PANCHO VILLA Y EMILIANO ZAPATA
20 de noviembre
de 1910
La Revolución mexicana
“La historia es un profeta con la mirada
hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será”
Eduardo Galeano
La Revolución mexicana fue
un conflicto armado
que se inició en 1910 y se extendió hasta 1920, es
considerada uno de los eventos sociales y políticos más significativos del
siglo XX en América latina y Occidente. Consistió en un conjunto de insurrecciones armadas
opuestas a los sucesivos gobiernos que prosiguieron a la caída de la dictadura de Porfirio Díaz, conocida como el “Porfirato”, que explotaba a
las masas campesinas.
Las masas campesinas mexicanas fueron capaces, en diez años de guerra
civil, de rehacer el país de arriba abajo y con él rehacerse a sí mismas; de alzar
como figuras mundiales a sus dos más grandes dirigentes, Emiliano Zapata y Pancho
Villa; y de influir poderosamente en toda revolución latinoamericana y en toda
la experiencia y la continuidad de las revoluciones nacionalistas, agrarias y
antiimperialistas de este siglo.
Causas de la
Revolución mexicana
El coronel Porfirio Díaz había gobernado
México durante 34 años, logrando una expansión económica a costa del malestar
de las clases más pobres, lo que condujo a una crisis social, política, económica y cultural que, cuando el propio Díaz anunció que se retiraría al
terminar su mandato, desencadenó la lucha armada. México tenía 80%
de población rural, pero las leyes y prácticas
sociales y económicas del gobierno favorecían a los grandes latifundistas y
terratenientes. El campesinado y las colectividades indígenas vivían despojados
de tierras y sin nada que perder. Francisco Madero realizó tres campañas
proselitistas en contra de la reelección del dictador, por las cuales fue
acusado de incitar a la rebelión y sentenciado a la cárcel. Se le liberó luego,
pero sin derecho a salir del país ni participar en las elecciones, en las
cuales se reeligió, rompiendo su promesa, al coronel Díaz.
El 20 de noviembre
de 1910 se iniciaron los
primeros movimientos armados de la Revolución respaldados por Pascual Orozco (jefe de las tropas irregulares del
estado de Chihuahua), Francisco
Pancho Villa (líder de los campesinos en el norte de México) y Emiliano
Zapata (quien representaba a los campesinos y demás
líderes populares del sur de México).
Dichos líderes
luchaban en conjunto por su oposición a Díaz; sin embargo, no eran aliados, ya
que cada uno reclamaba las necesidades particulares de los pueblos que
representaban y por lo cuales se enfrentaban.
Tras la presión ejercida, el día 25 de mayo de 1911, Porfirio Díaz renunció a
la presidencia luego de haber firmado un pacto con Francisco
Madero, quien posteriormente fue electo presidente y
ejerció la presidencia de México.
Madero restauró la Constitución, prohibió la reelección y
estableció el sufragio popular. Sin embargo, estos cambios no fueron
suficientes para mejorar la situación general del país, ni para satisfacer las
necesidades del pueblo mexicano.
Un conjunto de militares, conocidos como la
“Decena Trágica” y encabezados por Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano Huerta,
aprovechó el momento para dar un golpe de Estado, asesinar al presidente y al
vicepresidente, y colocar a Huerta en el poder. Esto a su vez desató el alzamiento
de otros líderes revolucionarios como Venustiano Carranza o Francisco “Pancho”
Villa, quienes combatieron al gobierno de Huerta hasta 1912, cuando, lejos de
alcanzar la paz, se desató
una serie de conflictos armados entre las diversas facciones revolucionarias.
Tras la renuncia de
Huerta a la presidencia, derivaron diferentes acuerdos y desacuerdos entre los
líderes Carranza, Villa y Zapata por lo que se realizó la Convención de
Aguascalientes en noviembre de 1914, en la que se
nombró a Eulalio Gutiérrez como presidente, dándose los primeros pasos hacia la
paz.
