viernes, 4 de mayo de 2012

CAMBIO CLIMÁTICO





ESTRAGOS POR EL TEMPORAL
¿TEMPORAL Ó TORNADO?:

            La pregunta del título, aun no siendo sencilla, tiene una respuesta simple: fue un temporal con vientos y lluvia – y en algunos sitios granizo – propios de un tornado. El fenómeno meteorológico de las primeras horas de la noche del miércoles 3 de abril de 2012  no dejó el rastro continuo de destrucción que acompaña a un tornado, pero la intensidad del viento – hasta 120 km/h – fue la propia de aquél, y conjuntamente con la lluvia torrencial concentrada en una breve duración, fueron causa de 17 muertes y de un desastre impensado en nuestras localidades. A esto se agregó para agravar la situación, el granizo. Las consecuencias fueron voladura de techos, árboles tumbados e incluso viviendas convencionales destruidas, también en la propia Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en nuestras barriadas de Almagro y Balvanera.
            Se deduce de lo anterior que no importaría si fue un tornado o un temporal, lo que interesa es la furia del viento y la lluvia que caracterizaron al fenómeno natural, que no los tuvo cuando en el verano de 2009/2010 un tornado hizo volar algunos techos y tumbó árboles en Pehuajó. Más bien se parece al que causó la destrucción de Joplin, en los EE. UU. y la muerte de casi un centenar de sus cincuenta mil habitantes. Si es así es alarmante la creciente fuerza, intensidad y carácter destructivo de estos fenómenos en la Argentina. Los ejemplos abundan. Hay nuevas y más intensas sequías en las zonas habitualmente áridas de nuestro país. Lluvias cada vez más torrenciales y concentradas en otras regiones húmedas, con su secuela de inundación de las tierras bajas y la ribera de los ríos que provocan pérdidas de viviendas y muerte de sus habitantes, los que pertenecen a los sectores más humildes de la población  Se acompaña con el retroceso de los glaciares y la fusión de las masas de hielos polares, un problema que está despertando una enorme inquietud entre los científicos.
            ¿Es posible detener esta marcha hacia el caos? Un experimentado dirigente político latinoamericano ha manifestado que los dos problemas más graves que amenazan a toda la población del Planeta Tierra son el cambio climático y… la guerra nuclear. Todas las acciones destructivas que los seres humanos han llevado a cabo  pueden ser revertidos también por ellos. Se trata de remover causas y adaptarse a las nuevas situaciones.
            El calentamiento global (aumento de la temperatura media de la superficie terrestre) que da como resultado el cambio climático, se origina en la creciente y excesiva acumulación de dióxido de carbono y de metano en toda la atmósfera terrestre. Son el “inocente” gas de las gaseosas y el componente principal del gas natural que se consume en las viviendas.  Ambos se originan en la combustión de combustibles fósiles para la generación de energía eléctrica y para el transporte automotor, cuya demanda sigue creciendo en todo el mundo. Hay quienes proponen reducir la demanda por  el combate al despilfarro, el llamado Uso Racional de la Energía, lo que es parte de la solución pero no toda, ni mucho menos. Se piensa igualmente en restaurar los bosques y praderas, que fijan el carbono y proveen el oxígeno necesario para la vida.
            De ningún modo la salida está en el regreso a la sociedad pastoril que proponen los ecologistas, enemigos de toda actividad industrial so pretexto de ser contaminante, aun cuando ésta sea mínima y tolerable. La cuota principal de la solución es el aumento de la oferta por medio de las llamadas Energías “Limpias”: nuclear, hidráulica, eólica, solar y mareomotriz – por oposición a las “Sucias”, así llamadas por el hollín que siempre produce la combustión de hidrocarburos. En ese sentido, la sustitución de los automóviles por vehículos eléctricos, ferrocarriles eléctricos, subterráneos, y la utilización de hidrógeno en celdas de combustible u ómnibus, como ocurre ya en Londres, forma parte de las medidas por tomar.
            A lo expuesto más arriba se le llama cambiar la matriz energética. Por cierto lleva tiempo y cuesta mucho dinero. Pero lo que hace más difícil el cambio es que, como el dióxido de carbono y el metano se difunden a toda la atmósfera terrestre, debe llevarse adelante como práctica global, en todo el Planeta Tierra; ningún país se salva por su propia cuenta, y esto requiere consenso y voluntad política. Casi los hubo en 1997 en Kyoto (Japón) donde 166 estados dijeron sí y solo uno dijo no. El problema fue que ese “uno” fue nada menos que EE. UU., gobernado  entonces por George W. Bush. Dicha potencia  es la máxima emisora de dióxido de carbono y metano. Pero conforme avanza el cambio climático y sus efectos se vuelven catastróficos, la mayoría de los pueblos del mundo – incluido el estadounidense –  cobran conciencia y presionan a sus gobiernos  que, con el patrocinio de la Organización de las Naciones Unidas, se acercan a la solución, poniendo límites a las emisiones en cada país.
            ¿Cómo nos afecta el cambio de matriz energética a los argentinos? Por fortuna nuestro país está ricamente dotado de recursos naturales y humanos. Hay un increíble potencial eólico – llamado así por Eolo, el dios griego del viento – en la Patagonia, la Provincia de Buenos Aires, Cuyo y el NOA. Existen múltiples oportunidades para grandes emprendimientos hidráulicos. También en los centros urbanos es aplicable la tecnología solar. No faltan yacimientos de uranio natural y de técnicos, para proyectar y operar las centrales nucleares. Aun cuando no esté lista su tecnología, hay insospechados potenciales de energía mareomotriz en nuestro litoral atlántico. Y conjuntamente con Chile y Bolivia, contamos con el 85 % del litio mundial para las superbaterías de los vehículos eléctricos.
Por lo tanto una nueva matriz energética que conduzca a revertir el cambio climático en la Argentina es viable y posible, y cuanto antes se ponga en marcha requerirá menos tiempo y menos dinero. Habrá que doblegar poderosos intereses petroleros y financieros internacionales, pero ello también es viable y posible. Diecisiete argentinos muertos  en el temporal que asoló parte de la Ciudad de y el Conurbano al caer la noche del miércoles 3 de abril de 2012 nos lo están imponiendo.
                                                                
                                                      Enrique Sulzer

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