TE ACORDÁS HERMANO…
Amigo
lector/ra, debo confesarle que en mi gusto musical no prolifera el tango, pero
hay uno que sí. Aquel que, en 1926, Manuel
Romero escribe: “Tiempos viejos”, tango al que
Francisco Canaro le pone música y Julio Sosa lo
interpreta de una forma única. En especial la siguiente estrofa:
¡Te
acordás, hermano, qué tiempos aquellos!
Veinticinco
abriles que no volverán,
veinticinco
abriles, volver a tenerlos...
¡Si
cuando me acuerdo me pongo a llorar!...
Se me
ocurrió realizar una encuesta en el barrio, preguntando qué añoraban de los
tiempos aquellos. El rango de edades que seleccioné estuvo entre 75 – 90 años.
Son aquellos
vecinos que todas las tardes se sientan en el banco de la plaza Almagro, cerca del mástil central.
¿Qué
añoran de sus 25 años? Añoran a sus padres que trabajaban día tras día, más de
8 horas diarias, mientras sus madres cuidaban de la casa y algunas también
trabajaban, en fábricas, cosiendo para afuera o limpiando otras casas además de
las de ellas. Todo para que su hijo se pueda volcar al estudio y que no le
falte nada, y llegar a ser el doctor, el abogado, el ingeniero o el arquitecto
del barrio. Y pasear con orgullo por las calles.
Añoran
a su primera novia, las mariposas en la panza, cuando debían ir a la casa de su
prometida para pedir la mano y poder casarse.
Los
domingos de fútbol, donde primero se planchaba
el traje para luego poder ir a la cancha a ver al equipo favorito, las
hinchadas locales y visitantes que compartían un domingo agradable cantando de
tribuna a tribuna.
Las
señoras añoran las tardes de mate sentadas en las sillas, en las veredas, chusmeando; con un ojo hablando con la
vecina y con el otro vigilando a sus hijos jugando a la pelota o yendo de
esquina a esquina en sus bicicletas. Añoran la tele blanco y negro, dicen que
el color cansa más la vista. O a aquella radio que acompañaba las tardes cuando
hacían la tarea mientras la madre tomaba mate y calentaba la leche para tomar
con las galletitas ondinas. ¡Y sí!, a más de uno
se le piantó un lagrimón al evocar tantos
recuerdos. Yo no estoy tan lejos de los veinticinco años, pero veo que fue una
época distinta a la mía, no sé si mejor o peor, cada momento tiene su historia
que perdurará en el tiempo. ¿Y a usted no se le
escapó un lagrimón?
Lucas D. Giannotti
Periodista
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