martes, 31 de diciembre de 2024

LOS VASCOS EN ALMAGRO

 

                      EL VASCO OSPITAL REPARTIENDO LECHE


LOS VASCOS EN ALMAGRO

 

La presencia de la colectividad vasca en el país, data desde la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza. Ya hacia el siglo XIX su presencia fue notoria en los barrios de Almagro y Balvanera. En su mayoría se dedicaron al comercio lácteo, y su presencia era evidente en la desaparecida Estación Almagro del Ferrocarril Oeste.


                        EL CENTRO NAVARRO EN ALMAGRO

Entre 1857 y 1940 migraron a la Argentina más de 2 millones de españoles, principalmente de Galicia y del territorio vasco navarro (región al oeste de los Pirineos, extendiéndose parte en Francia y parte en España). Tanto vascos de España como de Francia (incluyendo navarros) arribaron a nuestro país como parte de una amplia diáspora vasca.

Jorge Beramendi (personalidad cultural vasco argentina. Ingeniero y profesor de Historia, graduado en la Universidad de Buenos Aires) reunió más de 24.000 apellidos de familias vascas en Argentina. Estos apellidos no son exclusivamente en idioma vasco o vasquizados, sino que irrumpieron otras lenguas: castellano, francés, gascón (en todas sus variantes).

La comunidad vasca ha dejado su huella en Argentina como la toponimia​ y los apellidos. También la boina, parte del atuendo típico usado por los peones en el campo, asociada con el ropaje gauchesco, es considerada herencia vasca.


                                   taberna vasca de río de Janeiro y la vía, que perduró hasta 1960

Otra de las presencias vascas en Buenos Aires se da en el deporte, de pelota paleta, que aún en actualidad perdura en algunos ámbitos.

Ramón Letamendi, nacido en Guipúzcoa hacia 1802, adquiere en 1831 en el que era ejido de la ciudad, a nueve cuadras al Oeste, dos quintas de Ochagavía con árboles, sembrados y carretones. Una está situada entre Boedo, México y Virrey Liniers; la otra, en Yapeyú, México y Boedo. Ésta última había sido comprada a un Aramburu y Muñoa, incluyendo cuatro esclavos. Aramburu y Martín Iraola la habían comprado, a su vez, a un Barragán en 1826. Aramburu instaló un horno de ladrillos, que continuaría Letamendi. Nos cuenta el escribano Rezzónico, que esta industria motivó innumerables quejas de los vecinos por las grandes lagunas y la pérdida de terreno para cultivo. Más adelante, con el crecimiento de la población, los hornos de ladrillo se fueron alejando de la zona.

Las canchas de pelota, otra influencia vasca: “La cerrada de Anchorena y Rivadavia, habilitada por Josemari Peyrelongue; la ubicada en la calle Gascón y el puente del ferrocarril, llamada de Churrita o del ñato Alejandro; la de Simón Soroet o de Venezuela, que ocupaba el ángulo sudeste de Castro Barros y Venezuela, corriéndose por ésta hasta la calle Pérez, en la que daba la pared del frontón; la de Martín Hoyamburu era la de Castro Barros, ubicada a pocos metros de la avenida Rivadavia”. Éste último es uno de los dos que persiste en el deporte de la pelota a paleta hoy, bajo el nombre: DEPROP (Departamento de Propaganda de la Compañía Nobleza de Tabacos). Fue frecuentado por personajes de la época como “El Peludo” Hipólito Irigoyen, Elpidio González y M. T. de Alvear, entre otros. El creador de la paleta argentina fue un Marticorena. Su hijo continuó jugando allí y proveyendo a las instituciones en esta práctica. Antiguamente, en el campo, se usaban las paletas de auténticas vacas. En la barra de madera, los observadores reconocían rostros de habitués tallados a cuchillo. En esa cancha jugaron los mejores profesionales. Quedó como un bastión. Esto nos lo relató Julián Beraza: en su origen, a comienzos del siglo XX, era un corralón en que los vascos lecheros, ahora del Once, guardaban sus carros. Según Alberto Ospital, que jugó allí, en ese lugar, los 10 de cada mes, el tambero proveedor reunía a los vascos lecheros y cobraba la mercadería entregada durante el mes. Alejandro Dufau, en 1916, aprovechó el lugar y construyó un trinquete de pelota, un hotel y un restaurante famoso en la ciudad debido a las habilidades culinarias de su esposa. Según el historiador C. M. Trueba, esta famosa cancha de Almagro, “inaugurada en 1916 […] fue de los hijos del nombrado Josemari Peyrelongue: Graciano y Bachicha, ubicada en avenida Rivadavia 3777 […] trinquete y escenario de los partidos de más alto nivel, no sólo de la Argentina, sino del mundo”. El segundo trinquete que sigue activo es el del Centro Navarro en la esquina de Colombres y Moreno; fundado como el de los vascos en el primitivo Almagro, ambos (vascos y navarros) pertenecían al antiguo reino de Navarra.

La inmigración que intenta alejarse de la gran aldea, que va convirtiéndose en nuestra capital, llega aquí, en gran número, españoles y franceses (en su mayoría vascos) que no tardan en reclamar iglesia y escuela. Muy pronto, por 1871, se integra una “Sociedad Progresista de la Villa de San Carlos” que dirigen M. Amespil (propietario de una curtiembre) y un M. Estebarena, le siguen Fortunato Devoto (poseedor de grandes terrenos), etc. Estos hombres “a impulso de una asociación, germen fecundo de progreso en los pueblos libres”, convocan al “laborioso vecindario [donde surge la] floreciente localidad de la Villa de San Carlos - Almagro al Sud, entonces partido de Flores. Aclaramos que entonces Almagro al Este continuaba como Almagro-Balvanera y formaba parte de la ciudad; el resto hacia el Oeste, era provincia de Buenos Aires.

                        EL VASCO  ISIDRO LÁNGARA FIGURA  EN SAN LORENZO


Como dato anecdótico, hacia los años 1939, algunos vascos abrazaron el fútbol, como el caso de Isidro Lángara, que llegó a jugar en la primera de San Lorenzo, equipo de la zona, que pagará con goles la confianza depositada. Jugó cinco temporadas y hasta 1943 convirtió 111 goles en 130 partidos (110 en 120 fueron en encuentros del torneo de Primera División). Fue máximo goleador del torneo de 1940, con 33 conquistas.

Además, y no menos importante, florecieron en la zona instituciones educativas relacionadas a dicho origen, como el Euskal Echea (que significa “nuestra casa” en vasco), de Chile 2032.

Ya en los límites del barrio, al Oeste, desde mediados del siglo XIX se encontraba la quinta de Labreu, que ocupaba el perímetro que iba desde las vías del ferrocarril hasta la hoy calle Querandíes, entre Río de Janeiro y Yatay, con el correr del tiempo, la casona ubicada en el casco del predio, se convirtió en Centro Vasco Euzko Txokoa, y lamentablemente fue demolida en la década de 1960.

 

Miguel Eugenio Germino


Fuentes:

- El Barrio de Almagro, Ricardo M. Llanes, Cuadernos de Bs. As. 1968.

- https://buenosaireshistoria.org/juntas/cosas-de-vascos-por-el-barrio-de-almagro/

- https://www.diarioel9dejulio.com.ar/noticia/110758

- https://www.pagina12.com.ar/765779-la-historia-de-langara-y-el-misterio-de-la-llegada-de-munial




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