Luego, tras varios
enfrentamientos armados y protestas por la situación política, económica y
social por la que atravesaban los mexicanos, y al poner bajo control los
movimientos de Villa y Zapata, Carranza llamó a un Congreso Constituyente y fue promulgada la Constitución de 1917, el día 5 de
febrero.
La nueva Constitución se caracterizó por reconocer el
derecho de los trabajadores, establecer una jornada de trabajo de ocho horas,
un salario mínimo, la reforma agraria, el Estado se concedió el derecho de
expropiar las tierras y separó a la Iglesia del poder político.
Carranza fue
asesinado en un viaje hacia Veracruz en mayo de 1920. Tras su muerte y
posteriores elecciones, resultó electo como presidente de México Álvaro Obregón. Para ese entonces, los conflictos armados de
la Revolución mexicana habían acabado casi por completo.
EL DICTADOR PERFIDIO DIAZ
Durante este proceso,
fueron asesinados los líderes campesinos Emiliano Zapata en 1919, y Francisco
Pancho Villa en 1923, ambas importantes figuras de la Revolución mexicana por
sus ideales y lucha continua.
La mujer y la Revolución
En novelas, murales,
películas y corridos relativos a la Revolución una figura muy frecuente es el
de las “Adelitas” o soldaderas, mujeres que se encontraban en el campo de
batalla. Aunque el término soldadera proviene desde le época de la conquista,
fue durante la época de la Revolución mexicana que esta figura tuvo mayor
popularidad y mayor despliegue. Las mujeres tuvieron una participación
importante durante este conflicto en los campos de batalla, tanto en el
ejército federal, como en las diferentes tropas revolucionarias como las de
Villa, Zapata y Carranza, situación que recuerda Eduardo Galeano en “Las invisibles”.
Consecuencias de la
Revolución mexicana
La Revolución mexicana fue la chispa que precipitó la promulgación de la Constitución
de 1917, en la que se incluían artículos sobre la separación Iglesia-Estado,
soberanía nacional sobre el subsuelo, derechos de propiedad de grupos
comunitarios sobre las tierras, el derecho de los trabajadores a organizarse e
ir a la huelga, reforma agraria, más tarde nacionalización del petróleo, y
muchas otras aspiraciones. Como la mayoría de las constituciones, fue una
declaración de lo que los delegados querían para los mexicanos y no lo que se
podría llevar a cabo de manera inmediata. Para Obregón las reformas iban
demasiado lentas bajo Carranza; se alzó en rebelión y poco después el
presidente fue asesinado. El propio Obregón fue elegido presidente en 1920,
llevó a cabo una reforma agraria en Morelos y Yucatán y trabajó para mejorar la
situación financiera de México. Fue reelegido en 1928, solo para ser asesinado
por un seguidor de la oposición pro-católica, poco antes de asumir de nuevo el
cargo.
Carlos Astrada, filósofo argentino, que compartió no pocas
preocupaciones de la época con Mariátegui, tiró sobre la mesa del continente una réplica rioplatense del mito inca
peruano, el mito gaucho argentino, decía que para un pueblo, toda posibilidad
de grandeza surge de un impulso inicial, de la tensión de un esfuerzo heroico,
de una promoción humana ejemplar que infunde un día aliento de eternidad en una
creación colectiva, y vuelca en el molde del tiempo un programa de vida, una
plenitud anímica, en definitiva, un mito. Para Astrada, los hombres de la Revolución de Mayo argentina representaron aquel
impulso inicial, cuyo programa de vida iba a reaparecer en pleno siglo XX con
la experiencia histórica del primer peronismo. Para Mariátegui,
de la misma manera, en territorio azteca volvía a encenderse el mito
emancipatorio que la guerra de la independencia había desplegado por todo el
continente.
Miguel Eugenio
Germino
Fuentes:
-- http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-94902015000100005
-- https://anahuacqro.edu.mx/escuelacomunicacion/revolucion-mexicana-no-es-de-heroes-ni-villanos/
-- https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46245076
-- https://www.clacso.org/emiliano-zapata-un-siglo-atras/
-- https://www.loc.gov/exhibits/mexican-revolution-and-the-united-states/end-sp.html
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