creada
por la operación de Hamas favoreció al gobierno derechista de Israel, que se
encontraba empantanado en una dinámica de marchas de repudio de su propio
pueblo.
El experimentado primer ministro Benjamín
Netanyahu no lograba salir del atolladero en que lo había metido su propia
intransigencia política. Es por eso que la repentina aparición de un escenario
de guerra impensado, logró fortalecer a su gobierno y sumar aliados para
consolidar su poder, algo insospechado hace
algunos meses atrás.
No desconocemos que las razones de Hamas son de
variado signo. A la permanente postergación de los derechos básicos del pueblo
palestino, se le suma la falta de un horizonte de solución política que
destrabe su situación. Por el contrario, todo parecía empeorar con el acuerdo
entre Arabia Saudita e Israel, lo que consolidaba un escenario adverso para la
causa palestina.
Pero antes de elegir un camino, se deben
analizar las posibles consecuencias que esta elección trae al pueblo. Y está
claro que la guerra no trajo mejora alguna para ningún palestino. Ahora resta
esperar que la rápida entrada de la ayuda humanitaria ayude a mejorar la condición
de los que quedaron atrapados bajo el fuego cruzado.
Pablo Salcito
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