EDITORIAL
AL Nº 350 AGOSTO 2024
Al mejor estilo
de la pre Revolución francesa, que Víctor Hugo retrata
en “Nuestra señora de París”, con la historia y la ambientación de personajes marginados,
gitanos, ladronzuelos, Quasimodo, la iglesia y la figura del rey, con sus vicios
de época, llegan a nuestros días transfigurados, para una Argentina difícilmente pensada y jamás vivida.
La figura
de “monarca moderno” que encara Milei, y que hoy
–por desgracia– maneja la cosa pública y privada, la vida y la muerte de argentinos, todo matizado con sus quincenales viajes a los centros
de poder fascista y poderosos del mundo, mientras el país y nuestra gente entran
en un dramático deterioro.
No hubo en
estos siete meses de gobierno una sola medida que apuntara a mejorar la vida ciudadana:
todo es manejado en su contra; la gente de calle, los cartoneros, los desheredados
de siempre, la mujer relegada, el trabajador sometido, los no-derechos humanos,
la cultura, la ciencia, la cosa pública, el propio “Estado negado”, todo se resume
al arma que eligió Milei para dramatizar más la situación: la triste imagen de “la
motosierra”, sumada al “odio”, que arrastra desde
su infancia desgraciada, que degeneró en un desequilibrio mental, que es arrojado sobre los argentinos.
Así el país
cayó en siete meses, en un 56% de su capacidad instalada
en la industria, y continúa en pendiente, que se traduce en más de 200 mil nuevos
cesanteados, cuando la supuesta estabilidad de precios es solo una ilusión, ya que
ocurre una brutal recesión, sin dólares y girando al exterior reservas de oro en
garantía de hipotéticos futuros endeudamientos, que difícilmente llegarán.
Fue conseguido
mediante extorsiones, claudicaciones, ultrajes y humillaciones, su “Ley Bases” más el decretazo de Necesidad y Urgencia que continúa
vigente, sumado al poder absoluto, despótico, más dañino que aquel famoso “Estatuto
de la revolución” de la dictadura.
La represión,
sin derechos humanos, ni recursos naturales, con más ajuste para los ya ajustados,
con “el Mercado”, fuera de control, ése es el hombre que eligió el círculo rojo para gobernar,
para descartarlo luego cuando ya no le sirva.
“Dime quien
te banca, y te diré a quienes respondes” …y esto va para algunos que se precian
de populares (incluidos los propios que traicionaron), critican para afuera y apoyan
para adentro.
Milei intenta
vender lo viejo ataviado de nuevo, arrebatado, violento, contestatario y odiante.
Es la esencia de la escuela austríaca, que también es
vieja –del siglo XIX–, que critica
las teorías económicas neoclásicas,
marxistas, keynesianas y monetaristas, esta escuela
tiende a autodefinirse como “la ciencia económica
del libre mercado”. El famoso “laissez faire”, “Dejen hacer y dejen pasar, el mundo va solo”, de Adam Smith, la revolución industrial y la efímera
y frustrada Revolución francesa.
Años después,
Karl Marx había dicho que “la crisis es el resultado de la imposibilidad de vender”.
Keynes se preguntó cómo era posible que con tantos recursos hubiera crisis. ¿Cuál
fue su solución, estimular la demanda para que se consuman los recursos sobrantes?
Tampoco resultó, ya que el meollo de la cuestión
es la forma de reparto. En cambio, Friedrich Hayek
–máximo exponente de la escuela austríaca– considera
al Estado un enemigo; así gobierna Milei, en consecuencia.
Propugna una imposible dolarización total de la economía, como un “anarquista de
mercado”, como se cree, y por eso aborrece al devaluado peso argentino. “No puede valer ni excremento”,
gritó a los cuatro vientos, y hoy su ministro “modelo”, busca lo contrario, ya que
no hay dólares, ni cómo conseguirlos. ¡El gran dilema!
Así, el
país se precipita a una etapa superior a la recesión, “la depresión” (como la
del año 1929), entonces se verá qué ocurre con aquel poco más del 50% todavía encantado,
que las encuestas dicen que sigue al gobierno.
¡No al rey!,
tampoco al monarca moderno, totalitario, autoritario y desequilibrado para colmo.
¡Sí a una redistribución equitativa de la riqueza! ¡Todavía
hay tiempo! Pero no demasiado.
Hasta la Próxima
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